WASHINGTON — El republicano Donald Trump ganó este miércoles el estado de Georgia, uno de los más disputados en la carrera a la Casa Blanca, lo que significa un nuevo revés para su rival demócrata Kamala Harris tras su derrota en Carolina del Norte.
En un país muy polarizado políticamente, los estadounidenses viven con ansiedad esta velada electoral a la espera de los resultados finales
WASHINGTON — El republicano Donald Trump ganó este miércoles el estado de Georgia, uno de los más disputados en la carrera a la Casa Blanca, lo que significa un nuevo revés para su rival demócrata Kamala Harris tras su derrota en Carolina del Norte.
Georgia, que cuenta con una importante población afro-estadounidense, había quedado en manos de Joe Biden en las presidenciales estadounidenses de 2020. Este estado aporta 16 grandes electores a Donald Trump.
Carolina del Norte fue el primero en darle una alegría al candidato republicano. Es uno de los siete campos de batalla que decidirán quién será el próximo inquilino: la vicepresidenta demócrata de 60 años o el expresidente de 78.
Mientras, el equipo de campaña electoral de Kamala Harris anunció que la actual vicepresidente no hablará en la noche electoral.
Estados Unidos contiene la respiración a la espera de saber quién será su próximo presidente tras el cierre de los centros de votación.
Es posible que los resultados de las elecciones presidenciales, unas de las más reñidas de la historia contemporánea del país, no se conozcan esta noche.
La suerte está echada en Indiana, Kentucky, Carolina del Sur, Vermont, Virginia y Virginia Occidental.
También en Georgia, que junto con Pensilvania, Míchigan, Wisconsin, Carolina del Norte, Arizona y Nevada decidirán quién es el próximo inquilino de la Casa Blanca: la vicepresidenta Kamala Harris, o el expresidente Donald Trump.
El resto suelen dividirse entre los tradicionalmente demócratas o republicanos.
En un país muy polarizado políticamente, los estadounidenses viven con ansiedad esta velada electoral.
Las proyecciones de los medios de comunicación dan a Trump ganador en Indiana, Kentucky y Virginia Occidental, y a Harris en Vermont.
Ha habido varias alertas de bomba en los centros de votación, que la policía federal estadounidense (FBI) atribuye a Rusia, y un hombre que olía a combustible y llevaba un lanzabengalas fue detenido en el Congreso.
Tras votar en Florida, Trump dijo sentirse "muy confiado" en la victoria.
"Si pierdo unas elecciones, si son unas elecciones justas, sería el primero en reconocerlo. Hasta ahora creo que han sido justas", añadió.
Gane quien gane, el resultado será histórico. Trump obtendría el segundo mandato no consecutivo de un presidente desde 1893, y Harris, negra y de ascendencia surasiática, se convertiría en la primera mujer en el cargo más importante de la nación.
Tuvo solo tres meses para intentar convencer, tras la expulsión del presidente Joe Biden por la cúpula demócrata luego del desastroso debate. Con un programa electoral vago pero centrista para intentar captar a los republicanos moderados, Harris propone firmeza frente a la inmigración ilegal, algo que no hizo en la actual administración, una tarea que le designó Biden y no cumplió. También propone "mejoras" para la clase media en medio de la inflación durante todo el periodo de Gobierno, y la defensa del derecho al aborto.
Mitin tras mitin, el republicano, que sufrió dos intentos de asesinato durante la campaña, repitió la partitura de 2016 y 2020, presentándose como un antisistema, cercano a la gente y muy crítico con las élites de Washington.
También critica la inmigración ilegal y la política de fronteras abiertas de la administración de Biden y Harris.
El mundo observa con ansiedad por las repercusiones del resultado en los conflictos en Oriente Medio y en la guerra en Ucrania, así como para el calentamiento global, que Trump considera una falacia.
En lo comercial el magnate cuenta con un arma, los aranceles, para "traer de vuelta" a las empresas. Y dos blancos inmediatos: México y China. El primero por la "embestida" de "criminales" y "drogas" y el segundo por enviar fentanilo a través del país latinoamericano.
Para ser presidente en Estados Unidos no basta con tener más sufragios que el oponente. Hay que conseguir el número mágico de 270 votos en el colegio electoral, integrado por 538 delegados que teóricamente deben respetar la voluntad del pueblo.
También está en juego el control del Congreso, con la renovación de los 435 escaños de la Cámara de Representantes y 34 sobre 100 en el Senado, así como varios gobernadores. Algunos estados celebran referendos sobre el polémico tema del derecho al aborto.
Lo que sucederá a continuación es una incógnita.
Ambos bandos han emprendido decenas de acciones legales.
Algunos centros electorales se han convertido en fortalezas.
En la capital Washington, barreras metálicas rodean la Casa Blanca, el Capitolio y la residencia de Harris. Un número impresionante de comercios han protegido sus escaparates con tablones de madera.
FUENTE: Con información de AFP