viernes 4  de  octubre 2024
EEUU/CRISIS

Biden pide confianza en su gobierno, parece su último recurso

En una entrevista con la Associated Press, el presidente Joe Biden aseguró que la recesión no es inevitable y culpó al COVID-19 por todo
Por Leonardo Morales

WASHINGTON — El presidente Joe Biden afirmó el jueves que el pueblo estadounidense está “muy, muy decaído” luego de dos turbulentos años con la pandemia el coronavirus, la volatilidad en la economía y [ahora] -dice- el aumento en los precios de la gasolina que castigan el presupuesto de las familias.

La entrevista parece un panfleto preparado por Hollywood para pedir clemencia a los estadounidenses, luego de enterrarlos en la peor inflación en casi 50 años y el resto de crisis avaladas por su equipo de trabajo, con una plataforma radical progresista (socialista).

Biden aseguró que una recesión no es inevitable y desestimó las afirmaciones de los legisladores republicanos de que el plan de ayuda por COVID-19 del año pasado es el único responsable de que la inflación se encuentre en su punto más alto en los últimos 40 años, asegurando que dicho argumento es “extravagante”.

La guerra de su gobierno contra la industria estadounidense del petróleo, que incluyó el cierre de los oleoductos de Canadá bajo acuerdos con el expresidente Trump, se unió al exceso federal de estímulo económico como causas primordiales de la histórica inflación que sufren los estadounidenses.

Extravagante fue la firma en sus primeros días de gobierno de más de 60 órdenes ejecutivas, algo jamás visto en la historia de EEUU. Y todo para desarmar la efectividad del trabajo económico hecho por el expresidente Donald Trump, de pleno beneficio al país y a sus ciudadanos.

Biden: "la gente está muy, muy decaída"

En cuanto a la mentalidad de los estadounidenses, Biden dijo: “La gente esta muy, muy decaída”. Y se convierte así en "sacerdote" de la asfixia que su propia administración creó para los más de 335 millones de estadounidenses. Biden quiere hacer llorar y seguir culpando a todo lo que se le ocurre a sus asesores, menos la incapacidad y las incoherentes políticas de su gabinete.

No es para menos, el gobierno de Joe Biden ha destruido la economía estadounidense con su agenda de extrema izquierda y su política de cambio climático. Ahora sin salida emite un discurso compasivo con los estadounidenses, en un gesto que encoleriza e insulta por encima de la calma.

Inflación de 8,6%, déficit comercial sobre los 87.000 millones de dólares en abril, el caos sigue en la frontera sur, gasto excesivo del presupuesto federal e impresión de [6 billones de dólares en el 2021] sin respaldo; precios triplicados de los alimentos y la gasolina ($5 como promedio nacional el galón regular), escasez de productos y materias primas, crisis de leche de fórmula para bebés, desfalco de fondos federales tirados en Ucrania sin ninguna supervisión ni garantía de nada (más de 60,000 millones enviados y siguen las solicitudes); deuda por encima de los $30 billones, desplome de la confianza de los consumidores y freno al consumo, con la perspectiva de agravarse debido a la subida de las tasas de interés en 1,50%-1,75%.

Durante año y medio las empresas no han podido cubrir más de 10 millones de empleos vacantes en todo el país, por el contrario ahora suman 11,4 millones. Y es sólo una parte de la extensa lista de fracasos de la Casa Blanca.

“La necesidad de salud mental en Estados Unidos se ha disparado, porque las personas han visto cómo todo ha dado un vuelco. Todo en lo que contaban se ha trastornado. Pero la mayoría de ello es consecuencia de lo que ha sucedido, de lo que sucedió como resultado de la crisis del COVID”.

Y verdaderamente ha sido así, Biden le dio un vuelco a todo, pero para mal. El mandatario un día culpa a las petroleras, otro a la guerra de Rusia en Ucrania incentivada por Washington y el siguiente al COVID-19. La desesperación se hace cada vez más notable.

Biden no encuentra a quién culpar de su nefasta gestión. Antes de su entrada en la Casa Blanca los índices económicos se recuperaban sorprendentemente con las medidas de la administración Trump, que sí sufrió el fortísimo embate del COVID-19.

El precio del petróleo en diciembre del 2020 oscilaba entre los 30 y 40 dólares el barril, el galón de gasolina regular como promedio nacional era de $2.17, el desempleo pasó de 14,7% al 6%.

Ni la guerra de Ucrania, ni la pandemia, ni el Capitolio, nada le ha funcionado a la Casa Blanca para manipular la opinión pública y convencer a la mayoría de los estadounidenses.

Durante su entrevista de 30 minutos con la AP en la Oficina Oval, Biden habló sobre las advertencias de los economistas de que Estados Unidos podría dirigirse a una recesión.

“Primero que nada, no es inevitable”, sentenció. “Segundo, estamos en una mejor posición que cualquier otra nación del mundo para superar esta inflación”.

El mandatario dijo que veía motivos para ser optimistas, como la tasa de desempleo del 3,6% y la relativa fortaleza de Estados Unidos en el mundo.

Analistas políticos opinan que a Biden le han cubierto los ojos o le han bloqueado el sentido común, porque navega en una canoa de optimismo mientras el pueblo norteamericano se ahoga.

“Tengan confianza, porque yo confío en que estamos en mejor posición que cualquier otro país del mundo para adueñarnos del segundo cuarto del siglo XXI”, comentó Biden. “No es una exageración, es un hecho".

El optimismo de los asesores de Biden ha demostrado ser incalculable y sobre todo ajeno al conocimiento económico.

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FUENTE: AP

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