Josten Bundy no imaginó que luego de propinarle unos golpes al ex de su novia, el castigo que le impondría el juez estaría entre estas dos opciones: ir a la cárcel o casarse.
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Sí, por insolito que parezca para muchos, el juez Randall Rogers, del condado de Smith en Texas, le ordenó al joven de 21 años que eligiera entre pagar cárcel por 15 días o someterse a libertad condicional por dos años. Si escogía la segunda opción, el joven debía -además- casarse con su novia Elizabeth Jaynes en un plazo de 30 días.
Aunque los familiares de la Elizabeth no estuvieron de acuerdo con que los obligaran a contraer matrimonio, los jóvenes decidieron formalizar su relación para evitar problemas con la ley y, sobre todo, evitar que Bundy fuera a la cárcel.
"Cuando el juez dijo que parte de la libertad condicional requería que nos teníamos que casar, Josten me sonrió y yo me sonrojé. El juez dijo: 'Quizás quieras consultarlo con ella primero'. Josten dijo que debido a que mi rostro estaba sonrojado él creía que yo estaba de acuerdo con eso, pero luego el juez me hizo ponerme de pie y me preguntó si yo estaba de acuerdo. Le dije que sí. La gente se estaba riendo detrás de mí y el alguacil tuvo que decir 'orden en la sala'. Fue algo vergonzoso", contó Elizabeth a CNN.
Este caso pone sobre el tapete la pregunta de si es legal que un juez interfiera en una decisión tan personal como contraer matrimonio y, si este se concretó, si es posible anularlo en virtud de que la joven pareja fue coaccionada.
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