miércoles 9  de  octubre 2024
POLÍTICA

Reino Unido en un destino incierto, tras dimisión de Liz Truss

Acorralada por los radicales de izquierda y miembros de su Partido, la primera ministra del Reino Unido, Liz Truss, se vio forzada a renunciar
Por Leonardo Morales

Acorralada por miembros de su propio partido y las grandes presiones de la extrema izquierda, la primera ministra británica Liz Truss renuncio este jueves seis semanas después de asumir el cargo ante la imposibilidad de ejercer su mandato.

"Dada la situación, no puedo cumplir con el mandato para el cual fui elegida por el Partido Conservador", declaró Truss.

Un nuevo proceso de votación interna de los conservadores se organiza “de aquí al final de la próxima semana para elegir al nuevo primer ministro”, precisó la mujer de 47 años.

Bajo una agresiva campaña de los radicales de la oposición, la primera ministra no tuvo otra alternativa frente a la poca firmeza de los miembros de su equipo de trabajo, en particular el secretario del Tesoro, que revocó el miércoles gran parte de su plan económico.

El constante acoso

Liz Truss no pudo salir ilesa del hostigamiento contra todo su gabinete, que incluyó a la ministra del Interior.

El anuncio se produjo momentos después de que su portavoz asegurara que la mandataria no tenía previsto dejar el cargo y que trabajaba con el ministro de Finanzas, Jeremy Hunt, para presentar un nuevo plan económico.

Sin embargo, Truss se había reunido con el diputado que encabeza el poderoso Comité 1922, encargado de la organización interna del Partido Conservador y de una posible sucesión.

La premier británica se enfrentó a más de una decena de diputados conservadores que pidieron su renuncia, sumados a la oposición laborista.

El respaldo a Liz Truss cayó después de ser forzada a abandonar su paquete de medidas económicas, que incluía recortes de impuestos y un colosal apoyo a las facturas energéticas. Pero desde la primera hora de gobierno, tuvo frente a ella una tormenta de divisiones que le fue imposible solucionar.

El miércoles 19 de octubre, Truss sufrió un nuevo revés con la dimisión de su ministra de Interior, Suella Bravermam. Su renuncia se sumó a la destitución, el 14 de octubre, del entonces ministro de Finanzas, Kwasi Kwarteng.

Los conservadores decidieron evitar comicios generales y volverán a iniciar un proceso de elección interna para designar al quinto primer ministro desde que los británicos votaron por el Brexit (salida de la Unión Europea) en 2016.

El anterior proceso de selección tuvo lugar en el verano boreal, tras la dimisión de Boris Johnson, acorralado también por otra ola de hostigamiento de la prensa de izquierda y los grupos radicales de oposición.

La guerra interna

En los últimos años, se ha intensificado tanto en Europa, América Latina y en EEUU una guerra sin fronteras -con la complicidad de los medios de prensa- contra toda tendencia conservadora occidental que se oponga a los parámetros de la Agenda Globalista 2030, promulgada por una elite internacional socialista que pretende gobernar al estilo de una dictadura mundial.

Esta es la actual tendencia o corriente ideológica fundamentada por el llamado Marxismo Cultural del siglo XXI y emprendida por grupos radicales progresistas (socialistas) con el total respaldo de grandes medios de comunicación de izquierda y tecnológicas en un [intento por eliminar] el capitalismo occidental, despedazar y borrar la historia, la cultura, las tradiciones y los valores conservadores individuales en cada país.

Truss no pudo evadir y escapar con éxito a esta cacería hostil, similar a la que enfrenta el expresidente Donald Trump en Estados Unidos y a la de Jair Bolsonaro, en Brasil, por citar dos ejemplos.

La furia estalló el miércoles en una votación sobre “fracking” (fracturación hidráulica) para gas de esquisto que Truss quería reanudar para enfrentar la dependencia energética que padece el Reino Unido y la crisis creada por la guerra en Ucrania.

Las reacciones opuestas de buena parte de los conservadores demuestran el efecto de las férreas campañas de la hipótesis controversial de cambio climático, que lo único que han logrado es asfixiar a los consumidores con los altos precios, luego de medidas insólitas y absurdas contra la industria de los combustibles fósiles (gas, carbón, petróleo y otros derivados), además de desestabilizar económicamente a países desarrollados, en vías de desarrollo y emergentes.

Los posibles candidatos

Entre los posibles candidatos para reemplazar a Truss figuran Rishi Sunak, exministro de finanzas y exbanquero de 42 años. Sin embargo, muchos diputados leales a Boris Johnson lo ven como el traidor, porque su dimisión en julio precipitó la caída del carismático y controvertido primer ministro.

Jeremy Hunt, el nuevo ministro de Finanzas que emergió con las riendas del poder ante el acoso de Truss. Hunt es un experimentado exministro de Relaciones Exteriores y de Salud, de 55 años, pero poco carismático. Tras sus dos intentos fallidos de convertirse en el líder del Partido Conservador, dijo que no desea participar de nuevo en la carrera.

Penny Mordaunt, la ministra encargada de las relaciones con el Parlamento, que también compitió en julio contra Truss para suceder a Boris Johnson, era la favorita de las bases conservadoras en dicha elección, pero fue descartada en el último momento por los diputados.

La exministra de Defensa, de 49 años, apareció en el Parlamento en sustitución de Truss para responder a la oposición, defendiendo el giro en la política económica del gobierno.

También se habla del exprimer ministro, Boris Johnson, que haría su regreso como una opción de rescate.

Su aplastante triunfo electoral de 2019 dio a los conservadores una mayoría que no veían desde Margaret Thatcher en la década de 1980.

El héroe del Brexit tiene grandes obstáculos con una prensa en contra que buscará nuevamente hasta la saciedad el más mínimo detalle para emprenderla contra su mandato y su figura.

En este contexto, habría que ver si Johnson, de 58 años e inmerso en una exitosa carrera de conferencista por todo el mundo, estaría dispuesto al nuevo liderazgo bajo constante presión de los radicales de izquierda y las visibles fisuras dentro de su Partido, las mismas que causaron su renuncia.

El destino incierto del Reino Unido

Bajo la intensa presión política y económica, Truss tuvo que despedir a su aliado Kwasi Kwarteng y lo reemplazó por el veterano Hunt al frente de Hacienda. El lunes, Hunt echó por la borda casi todos los recortes impositivos, la política energética y la promesa de Truss de no reducir drásticamente el gasto del gobierno.

El viraje de Hunt puso finalmente contra las cuerdas a Truss, que no encontró el respaldo suficiente para continuar al frente del gobierno.

Ahora, el destino político y económico del país queda en manos de un nuevo gobierno por formar y con múltiples desafíos en uno de los peores momentos de la nación y una guerra desgastadora en Ucrania, que agudizará la crisis energética a las puertas de lo que se prevé como un crudo invierno.

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