WASHINGTON — En medio de un encrispado ambiente político, descontento generalizado por la economía y a pocas semanas de las elecciones presidenciales, el gobierno de Joe Biden y Kamala Harris sigue diciendo que los precios bajan cuando los consumidores perciben lo contrario.
Entre los propósitos de estos datos se encuentra allanar el camino como respuesta a la enorme presión interna e internacional sobre la Reserva Federal de Estados Unidos para que comience a bajar las tasas de interés.
EEUU y Wall Street son referencia en el mundo, en especial para Europa, Asia y América Latina. El desplome brutal de todos los mercados bursátiles el 5 de agosto, tras la publicación de estadísticas de empleo en EEUU, fue un mensaje claro de alerta y confirmó la enorme influencia de la economía estadounidense en el planeta.
Según el Departamento de Trabajo, la pronunciada alza en la inflación después de la pandemia se redujo aún más el mes pasado, mientras los aumentos interanuales en los precios alcanzaron su nivel más bajo en tres años.
Esta reducción significa mucho para la Casa Blanca en un momento preelectoral, pero no para la mayoría de los estadounidenses que continúan sfixiados por los altos precios y no ven el alivio, excepto en el precio de la gasolina en los úlitmos dos meses, que tampoco significa que esté barata.
El informe del miércoles del Departamento del Trabajo mostró que los precios al consumidor aumentaron 2,5% en agosto en comparación con el año anterior. Esta fue la quinta caída anual consecutiva, y el menor aumento de ese tipo desde febrero de 2021. De julio a agosto, los precios aumentaron 0,2%.
Exceptuando los volátiles costos de alimentos y energéticos, los denominados precios básicos aumentaron 3,2% en agosto en comparación con el año anterior, lo mismo que en julio.
En términos intermensuales, los precios básicos aumentaron 0,3% el mes pasado, lo que supone un repunte respecto al aumento de julio de 0,2%. Los economistas observan atentamente los precios básicos, que suelen proporcionar una mejor lectura de las tendencias futuras de la inflación.
El estadounidense de a pie sigue con peores problemas que los que tenía hace dos años atrás cuando aún podía contar con algunos ahorros. Esa opción se esfumó hace mucho tiempo y el récord de morosidad en las tarjetas de crédito demuetra que los consumidores se han visto obligados a endeudarse aún más para poder enfrentar sus gastos básicos.
La inflación alcanzó su punto máximo a mediados de 2022, con 9,1%, la tasa más alta en casi cinco décadas, sin embargo, analistas independientes afirman que esa cifra superó el 10,5%.
Las autoridades de la Fed se enfocan en apoyar al mercado laboral, que se desacelera a un ritmo constante. Como resultado, los encargados de la política se preparan para comenzar a recortar su tasa clave de interés respecto a su nivel máximo en 23 años, con la esperanza de evitar un desplome en la contratación de empleados.
Se espera un modesto recorte de un cuarto de punto para la semana próxima, que bien poco influirá en el destino económico del país y menos en el bolsillo de los estadounidenses con préstamos impagables.
Con el paso del tiempo, una serie de recortes de tasas deberían reducir el costo del crédito, incluidas las hipotecas, los créditos automotrices y las tarjetas de crédito, pero eso aún está bien lejos en el horizonte.
FUENTE: Con información de AFP y AP.