La Organización Meteorológica Internacional (OMI), con sede en Suiza, conserva la práctica de nombrar a los ciclones, tifones y otros fenómenos atmosféricos para ayudar a una rápida identificación en los avisos de precaución a la población. Esto se debe, según los expertos, a que es más fácil recordar el nombre de una persona que un número o términos técnicos.
De hecho, el océano Pacífico es dividido en este y oeste, siendo el Centro Nacional de Huracanes (CNH), establecido en Miami, la autoridad que supervisa el desarrollo de las tormentas en el primero.
Las denominaciones son propuestas con varios años de anticipación, como es el caso del CNH, que ya publica en su portal los nombres a citar, tanto en el Pacífico este como en el Atlántico, hasta 2022.
“Ningún nombre es seleccionado en base a personalidades ni ninguna preferencia”, declara el comunicado emitido por OMI.
Realmente, los nombres de huracanes pueden repetirse cada cinco años, si el fenómeno atmosférico no ocasiona grandes daños, como fue el caso del huracán Dennis en el Atlántico, en 2005, que dio paso a Don por primera vez en 2011.
Preparan listas de 21 nombres, que deben ser fáciles para que la gente los recuerde.
La lista se elabora por región y tiene nombres en inglés, francés y español, en orden alfabético. Se omiten las letras Q, U, X, Y y Z porque se estima que son pocos los nombres que comienzan con esas iniciales.