Combativo, intenso y orgulloso de la fortuna que ha acumulado en su vida, Donald Trump, de 69 años, dio un salto definitivo a la política después de cinco años coqueteando con la idea de aspirar a la Casa Blanca.
Se lo pensó en 2010, para competir en los comicios del 2012, que ganó Barack Obama para su segundo mandato. Pero al final rechazó la idea porque, entre otras cosas, las encuestas lo ubicaban en el nivel más bajo de los posibles candidatos.
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Ahora sí se decidió Donald Trump a dar este paso, pero el escenario que tiene ante sí es tan malo como entonces, si no peor.
De momento, y a no ser que haya nuevas fichas, tendrá que competir con once aspirantes más para conseguir la candidatura presidencial del Partido Republicano, incluido otro integrante de la dinastía Bush, Jeb.
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Pero las encuestas siguen siendo muy desfavorables para Trump. La más reciente, de la Universidad de Monmouth, difundida el lunes, le daba un 2 % de simpatías entre los votantes republicanos, muy por debajo del favorito provisional, Ben Carson, que tiene el 11 %.
Sin embargo, la personalidad de Trump, su carácter ríspido y su inclinación a adoptar posturas que no son "políticamente correctas", lo sitúan a la cabeza de las encuestas, pero en cuanto a las opiniones desfavorables de los votantes republicanos.
Según el mismo sondeo, el 55 % de los encuestados tiene una opinión desfavorable de Trump, lejos del 42 % que tiene el gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, quien todavía no ha confirmado si se lanzará a la carrera.
Uno de sus discursos se los dedicó a los mexicanos. Esos ciudadanos que vienen a Estados Unidos buscando oportunidades de trabajo y ocupan puestos que no quieren los nacionales, dijo que traían crimen y drogas, y propuso levantar un "gran muro" en el sur.
Criticó a chinos y japoneses por ahogar económicamente a Estados Unidos, a los "terroristas islámicos" que se "están comiendo una larga porción de Oriente Medio" y también las supuestas intenciones de Irán de tener armas nucleares.
Por esta razón, días después de los fuertes comentarios del multimillonario estadounidense en contra de los mexicanos, como revancha al ahora candidato a la presidencia de los EEUU, muchos en aquel país lo convirtieron en todo un chiste (literalmente).
Crearon una piñata del magnate inmobiliario con todo y su peinado incluido. El artesano mexicano Dalton Ávalos lo presentó en una tienda de Reynosa donde actualmente varios ejemplares están a la venta.
Caerle, literalmente, a palos, será una de las mejores maneras que encontrarán los mexicanos para vengarse por sus declaraciones.
