Según The Financial Times, el SVB también está ligado a fondos de empresas de biotecnología y centros de investigación en China.
SVB era el decimosexto banco más grande de EEUU en volumen de capital, con 209.000 millones de dólares en activos al concluir el 2022, según la Reserva Federal.
El viernes 17 de marzo, La empresa matriz del Silicon Valley Bank, intervenida por el gobierno federal, pidió protección por bancarrota. La compañía explicó en un comunicado de prensa que se colocó voluntariamente bajo la protección del Capítulo 11 de la ley estadounidense de quiebras.
Por su parte, el Signature Bank, que ya había estado en el centro de atención por su presunta participación en la criptoempresa FTX, fue cerrado por los reguladores financieros del estado de Nueva York.
Pero ahí no termina el sobresalto, el viernes 16 de marzo, 11 bancos de Estados Unidos, entre ellos Bank of America, Citigroup y JPMorgan, acordaron colocar 30.000 millones de dólares para rescatar al First Republic Bank, el cuarto banco que se encaminaba al descalabro financiero.
First Republic, fundado en 1985 en San Francisco, es el decimocuarto banco estadounidense en volumen de activos con 212.000 millones a finales de 2022. Da servicios de banca privada a individuos, grupos y empresas, así como gestiona fortunas.
Según la agencia S&P Global Ratings, el 68% de los depósitos en First Republic están en cuentas que superan los 250.000 dólares, el límite que garantiza la Corporación Federal de Seguro de Depósitos (FDIC).
Intervención urgente del gobierno federal
En sólo tres días, el gobierno estadounidense -a través de la FDIC- intervino dos instituciones financieras después de un retiro masivo de depósitos en el Silicon Valley Bank, radicado en Santa Clara, California. El primero fue días antes el Silvergate Bank.
Es el colapso bancario más grande de Estados Unidos desde el desplome del Washington Mutual en 2008.
Pero otras entidades regionales también elevaron la tensión al perder gran parte de su potencial operativo y pareció ser el peor día en la historia financiera del país. La californiana PacWest cedía (-54,74%), Western Alliance (-82,47%) con sede en Phoenix (Arizona) o Zions Bancorporation (-31,60%), de Salt Lake City (Utah).
Más tarde, la preocupación surgió en la Bolsa de Zurich con el Banco Credit Suisse, que enfrenta dificultades desde hace tiempo y que llegó a perder el 30% de su valor de mercado, tras la negativa de su principal accionista, el Banco Nacional Saudita, para ampliar su participación de capital.
La situación arrastró a las bolsas europeas, que cerraron el 15 de marzo con pérdidas de más del 3% en París, Fráncfort y Londres 3,83% y de más del 4% en Milán y Madrid. Al tiempo que Wall Street lo hacía con más de 400 puntos en picada del Dow Jones.
El Silicon Valley Bank había sido afectado por las dificultades actuales de las compañías tecnológicas en meses recientes y los despidos masivos, junto a la estrategia de la Reserva Federal (Fed o Banco Central) de aumentar las tasas de interés de casi cero a 4,50%-4,75% para combatir la inflación.
Meta, la empresa matriz de Facebook, WhatsApp e Instagram, prescindirá de otros 10.000 empleados, cuando ya había despedido más de 12.000 entre diciembre y enero. Y a la lista se suma Amazon (más de 18.000), Intel (+20.000), Tesla (10% de su plantilla), Microsoft (+10.000), Salesforce (casi 8.000), Lyft (13% de su personal administrativo), Twitter (casi 4.000) y Alfhabet (matriz de Google, +12.000, el 6%), entre otros.
En total, entre enero y febrero casi 80.000 personas perdieron su trabajo, sólo en la industria de tecnología.
Altas tasas de interés
Las acciones de la Fed hicieron subir el rendimiento de los bonos del Tesoro, particularmente los de dos años, que llegaron a 5% en los primeros diez días de marzo.
Las acciones del First Republic Bank, el 4to banco en emergencia, cayeron 61,8% en Bolsa el 13 de marzo, incluso después de que la entidad dijera horas antes que había reforzado sus finanzas con efectivo de la Reserva Federal y de JPMorgan Chase.
En un correo electrónico a los clientes, el fundador y presidente ejecutivo de First Republic, Jim Herbert, y el director ejecutivo y presidente, Mike Roffler, enfatizaron que el capital de la compañía de gestión de patrimonio y banco, también en California, "sigue siendo fuerte".
“Nuestros niveles de capital son significativamente más altos que los requisitos regulatorios para ser considerados bien capitalizados”, se lee en el correo electrónico, y se agrega que el banco tiene acceso a más de $60.000 millones disponibles en capacidad de préstamo no utilizada, luego del apoyo del Federal Home Loan Bank y del Banco Central.
Sin embargo, horas después el First Republic Bank tuvo que ser rescatado por otros grandes y medianos bancos estadounidenses, ante el temor de irse también a la quiebra.
Una ola de retiradas masivas de grandes sumas de dinero depositadas en el Silicon Valley Bank (SVB) y en otras entidades bancarias regionales causaron un efecto dominó que ha podido contenerse [hasta ahora], debido a la intervención del gobierno federal y ahora de otros bancos. De lo contrario, muchas compañías se hubieran quedado sin el dinero necesario para pagar nómina, facturas y seguir sus operaciones.
Sin embargo, el riesgo de una crisis permanece latente, en especial con los vaticinios de una economía que sufre los graves efectos de dos años de alta inflación.
Esta vez la estrategia de la Reserva Federal fue mucho más simple. Estableció una nueva entidad crediticia con el nombre de “Programa de Financiamiento de Bancos a Término”.
El programa provee préstamos a bancos, cajas de ahorros y otras instituciones financieras hasta por un año. Los bancos deberán apartar los bonos del Tesoro y otros títulos de respaldo oficial y colateral.
Experta en finanzas opina sobre el tema
En entrevista con DIARIO LAS AMERICAS, Gabriela Berrospi, fundadora y presidenta ejecutiva de la plataforma de educación y asesoría financiera "Latino WallStreet" expuso sus puntos de vista sobre los últimos acontecimientos en el sistema bancario estadounidense.
“Definitivamente vivimos días históricos, porque una situación similar no ocurre desde la gran depresión de 2008. Y esto ha despertado a muchos que no conocían los riesgos de tener su dinero en los bancos”.
“Latino Wallstreet, a través de nuestros miembros y estudiantes, lo reitera a diario en talleres, asesorías y conferencias. Por eso recomendamos siempre informarse bien sobre lo que representan esos riesgos para cada persona o inversionista”.
El efecto domino comenzó con Silvergate en San Diego, luego Silicon Valley y Signature Bank. Eso, indudablemente, es un efecto dominó: cuando tres bancos en apenas días colapsan, e iba a continuar en cadena, si el gobierno no hubiera decidido intervenir y lanzar un nuevo programa para asegurar que todos reciban su dinero depositado, sin depender cuánto sea, porque en el Silicon Valley más del 97% de las cuentas tenían más de 250.000 dólares.
“Cuando tú depositas dinero en los bancos, ellos hacen inversiones con esos fondos y por cada dólar en caja ellos pueden prestar $10, pero tienen que invertir para generar ingresos. ¿Cómo lo hacen? La mayor cantidad a través de bonos del Tesoro que es básicamente deuda y respaldados por el gobierno federal”.
“Lo que ha ocurrido aquí es que esas entidades bancarias hicieron inversiones masivas cuando las tasas eran bajas y al subirlas afectó el valor de las inversiones, pero en sentido general no es algo que causa un colapso. Todo inversionista sabe que los valores del mercado fluctúan. El problema sucedió cuando los clientes sacaron su dinero de forma masiva y dejaron casi sin liquidez los bancos”.
“El aumento de tasas impacta siempre de forma negativa las inversiones de los bancos”.
“Con todo lo que ha sucedido, la gente cree que es el fin de los bancos y eleva el temor a guardar nuestro dinero en esas instituciones, pero tenemos que ver la otra parte. Millones de personas han sacado el dinero de sus cuentas de bancos y eso es una gran oportunidad para los más grandes del país”.
“Este tipo de acontecimiento resulta menos favorable para los pequeños y medianos bancos, pero para los gigantes de la banca Como JPMorgan Chase, Wells Fargo, Bank of America y otros se benefician de esta estampida”.
Pronósticos y pesquisa
A finales del año pasado, los bancos estadounidenses tenían bonos del Tesoro y estímulos similares con unos 620.000 millones de dólares de pérdidas calculadas si se ven obligados a vender, según la FDIC. Eso significa que tendrían que sufrir enormes pérdidas, si deciden salir de esos activos en caso de retiros masivos.
La experiencia sobre las nefastas consecuencias de la gran recesión hipotecaria del 2007 y un mayor monitoreo de las agencias reguladores federales han contribuido a mantener la solidez de la banca nacional. Sin embargo, existen agujeros que cerrar, como lo demostró la quiebra de tres bancos en menos de 4 días y ahora el rescate del First Republic Bank.
La advertencia venía en días anteriores con el Silvergate, el primero en declarar su emergencia y con importantes inversiones en las criptomonedas.
La agresiva política de la Reserva Federal en su subida de tasas de interés, después de un año de inercia que facilitó que la inflación llegara al 9,1% en EEUU, ha puesto en una situación compleja a los bancos, además de los impagos de préstamos como consecuencia de la escalada de precios y la inestabilidad del valor de los bonos del Tesoro.
También alentó a los clientes a invertir su dinero en productos financieros que remuneran mejor que las cuentas corrientes y tuvo como consecuencia aumentar el costo de la financiación del sector tecnológico.
Sin embargo, los accionistas de SVB y Signature Bank "lo perderán todo", dijo un funcionario de la Fed.
El Departamento de Justicia y la Fed investigan ahora la estrepitosa caída de estos bancos. Los resultados deben ser publicados el 1ro de mayo.
"Debemos examinar de forma minuciosa y profunda la forma en la que supervisamos a esta empresa, y lo que deberíamos aprender de esta experiencia", estimó el vicepresidente de la Fed encargado de la regulación bancaria, Michael Barr.
Barr fue uno de los arquitectos de la ley Dodd-Frank, aprobada a raíz de la crisis financiera 2007-2009 para vigilar de cerca la actividad de las grandes instituciones bancarias estadounidenses.
Grietas en reformas del sistema financiero
Muchas dudas navegan junto a la estrepitosa caída del decimosexto banco estadounidense en volumen de activos y el arrastre consigo del Signature Bank.
La quiebra "evidencia las insuficiencias de las reformas regulatorias hechas" tras la crisis financiera de 2007-2009, estima Arthur Wilmarth, de la universidad George Washington.
“Varios elementos debieron preocupar a los reguladores federales: su enfoque en muchos clientes de alto riesgo y empresas emergentes e inversionistas en capital de riesgo, el rápido crecimiento entre 2020 y 2022; su exposición a bonos de largo plazo a tasas bajas en un momento en que las tasas crecieron a nivel histórico, y que la mayoría de sus cuentas tenían saldos superiores a los 250.000 dólares, la cantidad garantizada por las autoridades”, explicó Wilmarth.
Factores similares llevaron al descalabro -en el pasado- a grandes firmas financieras del sector inmobiliario o con préstamos a países de economías emergentes.
"Es una combinación segura para el fracaso, si la economía va mal. Los reguladores no podían ignorarlo”, concluyó el experto financiero.
Varios observadores señalan la flexibilización de la ley Dodd-Frank, que obligaba a todas las empresas con más de 50.000 millones de dólares de activos a presentar regularmente un escenario de liquidación.
En 2018, este umbral subió a 250.000 millones de dólares, flexibilizando la norma para un mayor espacio operativo sobre los préstamos y las operaciones bancarias.
Anna Gelpern, de la universidad de Georgetown, afirma que “cuando se relajan los requisitos, aumenta la presión sobre los reguladores que pueden no detectar a tiempo las señales de alarma”.
Sin embargo, la responsabilidad de los ejecutivos bancarios es precisamente descifrar un posible camino cuesta abajo en medio de tantos riesgos no recomendados y en momentos de alta inflación e incertidumbre económica, como la que atraviesa EEUU en los últimos dos años.
Otra causa que pudiera explicar la debacle del SVB y los otros bancos es que las inversiones de bonos respaldados por el gobierno federal son consideradas como "casi exentas de riesgo cuando se trata de calcular las exigencias de capitalización"; y eso abrió las puertas al Silicon Valley Bank "a materializar grandes apuestas sobre (estos productos) sin ningún cojín de respaldo", estimó Michael Ohlrogge, de la Universidad de Nueva York.
Durante las evaluaciones de resistencia de los bancos, los reguladores toman muy en cuenta que los clientes con más de 250.000 dólares en depósitos no huirán de repente "si hacen negocios con el banco", afirman los analistas. Pero en este caso esa hipótesis no funcionó y en cuanto aparecieron las primeras señales de dificultades, los clientes retiraron decenas de miles de millones de dólares.
Para Henry Hu, de la universidad de Texas, las autoridades se encontraron con "un gran dilema". Y si la Reserva Federal no hubiese garantizado el reembolso de todos los depósitos del SVB y Signature Bank, numerosas empresas habrían retirado su dinero de bancos regionales para depositarlos en otros considerados "demasiado grandes para quebrar".
Un precedente peligroso
Pero lo más preocupante aquí es que la acción de emergencia del Banco Central sienta un peligroso precedente: “algunas empresas podrían descuidar la supervisión de los bancos con los que tratan, convencidas de que sus depósitos están seguros pase lo que pase", coinciden expertos como Hu.
Por ahora, la tensión no ha cedido pese a las declaraciones de la Casa Blanca y de la secretaria del Tesoro ante el Senado, quien pidió confianza en la supuesta solidez del sistema bancario estadounidense y en las acciones de la Reserva Federal.
Las preocupaciones y secuelas de este suceso son difíciles de digerir por los inversionistas y clientes que son realmente quienes consolidan la fortaleza de los sistemas bancarios, mucho más en medio de un temporal económico como el que sufre EEUU en estos momentos y bajo una administración que prioriza asuntos internacionales, la mayoría con escasa influencia directa para EEUU y los estadounidenses.
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