No es casual que la bandera estadounidense izada por los bomberos en el lugar de los ataques del 11 de septiembre de 2001 regrese al World Trade Center, lugar del que estuvo desaparecida durante una década.
No es casual que la bandera estadounidense izada por los bomberos en el lugar de los ataques del 11 de septiembre de 2001 regrese al World Trade Center, lugar del que estuvo desaparecida durante una década.
Quince años después de la mayor tragedia en la historia de este país, el pueblo estadounidense representado en aquellos servidores públicos, sigue dando ejemplos de perseverancia y de cuánto puede levantarse aun en las peores circunstancias.
Gracias a las fuerzas de seguridad y de inteligencia, desde entonces hasta hoy no ha ocurrido ningún otro ataque similar aunque amenazas se sobran por todas partes, en especial, de parte de lobos solitarios o fanáticos de organizaciones extremistas que intentan imponer el terror.
Hay que recordar que de las casi 3.000 víctimas que perdieron su vida aquel día, solo 1.630 pudieron identificarse. El resto de ellas se fundieron en los millones de personas que alrededor de todo el mundo se oponen al extremismo y la violencia y a los miles de soldados estadounidenses que exponen sus vidas combatiendo al Estado Islámico o que en un pasado reciente lo hicieron contra Al Qaeda. Solamente en Iraq y Afganistán, EEUU perdió a 6.200 de sus hijos.
El mundo también recuperó la confianza en la nación. Menos de 20 millones de viajeros extranjeros fuera de Canadá y México volvieron a visitar EEUU tras los atentados del 9/11. Hasta el año 2000 la cifra promedio de visitantes era de 26 millones y esta cifra no se volvió a recuperar hasta el 2010.
El número de banderas vendidas en 2001 fue la más alta reportada en la historia, aproximadamente 10 veces por encima de lo habitual. Desde entonces cada vez más estadounidenses manifiestan su patriotismo exhibiendo uno de los símbolos nacionales en sus residencias o en actos públicos.
En ese periodo, Estados Unidos también logró sobreponerse a la peor crisis inmobiliaria de la historia y recuperó varios miles de empleos al igual que la fortaleza del dólar.
La percepción del peligro
Según una investigación reciente del Pew Research Center la percepción de riesgo de la nación es muy grande. Aproximadamente un 40% de los estadounidenses considera que los terroristas tienen la habilidad para lanzar un nuevo ataque contra EEUU. Se trata del nivel más alto de preocupación en este sentido en los últimos 14 años.
De hecho, por primera vez en la historia la mayor parte de los encuestados favorecen las políticas antiterroristas del gobierno que la protección de las libertades civiles. Un 49% de los entrevistados considera que es más importante proteger al país de las amenazas mientras un 33% cree que las autoridades han ido demasiado lejos en sus programas de vigilancia.
De acuerdo con la investigación, una década y media no borra la tragedia del 11 de septiembre de la memoria colectiva en EEUU. El 91% de los encuestados recuerda qué hacía exactamente o dónde se encontraban el día de los ataques terroristas.
Todo cambió
El impacto del 9/11 no podrá borrarse de la historia de EEUU ni del mundo. Después de ese atentado contra la paz, el presidente George W. Bush y posteriormente Barack Obama, firmaron el Acta Patriótica para autorizar a la Agencia de Seguridad Nacional a recolectar información sobre ciudadanos, extranjeros y gobiernos.
En materia de inmigración el proceso de obtención de visas se tornó más difícil para los turistas. Cada persona que entra a Estados Unidos debe someter sus huellas digitales a un análisis biométrico en los puntos fronterizos.
Aunque se habla de los costos que tuvieron que pagar las aseguradoras o de los 230 días que se demoraron los obreros en recoger los escombros, nunca se podrá calcular cuánto gasto significó el 9/11. EEUU quedó marcada para siempre pero su ejemplo de heroísmo y de perseverancia, viven en aquella bandera que levantaron los bomberos sobre los escombros y en los de todos aquellos comprometidos a hacer de este país la nación más próspera y segura del orbe.