viernes 29  de  noviembre 2024
ATAQUE GLOBAL

La injerencia de China en las principales redes sociales

La República Popular China se vale de un sinnúmero de métodos para influir a su favor en los medios sociales y en contra de Estados Unidos
Diario las Américas | RAFAEL MARRERO
Por RAFAEL MARRERO

MIAMI- Más allá de conectar a personas virtualmente, las redes sociales se han convertido en una eficaz herramienta para la República Popular China (RPC), que las usa para mejorar su reputación a nivel global, aplacar las acusaciones de violaciones de derechos humanos en su contra y empañar la imagen de Estados Unidos (EEUU).

Por medio de una perenne campaña mundial de Internet, el Partido Comunista Chino (PCCh), principal instigador de esta cuestionable práctica, no ceja en dichos esfuerzos y para ello se vale de los medios sociales más populares a escala global, entre ellos, Facebook, Twitter, Instagram y TikTok.

Redes de bots

Son muchísimos los métodos que utiliza Pekín para manejar la opinión pública a su favor. Consciente del alcance de las redes sociales, el régimen no vacila a la hora de usar cualquier vía a su alcance, independientemente de si es correcta o no. Al PCCh lo único que le interesa es moldear la imagen del gigante asiático para bien.

Documentos revisados por The New York Times (NYT) en 2021 revelaron que la RPC emplea mayormente redes de bots, también conocidas como botnets, a fin de generar publicaciones automáticas y crear perfiles sociales difíciles de rastrear. Gracias a ese recurso, el gigante asiático logró aumentar el tráfico proChina en los dos últimos años.

Empresas privadas

De acuerdo con el NYT, los chinos comunistas también acuden a empresas privadas para conseguir contenidos a la carta, atraer seguidores, rastrear a los críticos del régimen y acceder a otros servicios para continuar con sus campañas de información, una operación que "se desarrolla cada vez más en Facebook y Twitter, plataformas internacionales que el Gobierno chino bloquea en el país".

La propia fuente ejemplificó este modus operandi. En mayo del año pasado, la policía de Shanghai publicó un anuncio en internet en el que solicitaba ofertas de compañías privadas, lo que se conoce entre las autoridades chinas como gestión de la opinión pública.

Según el anuncio en cuestión, los funcionarios exigían a los proveedores de este servicio crear cuentas en las citadas redes sociales (unas 300 por mes en cada una, en cualquier momento), razón por la cual enfatizaban en que ese proyecto era altamente sensible en cuanto al factor tiempo.

Contratistas tecnológicos

Mediante la negociación con contratistas tecnológicos, los chinos comunistas se salen con la suya en el control sobre cuentas sociales falsas, las mismas que les sirven para impulsar la censura y también la difusión de mensajes ficticios orientados a moldear la opinión pública mundial.

"A veces, estas publicaciones en las redes sociales refuerzan las cuentas oficiales del Gobierno [chino] con 'Me gusta' y reacciones. En otras ocasiones, atacan a los usuarios críticos con las políticas del régimen", subrayó el reporte del The New York Times.

Como parte de la guerra de desinformación y calumnias que ejecuta China en contra de EEUU, la fuente puntualizó que en 2021 Facebook retiró 500 cuentas de su plataforma que se habían utilizado para difundir comentarios de un biólogo suizo llamado Wilson Edwards.

Supuestamente, el tal Edwards había dicho que nuestro país interfería en los esfuerzos de la Organización Mundial de la Salud para rastrear los orígenes del coronavirus. El biólogo nunca existió, sin embargo, sus falsas acusaciones fueron citadas como verdaderas por medios estatales chinos.

Otra de las artimañas empleadas por Pekín para manejar las redes sociales a su antojo es la creación de cuentas con seguidores orgánicos que puedan convertirse en objetivos del régimen cuando sea necesario. Una suerte de marionetas que le hacen el juego y que contribuyen a que sus perfiles luzcan auténticos.

Como parte de la censura a la que acude asiduamente, la policía cibernética china también persigue y amenaza a quienes critican al régimen en Twitter. Según el NYT, en 2018 este cuerpo policial inició una cruzada para detener a usuarios chinos de esa red dentro del país y obligarlos a eliminar sus cuentas.

Ahora, la campaña se ha extendido a los que viven fuera del gigante asiático. O sea, la policía quiere descubrir la identidad de las personas que están detrás de determinadas cuentas y rastrear sus conexiones. Para ello, amenazan a los miembros de la familia en China, detienen a los titulares cuando regresen al país y les exigen cerrar sus perfiles.

Tráfico artificial

El tráfico artificial, por su parte, es otro de los métodos empleados por los chinos. Mediante cuentas robotizadas, logran informar acerca de un número irreal de “Me gusta” y retuits tanto en las publicaciones del régimen como en los medios de prensa estatales.

"La avalancha de tráfico artificial puede hacer que las publicaciones tengan más probabilidades de ser mostradas por los algoritmos de recomendación de muchas redes sociales y motores de búsqueda", remarcó el reporte del NYT.

El diario neoyorkino aseveró, además, que la policía de Shanghai sabe que varias cuentas basura pueden conseguir que determinada publicación de una cuenta oficial parezca brevemente viral, dándole mayor exposición y otorgándole credibilidad.

Materiales audiovisuales

En cuanto a los medios visuales, hoy se sabe que los chinos no solo se conforman con la creación de cuentas falsas, sino que también trabajan en la obtención de contenidos originales, principalmente videos.

Según otro documento al que tuvo acceso el NYT, a finales de 2021 la policía china buscó proveedores de material audiovisual a fin de que le proporcionaran al menos 20 videos al mes, y los distribuyeran en redes sociales nacionales y extranjeras. Poco tiempo después, Shanghai Cloud Link ganó esa licitación.

A principios de 2021, "un análisis del [propio] New York Times y ProPublica mostró cómo miles de videos que retrataban a miembros de la minoría étnica uigur, viviendo felices, eran parte clave de una campaña de información que Twitter luego atribuyó al Partido Comunista Chino".

Cuando Twitterdesmontó la red que estaba detrás de esas publicaciones, eliminó las cuentas vinculadas a un contratista que fue el encargado de grabar los videos, resaltó la fuente.

Por lo que ha trascendido, los contratistas tecnológicos empleados por el régimen chino suelen venderles a las autoridades el hardware y el software para los citados fines. En el caso de la propia Shanghai Cloud Link, por ejemplo, se supo que los funcionarios le pagan una suscripción mensual por la manipulación de las redes sociales.

Firmas de mercadotecnia

Las empresas de mercadotecnia también forman parte de las campañas impulsadas por Pekín para sacarle partido a los medios sociales. Un reporte de CNBC indicó recientemente que una firma de este tipo organizó un anillo de 72 sitios de noticias falsas en 11 idiomas con las correspondientes personas falsas en las redes.

Obviamente, el principal objetivo de estas páginas web es respaldar los puntos de discusión del gobierno chino, criticar a EEUU y Occidente e intentar suavizar las preocupaciones en esos países en torno a los derechos de la minoría étnica uigur, que labora como esclava en los campos de detención.

Según el informe de CNBC, los sitios web en cuestión estaban alojados en una infraestructura de Internet de la empresa Shanghai Haixun Technology. Dakota Cary, analista de China en Krebs-Stamos Group, señaló que tales websites "parecían ser un torpe intento de un grupo proChina de influir en la conversación occidental".

Para que se tenga una idea acerca de la gravedad de las acciones chinas en este sentido, cabe mencionar que esta campaña usó tres cartas falsificadas para difamar al antropólogo Adrian Nikolaus Zenz, quien publicó una investigación sobre el trato que China les da a los uigures.

Las cartas hacen alusión a la Fundación Conmemorativa de las Víctimas del Comunismo, un grupo de expertos de Washington donde trabaja Zenz. La primera, supuestamente del senador Marco Rubio (R-FL), agradece al científico y parece relacionarlo con el exasesor de Donald Trump, Steve Bannon. Las otras dos parecen evidenciar que Zenz recibió más de medio millón de dólares por su estudio.

"Portavoces de la oficina de Rubio y de la fundación confirmaron a NBC News que las cartas son falsas. Sin embargo, fueron tratadas como auténticas en varios artículos sobre Zenz en el círculo de noticias de Shanghai Haixun. China Daily, el principal medio de comunicación en inglés patrocinado por el Estado del país [asiático], también escribió un artículo en el que las trata como genuinas", puntualizó CNBC.

Cuentas sociales oficiales

Cuentas sociales de embajadores chinos, medios de comunicación respaldados por China y voceros del régimen de Pekín, también sirven de apoyo a los objetivos del gigante asiático. Un ejemplo de esto ocurrió tras la muerte de George Floyd, cuando de perfiles de este tipo salieron más de 1.200 tuits contrarios a nuestro país, usando el hashtag #BlackLivesMatter.

Según el portal noticioso europeo Político, esa cifra representa la mayor cantidad de menciones referentes al tema provenientes de cualquier país, incluidos China y Rusia, en el período en que ocurrió tal hecho; menciones que hacían alusión a que EEUU estaba asociado con la violencia.

Uno de los mensajes de redes sociales más compartidos en aquel entonces, fue el del portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Hua Chunying, quien publicó un mensaje que decía "No puedo respirar" y que fue compartido más de 8.000 veces en Twitter.

Si bien estas cuentas oficiales de redes sociales no han publicado imágenes manipuladas o información falsa, sí han sembrado contenido divisivo, subrayó la fuente; al tiempo que agregó que "el objetivo, según expertos en desinformación, es fomentar la desconfianza en ambos lados del espectro político".

Los "promotores" estadounidenses

Algunos "influencers" en EEUU igualmente son utilizados por el PCCh para lograr sus fines en las redes sociales. Ese es el caso de la estrella de televisión de Real Housewives of Beverly Hills, Crystal Kung Minkoff; la nadadora paralímpica y personalidad de Instagram Jessica Long, y el tiktoker conocido como “el rey de la marca”, Ryan Dubs.

Un reporte de CBS News señaló que estos llamados "influencers" fueron pagados por funcionarios chinos para ser parte de una campaña de promoción de los Juegos Olímpicos de Invierno en Pekín, según documentos del Departamento de Justicia estadounidense.

Todo indica que el consulado chino en Nueva York pagó 300.000 dólares a la firma Vippi Media, con sede en Nueva Jersey, para reclutar a los citados influencers. De acuerdo con Jessica Brandt, experta en desinformación e interferencia extranjera de Brookings Institution, esto les permitió "aumentar el alcance y la resonancia de sus mensajes para que parecieran contenido auténtico e independiente".

Dirigida a usuarios de redes sociales de nuestro país, la campaña de Vippi Media llegó a aproximadamente a cuatro millones de personas a través de anuncios distribuidos en historias, videos y publicaciones tanto en TikTok como en Instagram.

Cuentas sociales en inglés

El régimen autocrático de China igualmente utiliza cuentas sociales en inglés de medios de prensa chinos para impulsar la propaganda positiva sobre la RPC entre usuarios estadounidenses, según una evaluación de la firma de inteligencia de seguridad Recorded Future, citada por el portal Security Ledger.

De acuerdo con el estudio, China retrata a su propio Gobierno de manera positiva y trata de convencer a la gente de que su ascenso como líder mundial será "beneficioso, cooperativo y constructivo para la comunidad mundial".

Teniendo en cuenta que el gigante asiático es un adversario clave de EEUU en lo que concierne a ciberseguridad, los expertos de Recorded Future analizaron más de 40.000 publicaciones de las redes sociales en inglés de Xinhua, People's Daily, China Global Television (CGTN), China Central Televisión (CCTV), China Plus News y Global Times.

Básicamente, descubrieron que las publicaciones en Instagram de Xinhua y People's Daily, por ejemplo, intentan "moldear cuidadosamente la imagen del país ante el público estadounidense para inspirarlos a apoyar los objetivos políticos del Gobierno".

Aparte de eso, los especialistas constataron que China también está hace uso de anuncios pagados de Xinhua, People's Daily, CGTN y China Daily en Facebook, entre otras plataformas, para difundir su mensaje; mensaje que responde a su objetivo de presentar a un país fuerte, confiado y optimista.

Adicionalmente, los investigadores determinaron que "la campaña de influencia de las redes sociales de China está creando una narrativa intencionalmente distorsionada y sesgada para que los usuarios de las redes sociales de EEUU la digieran en función de los propósitos políticos hostiles del país asiático".

Robo de datos vía TikTok

Las redes sociales estadounidenses no son las únicas empleadas por la RPC: TikTok, su propia aplicación de video, también podría estar enviando de forma encubierta las contraseñas de los usuarios, los números de tarjetas de crédito y otros datos confidenciales al PCCh, según un experto citado por The Epoch Times.

Casey Fleming, director ejecutivo de la firma asesora BlackOps Partners, dijo que cuando uno está pulsando teclas, cada letra, cada número, se registra en la nación asiática bajo la supervisión del Partido Comunista Chino.

De acuerdo con la fuente, "los comentarios [de Fleming] llegan solo una semana después de que se supo que el navegador de TikTok contiene un código para realizar el registro de teclas, lo que significa que la app puede recoger todas las pulsaciones de teclas de un usuario en el dispositivo que utilice".

Fleming describió a TikTok como una "aplicación de espionaje" y dijo que se usa para recopilar la información personal de los estadounidenses, en particular de los jóvenes. "La gente debe entender que TikTok es una aplicación militar armada en manos de nuestros estudiantes de secundaria, nuestros adultos jóvenes", remarcó.

En su opinión, es probable que la aplicación también se utilice como parte de la estrategia de “guerra híbrida” del PCCh, en la que el régimen busca lograr objetivos militares a través de medios no militares. Quiere decir que la "app" podría usarse para robar propiedad intelectual, difundir propaganda a favor del partido y obtener información sobre los estadounidenses como medio de chantaje.

Nosotros "creemos que China es como los Estados Unidos, con el mismo tipo de gestión, Gobierno, valores, etc. [Pero] no lo es. Todo en China, ya sea una empresa, una aplicación, está completamente controlado por el Partido Comunista Chino", puntualizó.

A todas estas, mientras Pekín intenta influir en la opinión pública mediante redes sociales y otras plataformas estadounidenses, se da el lujo de prohibirlas en su propio territorio como parte del llamado Gran Cortafuegos de China. En ese caso están Twitter, Facebook, Instagram, Snapchat, YouTube y Google, así como ciertos libros, sitios web y hasta películas de Hollywood, de las que sólo pueden exhibirse en el país unas 34 cada año.

La guerra en contra de China debe abarcar todos los frentes, incluida su intromisión en las redes sociales para su beneficio. Lo mismo en el terreno comercial, principal sector implicado en el diferendo que nos separa y en el resto de las ramas amenazadas.

Es harto evidente que este adversario económico, devenido enemigo frontal, no escatima en recursos en busca de su supremacía. Washington necesita potenciar las medidas de vigilancia y seguridad en los medios sociales locales, y eliminar su popular TikTok de nuestro horizonte digital para una convivencia virtual segura y libre de escollos chinos.

Sobre el Dr. Rafael Marrero

Multipremiado economista, empresario, comentarista de noticias y autor Bestseller. Su nuevo libro “América 2.0: La Guerra de Independencia de EE.UU. Contra China” está disponible en Amazon. https://bravozulupublishers.com

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