viernes 30  de  agosto 2024
POLíTICA EN EEUU

En medio del caos los demócratas intentan convertir en figura a Kamala Harris

En las más recientes imágenes en la Oficina Oval, Joe Biden se ve cabizbajo, triste... dubitativo ¿Serán estas las últimas fotos de Biden en la Casa Blanca? Senador republicano pide que dimita ya a la Presidencia

Por Leonardo Morales

MIAMI- En las últimas horas, antes y después de leer la carta en la que intentó explicar los presuntos motivos por los que "abandona" la reelección, las agencias de prensa se han encargado de publicar un torrente de fotografías del presidente demócrata Joe Biden en la oficina Oval, casi a modo de despedida y homenaje: "gracias por tu trabajo".

La mayoría de los estadounidenses no puede decir lo mismo y, contrario a un mensaje hipócrita, opina que la eventual salida de Biden ahora o en enero está marcada por las crisis y el caos".

En las imágenes Biden se ve cabizbajo, triste... dubitativo, con el sello de cadáver político. Recibe el abrazo de su familia, algunos con lágrimas. Y no es para menos, lo han terminado de la peor forma posible: acribillado por quienes lo defendían hace apenas semanas atrás y le decían que su trabajo "era excelente en la Casa Blanca", entre ellos Nancy Pelosi, Barack Obama y Chuck Schumer, el líder de la ligera mayoría en el Senado.

Las fotos llevan el mensaje intrínseco de que los días o las horas transitan en su recta final para la familia Biden en la Casa Blanca. De cualquier forma, siempre la izquierda busca "premiar" a los que despide cuando ya no les son útiles. Esta vez el premio indirecto apunta a Hunter Biden. La crisis de liderazgo y el caos interno del Partido Demócrata acerca del tema de su padre lo ha sacado del foco público y del lente de los legisladores republicanos. También las investigaciones sobre corrupción familiar se encuentran fuera del radar político en estos momentos.

Agitación y tensiones

Como siempre se ha dicho, un mes en política es casi un año y un año puede ser una "década". Demasiadas cosas han pasado en las últimas dos o tres semanas.

El debate presidencial y crisis política sobre Biden ha sido promovida por la élite azul entre ellos Barack Hussein Obama, los Clinton detrás de las cortinas como suelen estar, el heredero de la fortuna Soros, Alexander Soros; y la ya "retirada" y expresidenta de la Cámara Baja, Nancy Pelosi, entre otros; y por supuesto la gran prensa liberal unida indisolublemente a parte del circo de Hollywood que está en todas las series de la política estadounidense, como una lamprea inseparable de la fama; en especial como voceros y representantes de socialistas o mal llamados progresistas en EEUU. Un escenario como para alquilar palco o la mitad de la platea.

Después, el alarmante atentado al expresidente Donald Trump a manos del atacante más visto y previsible en la historia de atentados a políticos en la historia universal. El asesino tuvo tiempo casi hasta para encargar una pizza antes de disparar varias veces, el primero directo a la cabeza de Trump. Por suerte, y gracias a la intervención divina en un ligero y oportuno movimiento de cabeza, hoy la narración es diferente. Pero como ha dicho el propio exmandatario: "Se suponía que no debería estar aquí". Pero está, y causó un cambio o giro de muchas cosas.

La renuncia forzosa de la directora del Servicio Secreto, Kimberly Cheatle, y la visita del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, se sumaron a la agitación y las presiones sobre Biden para dejar la reelección. Y del otro lado del Atlántico, Volodímir Zelenski tiró la toalla y dijo en una reciente entrevista con la BBC que "debemos terminar la guerra con Rusia lo antes posible".

Este representa el otro gran fracaso de la administración Biden, con un costo para los contribuyentes estadounidenses que supera los 200.000 millones de dólares, junto a una deuda por encima de los 35 billones (trillions) de dólares. Parte del legado de la administración Biden.

El show para sacar a Biden

El show comenzó como estaba previsto: con el primer debate presidencial para las elecciones del 5 de noviembre, y acto seguido la lluvia de ataques contra el vapuleado Biden, tras una calculada actuación que ha sido el capítulo final más esperado por la izquierda para salir del "Presidente", que en muchas ocasiones en redes sociales y entre chistes populares callejeros, algunos de mayor sarcasmo y a veces repulsivos, muchos se preguntaban si realmente Biden sabía que era Presidente.

Se califican de repulsivos porque, de cualquier manera, la dignidad humana merece respeto. La salud mental o física de una persona no debería ser un motivo de burla, sino de ATENCIÓN y ALARMA. Y a eso se referían los republicanos desde la campaña de 2020, en la que Biden no debió ser candidato elegido por su Partido y mucho menos llegar a la Presidencia.

Joe Biden, como han demostrado los acontecimientos, fue designado para ser utilizado y manipudado por los intereses de la élite de extrema izquierda hasta hace muy poco. Los posibles candidatos en las primarias fueron anulados por la dirección del propio Partido Demócrata para favorecer expresamente a Biden.

El abogado y político Robert F. Kennedy Jr, sobrino del expresidente asesinado John F. Kennedy, tuvo que abandonar las filas demócratas por el rechazo y las presiones que recibió de parte de la cúpula del Partido para que no se opusiera a Biden. Finalmente, sin opción posible, se lanza a la Presidencia de EEUU como candidato independiente.

Todos en las altas esferas demócratas, sin excepción, conocían las lagunas mentales y los graves errores cognitivos que ya Biden experimentaba desde el 2020, tal vez agudizados por una trágica y lamentable historia familiar en la que perdió primero a su primera esposa e hija en un accidente vehicular; y luego, el otro gran golpe: su hijo Beau fallece a corta edad a casusa de un tumor cerebral, un veterano de guerra. Sea respaldado o no por científicos, este tipo de pérdidas de seres queridos tan cercanos, con una vida aún por delante, impactan de alguna manera la salud mental de cualquier persona.

Utilizado y humillado

Hoy, como desde hace casi cuatro años, Biden ha sido forzado y humillado, a pesar de todas las hipócritas declaraciones por parte de la izquierda a modo de "homenaje y honores" junto a las palmaditas tradicionales de Obama... Pero no ha sido Biden, ha sido el Presidente de Estados Unidos.

Resulta muy difícil que algún estadounidense -que ame realmente a esta nación- pudo predecir que algo así podría ocurrir en la Casa Blanca. Como se ha reflejado en películas, la sede federal del país más importante del mundo se encuentra siempre bajo el riesgo de ser blanco de un ataque terrorista o de otro tipo por lo que representa, con quizás el Presidente en peligro, u otros sucesos que harían historia, pero jamás la burla y el hazmerreir del mundo.

Biden ha sido motivo de sátira cruel en las redes sociales y las imágenes de sus caídas, desorientaciones, sus tartamudeos cognitivos y sus incoherencias han dado la vuelta al planeta.

Lo que han hecho los demócratas con el respeto y la seriedad histórica de la Casa Blanca, ganados en décadas por una extensa lista de presidentes y altos funcionarios, ha sido verdaderamente DENIGRANTE.

Por encima de todos los cálculos y escenarios posibles en la política, una élite de izquierda -abrazada al extremismo- se encargó de poner a Joe Biden en la Casa Blanca, ahora fotografiado cabizbajo, derrotado y pensativo en el escritorio de la Oficina Oval.

¿Serán estas las últimas fotos de Joe Biden en la oficina presidencial?...

Las otras interrogantes son más lamentables aún. Biden muestra síntomas agravados de su deterioro mental desde finales de 2022 en salidas al exterior, presentanciones en público y conferencias de prensa.

¿Por qué los dirigentes demócratas permitieron que Biden se presentara a los comicios primarios del Partido como la mejor apuesta? Unos 14 millones de estadounidenses votaron por él para que fuera el candidato presidencial.

¿Y ahora, que le dicen a esos electores?, cuando la persona que los va a representar, supuestamente Kamala Harris, apenas recibió el 2% de los votos como promedio en la mayoría de los estados.

¿Es Kamala Harris electa por el pueblo estadounidense en un acto de democracia o es una figura impuesta por una élite?

Esta jugada preconcebida de la izquierda es la antítesis de la representación de la democracia, sobre la que acusan a Trump de poner en peligro. Este es uno de los reajustes políticos más antidemocráticos en la historia de EEU

¿Por qué no se hizo antes de las elecciones primarias. Porque también se sabía de antemano que Kamala Harris, al parecer la favorita de Soros y los Clinton, no lograba los delegados necesarios para la nominación demócrata a la Presidencia.

Se deduce que utilizaron a Joe Biden para que triunfara en los comicios primarios y luego obligarlo a renunciar a la elección presidencial de noviembre, sabiendo que el mejor pretexto era una pronosticada errática actuación de Biden en el debate presidencial. Y luego la cruzada inmediata de los principales medios de prensa -serviles al izquierdismo- con portadas preconcebidas como la del Times: Joe Biden yéndose por el borde derecho inferior y un fondo completo en rojo.

Las horas para Biden en la Casa Blanca estarían contadas

Resulta evidente la planificación de la estrategia política de la cúpula demócrata. Biden, por encima del debate presidencial, lo había hecho mucho peor en otras ocasiones antes de las elecciones primarias... Sin embargo, el momento era después de que ganara para pasarle la "antorcha" con los delegados a Harris, la mujer que la prensa convierte ahora en la mejor candidata con un pasado oscuro, cuestionada desde que era la fiscal estatal de California; con un trabajo invisible o casi nulo como vicepresidenta y sin siquiera el 5% del respaldo de los propios votantes demócratas.

Pero si en algo es buena la izquierda y los socialistas es en tejer historias, crear figuras y acontecimientos de puente o cortina de humo, manipular, controlar los medios de difusión, exaltar el ego y las esperanzas de las personas, además de estudiar de forma precisa a potenciales dirigentes con las características que se necesitan ante cada situación, sin perder el mismo discurso ni la línea ideológica.

Si se aplica la lógica, las horas de Biden en la Casa Blanca estarían en cuenta regresiva de forma acelerada y forzada. Si finalmente Kamala Harris es escogida como candidata presidencial, se supone que desde la vicepresidencia no es la mejor posición para optar por la Casa Blanca y menos frente a un Trump fortalecido y firme en su camino hacia el mismo objetivo.

La gran diferencia, a escasos tres meses de las elecciones en noviembre, es que Trump ya tiene de su parte decenas de millones de votos casi garantizados, Harris no; y en eso la prensa y los líderes demócratas tendrán la misión sin descanso más importante: intentar convecer de que esta mujer, cuestionada hasta por los propios demócratas y sin el apoyo de los votantes demócratas, funcionaría en la Oficina Oval, algo que hasta ahora muy pocos han creído. Tampoco lo considera Barack Obama, cuyo respaldo a Harris fue negociado para dirigir la decisión de quién será el compañero o compañera de fórmula de Harris.

La frustración de buena parte de los electores que dieron su voto a Biden en las primarias tendrá un efecto negativo para Harris y difícil de calcular con certeza en estos momentos. Kamala, candidata para la contienda presidencial en 2020, no obtuvo ni el 1% de los votos. En las primarias de 2024, apenas obtuvo en los estados clave el 3% en Arizona. En Florida, North Carolina, Pennsylvania y Wisconsin logró el 1% y en Michigan: 0%.

Esta es la carta a la que apuestan ahora los demócratas a sólo tres meses de las elecciones presidenciales, con la ayuda vital de la gran prensa liberal y convenciendo a los donantes para convertirla en una figura que no es; totalmente impopular, incompetente y sin carisma. Y su labor como vicepresidenta ha sido extremedamente opaco y ausente, aunque la prensa se encargará de otorgarle un manantial de "méritos".

Datos sobre Kamala Harris

La exfiscal estatal de California llevó a la cárcel a más de 1.500 personas, la mayoría negros e hispanos, por dos o tres cigarrillos de marihuana o un gramo en su poder; y le impuso penas en prisión de hasta 10 años. Cuando le preguntaron si ella había fumado marihuana alguna vez, la respuesta fue reírse, como es habitua en ella.

"Kamala usó a cientos de jóvenes hispanos y negros para escalar dentro del sistema judicial de California. Pero lo más grave es que a muchos de ellos cuando cumplían su sentencia, los mantenía en la cárcel de forma ilegal e injusta para que trabajaran a un mínimo costo para el sistema penitenciario y el estado de California", dijo en un debate presidencial demócrata en 2020, Tulsi Gabbard, representante en el Congreso en Washington por el estado de Hawai desde el 2013 hasta el 2021.

"Pero ahí no termina la maldad de Harris", dijo. "Esta mujer ocultó y negó información y pruebas de evidencia de inocencia en el caso de una persona condenada a muerte de manera injusta. Y lo hizo sólo después de que la Corte Suprema la obligara a entregar la información", agregó Gabbard.

Esta es apenas una parte de la verdadera Kamala Harris, que dentro de California era de origen indio y cuando llegó a la vicepresidencia su origen cambió a afroamericana.

La otra arista del asunto es que parece que ningún otro candidato demócrata como los senadores Elizabeth Warren, Bernie Sanders, la citada Michelle Obama, Gavin Newsom, gobernador de California, o Hillary Clinton están dispuestos a asumir el legado impopular de Biden, cuando más del 78% de los estadounidenses desaprueba su gestión. Solo la ambición política y la ansiedad de escalar de Harris la han convertido en la "predilecta" de la cúpula, la prensa liberal y la farándula de extrema izquierda.

Senador Scott pide invocar Enmienda 25

El mejor pretexto para desligarse de Biden es su salud mental y física con el propósito de que Harris asuma la Presidencia.

El senador republicano de Florida Rick Scott pidió invocar la Enmienda 25 de la Constitución para destituir a Biden de la Presidencia lo antes posible. Scott argumenta que Biden ha perdido la capacidad de tomar decisiones, poniendo en peligro la seguridad nacional.

La Enmienda 25 permitiría a la vicepresidenta Kamala Harris y a la mayoría del gabinete declarar la incapacidad de Biden para ejercer su cargo. Si bien Biden puede desafiar esta decisión, se necesitaría una supermayoría del Congreso para mantenerlo en el puesto.

Pero las cosas se han complicado, al menos en la parte médica para los intentos de la élite de izquierda con Kamala Harris, de acuerdo con declaraciones del doctor de Biden.

El Dr. Kevin O'Connor, defendió el jueves la agudeza mental "excelente" de su jefe (Biden) mientras los republicanos lo instan a renunciar y existen rumores de que los demócratas estarían preparando la salida de Biden para los próximos días.

O'Connor insiste en que el Presidente no tiene Parkinson ni una enfermedad relacionada, según las declaraciones que acaba de hacer a The New York Post, pocos días después de que Biden fuera obligado a finalizar su campaña por la reelección y luego de haber ganado los suficientes delegados en las primarias para convertirse en el candidato presidencial demócrata.

Esta vez, el rechazo a Trump por parte de la izquierda parece insuficiente frente a una rival con un pasado demasiado frágil, sin carisma, con una preparación absolutamente deficiente para cualquier cargo político de alto rango, con un nivel intelectual ínfimo junto a otras serias limitaciones de conocimiento y talento necesarios para asumir la Casa Blanca.

Ahora mismo Harris arrastra las secuelas de Biden, que ha perdido el respaldo entre un 16% y 23% entre los hispanos, los afroamericanos y los jóvenes, en comparación a las elecciones de 2020. Estos grupos demográficos sumaron varios millones de votos para Biden en 2020.

Según analistas en la cadena CNN, Harris no cuenta con las cualidades para remontar esos datos y menos en el corto tiempo que queda.

El atentado a Trump lo ha catapultado entre muchos indecisos y se espera que tenga un efecto de empuje similar al que tuvo el presidente Ronald Reagan después de sobrevivir a varios disparos de un extremista en 1981. Y si bien es cierto que las circunstancias actuales distan mucho de la política en esa época, también hay similitudes en cuanto al impacto psicológico masivo que causa en la sociedad estadounidense un suceso de esta magnitud, visto como un ataque violento a la democracia, a escasos tres meses de las elecciones.

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