sábado 22  de  noviembre 2025
CASA BLANCA

Trump ataca a las aseguradoras médicas y alista alivio financiero

Después de 25 años, el Obamacare ha disparado las ganancias de las grandes compañías de cobertura médica, mientras los presuntos beneficiarios siguen ahogados entre las deudas de salud y primas casi impagables

Por Leonardo Morales

Desde su primer mandato (2017-2021), el presidente Donald J. Trump tiene como uno de sus propósitos centrales de trabajo la reducción de los altísimos precios de los medicamentos en Estados Unidos, y poner en práctica un nuevo modelo o sistema de seguro de salud verdaderamente beneficioso para los estadounidenses.

Trump ha criticado en reiteradas ocasiones el Obamacare, que desde el principio ha llenado los bolsillos de las grandes aseguradoras con primas para los asegurados que han escalado de forma sustancial año tras año. Supuestamente, este programa sanitario se creó como un “bálsamo de alivio” para pacientes y clientes de bajos y moderados recursos, pero ha sido “peor la cura que la enfermedad”, como indica un refrán popular: cada vez menos cobertura y pagos anuales desorbitantes siempre en ascenso.

El foco del actual jefe de la Oficina Oval se dirige hacia otro seguro que elimine o modifique en un 80% el llamado Obamacare.

Trump, al igual que millones de estadounidenses se preguntan por qué si este programa de salud es tan efectivo como dicen los demócratas, necesita miles de millones de dólares anuales de los contribuyentes para subsistir. “Es un total fracaso”, así lo califica el mandatario, congresistas republicanos y analistas.

Fórmula de presión

La Casa Blanca dio un plazo de 90 días para que las farmacéuticas entregaran un plan de reducción de precios, bajo la advertencia de aumentar al 100% y más los aranceles a las materias primas, piezas, fármacos estrellas y equipamientos médicos provenientes de otros países, relacionados directamente con la fabricación de medicinas y servicios.

En agosto, el Presidente envió una carta a 17 empresas del sector farmacéutico en las que demandaba "un compromiso vinculante" para bajar los precios de los medicamentos en Estados Unidos, hasta alinearlos con los aplicados en otras economías avanzadas.

Antes de vencer el plazo, el inquilino de la Casa Blanca anunció la firma de acuerdos con varias grandes farmacéuticas, entre ellas, Pfizer y AstraZeneca mediante la propuesta de una exención de tres años de los aranceles impuestos a ese sector, bajo las nuevas políticas económicas en Washington. El principal objetivo: una notable disminución del costo de medicamentos.

El anuncio se enmarcó en el plan del Presidente de alcanzar acuerdos con las farmacéuticas para lograr precios de "nación más favorecida"; es decir, que los medicamentos cuesten el valor más bajo que pagan otros países desarrollados.

La administración actual también activará en enero próximo un sitio web, llamado TrumpRx, creado para conectar a los pacientes de forma directa con los fármacos recetados de mejores precios. Elimina así los márgenes de ganancias de empresas intermediarias. En el sitio, aclara una nota de la Casa Blanca, no se venderán productos de salud.

Durante décadas, los estadounidenses han soportado de manera injusta el costo del desarrollo de nuevos medicamentos, cuando las mismas medicinas son vendidas luego en el extranjero a una fracción del precio que pagan los estadounidenses. Este sistema ha perjudicado a todos en EEUU, en especial a los más vulnerables por sus bajos ingresos y las limitaciones que causan serios problemas de salud.

“Durante muchos años, los estadounidenses han pagado los precios más altos del mundo por los medicamentos recetados, mucho más que otros países por el mismo producto. Eso se acaba hoy”, dijo el presidente Trump en la Oficina Oval al firmar los acuerdos.

Cooperación de farmacéuticas

Los grandes fabricantes de productos para la salud, distribuidores, vendedores y firmas aseguradoras se han aprovechado de las reglas del libre mercado (oferta-demanda) para destrozar el bolsillo de los consumidores.

Economistas críticos de la actual administración afirman que la regulación de precios viola o contraviene las reglas básicas del sistema capitalista, mientras Trump logra acuerdos con las grandes compañías y utiliza los aranceles como arma de presión.

“No hacer nada frente a la injusta política de precios en salud en EEUU, no es una opción para mí y no debería serlo para un presiente electo que responda a las necesidades de nuestra comunidades”, argumentó el Presidente al ser entrevistado en su despacho.

El director ejecutivo de Pfizer, Albert Bourla, calificó el acuerdo como un gran logro, sin dar detalles del pacto.

No obstante, Bourla indicó en un comunicado que "la gran mayoría" de los "tratamientos de atención primaria y algunas marcas especializadas" se venderán con descuentos del 50% al 85%.

Trump informó también sobre el compromiso de Pfizer de "invertir 70.000 millones de dólares para repatriar" a Estados Unidos plantas de fabricación.

En el 2024, el crecimiento de Pfizer se aceleró un 12% después de que emprendiera su era dorada con las ventas de tratamientos por la pandemia de COVID-19. Otras de las grandes farmacéuticas que vieron aumentar de forma considerable sus ingresos fueron Merck & Co, Sanofi y Amgen. La primera, que se estima ha liderado esa industria en 2025, obtuvo ingresos en el año fiscal 2024 de 64.170 millones de dólares.

Por su parte, los dividendos de Sanofi fueron de 47.922 millones de dólares, mientras que los de Amgen registraron 33.400 millones de dólares.

El asunto no se trata de lo que ganan las grandes farmacéuticas, sino de por qué los estadounidenses tienen que correr con casi el costo total de las producciones y al mismo tiempo pagar el triple o hasta 10 veces más por los medicamentos en comparación con lo que abonan los consumidores en el resto del planeta por los mismos productos.

"AstraZeneca se compromete a ofrecer todos sus medicamentos recetados a Medicaid a precios de ‘nación más favorecida’; el precio más bajo del mundo. Eso es lo que conseguimos", dijo el mandatario en la Casa Blanca el 10 de octubre, tras la presentación del acuerdo junto al CEO de la compañía, Pascal Soriot.

AstraZeneca fijará los precios según el sistema "nación más favorecida", bajo el cual el costo de los medicamentos será el más bajo que exista en países similares. Incluso, Trump llegó a cifrar la posible reducción del precio de los medicamentos en un 600%.

Asimismo, la farmacéutica invertirá 50.000 millones de dólares durante los próximos cinco años, fondos que serán destinados, según la compañía, para "investigación y desarrollo de nuevos medicamentos" y en el desarrollo de instalaciones en territorio estadounidense.

"Me complace en anunciar el compromiso de AstraZeneca con su visión (la de Trump) de un Estados Unidos más saludable (...), de reducir el precio de los medicamentos para los pacientes estadounidenses, al tiempo que se garantiza que Estados Unidos siga siendo la potencia mundial de la innovación y los productos biofarmacéuticos", señaló presidente ejecutivo de la empresa.

Injusta disparidad

La lista de medicamentos que los estadounidenses pagan decenas de veces más que en otros países, como en Europa, es súper extensa. Para ejemplificar basta con mencionar algunos:

Las tabletas de Nebivolol, un fármaco para el control de la presión arterial, se compra en Europa por menos de 10 euros un frasco con 30 tabletas. En Estados Unidos, con algunos seguros que lo cubren, el mismo medicamento supera el doble de precio. Sin seguro, el paciente paga en EEUU por encima de los 250 y 300 dólares, el mismo frasco con igual cantidad de píldoras.

Otro ejemplo es el Zolmitriptan de 5mg, un fármaco utilizado para controlar o reducir los ataques agudos de migraña en adultos. En España se compra por debajo de los 6 euros, mientras que en EEUU el genérico cuesta 98 dólares en Amazon. En el dispensario de farmacias como Walgreens o CVS, el pago sería mayor.

La obesidad en EEUU está considerada como epidemia, es uno de las causas que agrava -junto con una inadecuada alimentación y sedentarismo- las cifras mortales de infartos cerebrovasculares, diabetes, distintas afecciones severas del corazón, el páncreas, el hígado; además de generar estados de depresión crónica y aguda, entre otras consecuencias físicas y mentales.

Por tales razones, el presidente estadounidense logró acuerdos con los gigantes farmacéuticos Eli Lilly y Novo Nordisk con el propósito de disminuir los precios de los medicamentos más populares para la pérdida de peso, a cambio de ventajas arancelarias y otros beneficios.

Ambas compañías "acordaron ofrecer descuentos drásticos en su medicamento para la pérdida de peso con GLP-1", informó Trump.

"Es un triunfo para los pacientes estadounidenses que salvará vidas y mejorará la salud de millones y millones de estadounidenses".

Dentro de la nueva generación de medicamentos supresores del apetito que utilizan la molécula GLP-1 se encuentran marcas muy conocidas como Ozempic, Wegovy y Mounjaro.

El precio de tratamiento con estos medicamentos en Estados Unidos puede llegar a superar con creces los 1,000 dólares mensuales.

Este convenio promovido por la Casa Blanca reducirá los costos de las dosis orales iniciales de GLP-1 a alrededor de 150 dólares mensuales para determinados grupos de personas.

Ese precio se aplicará a quienes poseen Medicare, el programa sanitario para jubilados, el programa de seguridad social Medicaid, o a través del sitio web TrumpRx.

A partir de mediados del próximo año, la cobertura de Medicare y Medicaid para los medicamentos inyectables de reducción de peso comenzará en 245 dólares, para quienes cumplan con los criterios médicos.

¿La muerte de Obamacare?

El gobierno de Joe Biden también redujo el costo de medicamentos imprescindibles como la insulina y otros, pero la magnitud del ambicioso proyecto que ejecuta el actual gobierno resulta histórica e inédita.

Sin embargo, el presidente Trump no desea quedarse únicamente en los medicamentos, sino atacar el grave problema de los seguros médicos, un tema que se ha convertido en una tortura para decenas de millones de estadounidenses necesitados de atención constante para enfrentar enfermedades severas y crónicas.

Trump ha pedido a los republicanos en el Congreso llevar los actuales subsidios de salud a tema central de debate para que esos fondos no terminen, como hasta ahora ha ocurrido, en las arcas de las aseguradoras, sino que sean redirigidos a cuentas personales de salud creadas y que sea cada individuo quien seleccione el seguro que él entiende que cubre sus necesidades médicas.

Lo anterior, es solo el comienzo y una salida temporal a la crisis de los seguros de salud y la atención médica en EEUU.

Fuentes de la Casa Blanca, bajo condición de anonimato, confirman que asesores y expertos de salud trabajan con intensidad en presentar un nuevo modelo que eliminaría o cambiaría la estructura del Obamacare en busca de un sistema realmente efectivo y beneficioso, al menos para la gran mayoría.

El plan tendría que ser aprobado en ambas Cámara del Congreso de forma tentativa antes de las elecciones legislativas de noviembre de 2026, por si los republicanos pierden el control del Senado o de la Cámara de Representantes, lo que haría mucho más complicado poder pasar un proyecto de ley en contra del Obamacare. Trump no pudo lograrlo en su primer mandato y al parecer lo intentará en este, con mayoría en ambas instancias legislativas.

El dividendo

Junto a lo que sería un importante ahorro de dinero para las familias e individuos, el Departamento del Tesoro trabaja en la elaboración de las reglas que entrarían en vigor y las personas que aplicarían para un dividendo arancelario (como lo ha llamado la Casa Blanca) de 2.000 dólares a cada ciudadano o residente legal en EEUU con ingresos bajos o moderados.

El dinero saldría de la histórica recaudación de aranceles que, a finales de octubre, superaba los 200.000 millones de dólares.

“Estamos recaudando tanto dinero que bien podríamos hacer un dividendo al pueblo estadounidense”, publicó el mandatario en su red Truth Social.

Dentro de la bancada republicana, ya han saltado algunos senadores y representantes en su contra. Consideran que es mejor utilizarlo en pagar la enorme deuda del país de 37 billones (trillions) de dólares.

Desde el 2023, sólo el pago anual de intereses de la deuda estadounidense supera el presupuesto de defensa de la nación de 849.000 millones de dólares.

Tanto el Presidente como la mayoría de los conservadores en el Congreso respaldan la decisión, porque la consideran como un alivio necesario después de cuatro años de la peor inflación en casi cinco décadas generada por las erradas políticas del gobierno de Joe Biden y rematada con el financiamiento de la guerra en Ucrania, a un costo para los contribuyentes por encima de los 350.000 millones de dólares.

La inflación, que aunque por datos oficiales se ha reducido al 3%, tiene como rehenes aún a los consumidores, quienes siguen enfrentándose a un alto costo de vida, a pesar de la reducción del 22% del valor del combustible y algunos productos de la canasta básica, en particular en grandes cadenas minoristas y populares como Walmart y Target.

Por su parte, los demócratas en su mayoría, opinan que este dividendo representa una estrategia electoral de Trump y los conservadores antes de las elecciones legislativas del próximo año.

De cualquier manera, el trabajo de la actual administración en tan sólo nueve meses ha sido extremadamente intenso con un saldo de importantes acuerdos de paz (ocho hasta ahora), económicos, en salud, tecnología e industria, lo que no han podido lograr en ocho años presidente republicanos o demócratas; cuando es apenas el comienzo de la batería de acciones de la plataforma America First (América Primero).

Entre los datos económicos recientes, publicados con atraso luego del mayor cierre del gobierno en la historia del país (43 días), figura una impresionante caída del déficit comercial desde una media mensual superior a los 70.000 dólares en los últimos cuatro años, cayó a 59.000 millones de dólares en agosto, mientras la economía crecía en el segundo trimestre un 3,8% en contra de pronósticos de incertidumbre y pesimismo de analistas.

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FUENTE: Con información de AFP.

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