WASHINGTON — Como si fuera un juego de ataques de frases, la campaña de la candidata demócrata Kamala Harris, elegida a dedo y sin un voto en las primarias del Partido Demócrata, tuvo que salir de urgencia este miércoles a desligarse de lo que acaba de afirmar Joe Biden con absoluta sinceridad, tras calificar a todos los seguidores de Donald Trump de ser una basura (más de 100 millones de estadounidenses).
Biden, al parecer repitió en público, lo que ha escuchado desde hace años en pasillos dentro y fuera de la Casa Blanca, del Congreso en Washington y en reuniones con los líderes del nuevo y radical Partido Demócrata, como afirma Robert F. Kennedy.
El estado mental de Biden no le permite en muchas ocasiones comprender las consecuencias de lo que dice con honestidad.
Kamala, en aras de rescatar su inflada y artificialmente creada imagen, dijo el miércoles que no está de acuerdo “con ninguna crítica a las personas basada en por quién votan”, después de que el presidente Joe Biden se refiriera a los seguidores de Donald Trump como “basura”.
“Representaré a todos los estadounidenses, incluidos aquellos que no voten por mí”, aseveró la vicepresidenta.
Trump responde a Biden
La respuesta de Trump, quien fue informado de las declaraciones en pleno acto de campaña por el senador de Florida, Marco Rubio, fue pedirles a los asistentes que perdonaran a Joe, "él no sabe lo que dice".
Harris tuvo que salir de urgencia a dar explicaciones sobre el comentario de Biden a los periodistas mientras se preparaba para hacer campaña en Carolina del Norte, Pensilvania y Wisconsin. Sus palabras fueron un intento de atenuar la controversia sobre la retórica de Biden a menos de una semana del 5 de noviembre, el día de las elecciones.
El problema estalló el martes por la noche en el momento que Harris intentaba dar un mensaje "unificador" en un discurso cerca de la Casa Blanca. Dentro del edificio, Biden criticaba el reciente mitin de Trump en el Madison Square Garden de Nueva York, donde un comediante, invitado al evento por los organizadores, hizo un "chiste" que ni la audiencia secundó y menos se rió. Tony Hinchcliffe se atrevió a decir, a pocos días de las elecciones y en pleno proceso de comicios anticipados, que Puerto Rico era una “isla flotante de basura”. Pero eso no lo dijo nadie de la campaña de Trump y menos el expresidente.
Muchos han puesto el comentario en duda de si fue hecho de manera intencional para dañar el majestuoso evento de Trump en el Madison Square Garden, y en todas las calles aledañas al recinto, o fue simplemente una broma repudiable, desafortunada y sin sentido común.
“La única basura que veo flotando ahí afuera son todos sus seguidores. Su demonización de los latinos es inconcebible y es antiestadounidense”, dijo Biden en una llamada de campaña organizada por el grupo de defensa hispana Voto Latino.
Biden y la Casa Blanca se apresuraron a explicar que el presidente estaba hablando de la retórica en el escenario, no de los seguidores de Trump en sí.
Los republicanos aprovecharon los comentarios de Biden, similares a los de Hillary Clinton, cuando era candidata demócrata y se enfrentó a Trump en 2016, quien afirmó que la mitad de los seguidores de Trump pertenecían a un “cesto de deplorables”.
Días antes, el expresidente Barack Obama atacó a los hombres afroamericanos con varios insultos porque no apoyaban a Kamala Harris, en el momento en que los demócratas trataron de revertir los temas importantes para los estadounidenses (economía, inmigración, inseguridad ciudadana y seguridad nacional) y enfocarse en el tema del aborto, otro fiasco de la campaña de la extrema izquierda.
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FUENTE: Con información de AP.