CABO CAÑAVERAL— SpaceX utilizará una cápsula potente y mejorada para sacar de órbita a la Estación Espacial Internacional cuando dicho laboratorio llegue al final de su vida útil.
La agencia espacial calcula que la estación será útil al menos hasta el 2030, ya que está presentando signos de envejecimiento
CABO CAÑAVERAL— SpaceX utilizará una cápsula potente y mejorada para sacar de órbita a la Estación Espacial Internacional cuando dicho laboratorio llegue al final de su vida útil.
La NASA y SpaceX, la empresa del multimillonario Elon Musk, esbozaron el miércoles el plan para quemar la estación espacial en su reingreso a la atmósfera de la Tierra y sumergir los restos en el océano, idealmente al comenzar 2031, cuando cumpla 32 años. La NASA rechazó otras opciones, como desmantelar la estación y traer todo de vuelta, o dejar la estación a cargo de alguien más.
La NASA adjudicó a SpaceX un contrato por 843 millones de dólares para derribar la EEI, la mayor estructura jamás construida fuera del planeta.
La Estación Espacial Internacional ya está mostrando signos de envejecimiento. Rusia y Estados Unidos lanzaron las primeras piezas a finales de 1998, y dos años después ingresaron astronautas a ella. Europa y Japón añadieron sus propios segmentos, y Canadá aportó brazos robóticos. Para cuando los transbordadores de la NASA fueron retirados en 2011, la estación tenía el tamaño de una cancha de fútbol y pesaba casi 430 toneladas (1 millón de libras).
La agencia espacial calcula que la estación será útil al menos hasta el 2030. El objetivo es que para entonces empresas privadas lancen sus propias estaciones espaciales, siendo la NASA uno de sus muchos clientes. Esa estrategia —que ya se emplea para transportar carga y tripulaciones hacia la estación— permitirá a la NASA enfocarse en los viajes a la Luna y a Marte.
La agencia también podría decidir prolongar la vida útil de la estación si para entonces todavía no existe ninguna estación a cargo de empresas privadas. El objetivo es que exista una superposición entre la Estación Espacial Internacional y las nuevas operaciones, de manera que la investigación científica no se vea interrumpida.
La NASA consideró la posibilidad de desmantelar la estación espacial y transportar las piezas de regreso a la Tierra, o dejar que empresas privadas reusaran las piezas para las estaciones que tienen previsto construir. Pero nunca se consideró que la estación fuera desmantelada en órbita, según la agencia espacial, ya que cualquier intento de hacerlo resultaría caro y arriesgado para los astronautas a cargo de la operación.
Además, no existe ninguna nave espacial del tamaño de los viejos transbordadores de la NASA para bajar los componentes. Otra opción sería elevar la estación vacía a una órbita más alta y estable, pero también se descartó dados los problemas logísticos y el creciente riesgo que representa la basura espacial.
Las naves espaciales visitantes impulsan periódicamente la estación espacial para que permanezca en órbita a unos 420 kilómetros (260 millas) de altura. De lo contrario, iría bajando cada vez más hasta caer en picada y sin control. La NASA quiere garantizar que reingrese de forma segura y caiga en una zona remota del Pacífico Sur o posiblemente del océano Índico, para lo cual habría que lanzar una nave espacial que se acople a la estación y la dirija hacia su tumba acuática.
La NASA prevé que sobrevivan algunas de las piezas más densas, cuyo tamaño oscila entre el de un horno de microondas y el de un sedán, en un estrecho campo de escombros de 2.000 kilómetros (1.200 millas) de largo. La NASA y sus socios sopesaron la posibilidad de utilizar tres naves rusas de suministro, pero se necesitaba una nave más robusta. Por lo tanto, se llevó a cabo un proceso de licitación y, en junio, SpaceX ganó el contrato para producir una nave de desorbitación, la cual sacará la EEI de la órbita en que se encuentra.
SpaceX planea utilizar una cápsula Dragon ordinaria —del tipo que suele usar para transportar insumos y astronautas a la estación espacial— pero con un compartimiento mucho mayor para el motor, el cual albergará un récord de 46 motores y más de 16 toneladas (35.000 libras) de combustible. Sarah Walker, de SpaceX, dijo que el reto consistirá en crear una nave espacial con la potencia suficiente para guiar a la estación espacial y, al mismo tiempo, resistir los tirones y las fuerzas generadas por el aumento de la fricción atmosférica durante el descenso final.
Esta nave espacial requerirá un cohete especialmente potente sólo para entrar en órbita, según la NASA. La cápsula sería lanzada un año y medio antes de la prevista desaparición de la estación. Los astronautas seguirían a bordo mientras desciende gradualmente. Seis meses antes de la destrucción de la EEI, la tripulación abandonaría la nave y regresaría a casa. Una vez que la estación haya descendido a unos 220 kilómetros (137 millas) de altitud, la cápsula Dragon la bajaría a la Tierra cuatro días después.
La primera estación espacial de la NASA, el Skylab, descendió con gran fuerza en 1979, generando una lluvia de escombros sobre Australia y el Pacífico circundante. La NASA tenía esperanzas de que una de las primeras tripulaciones del transbordador espacial pudiera acoplar un cohete para controlar el descenso del Skylab o impulsar su órbita. Pero el transbordador no estaba listo para entonces; su primer vuelo no se llevó a cabo sino hasta 1981.
Los controladores en tierra consiguieron que el Skylab cayera lentamente en dirección al océano Índico. Sin embargo, algunos fragmentos también cayeron sobre el occidente de Australia. Rusia tiene más experiencia con el reingreso de estaciones espaciales. La Mir funcionó durante 15 años antes de ser guiada a un reingreso sobre el océano Pacífico en 2001. Anterior a ello, varias estaciones Salyut habían sido destruidas.
La NASA quiere traer algunos pequeños objetos del interior de la estación espacial para exhibirlos en museos, como la campana y las bitácoras de la nave, paneles con parches y otros recuerdos. Esos objetos podrán bajar en las naves de suministro de SpaceX en el último año o dos. “Desgraciadamente, no podemos traer de regreso cosas muy, muy grandes”, dijo Ken Bowersox, de la NASA. “A mi lado sentimental le encantaría intentar salvar algo”, pero el enfoque más práctico es derribar todo de un solo golpe destructivo, añadió.
FUENTE: Con información de AP