"Realmente, es una gran satisfacción que nuestro podcast esté teniendo tamaño alcance. Agradecemos a la audiencia colombiana por el respaldo y prometemos seguir informando no solo sobre las acciones de la RPC contrarias a EEUU, sino también acerca de sus marcados intereses en Latinoamérica", señaló el Dr. Marrero.
En los últimos 30 días, Honduras, Italia y Japón —con los puestos 24, 28 y 47 en la categoría de Política, respectivamente— igualmente se sumaron a la lista de países en los que el podcast se está abriendo camino. Otras naciones, como Canadá y Chile, por ejemplo, igualmente han ido escalando posiciones en la misma categoría.
Cabe mencionar que esta no es la primera vez que Honduras sobresale en el ranking: a tan solo un mes de haber salido a la luz, en noviembre pasado, el podcast conquistó a los hondureños al ubicarse en el puesto número dos, en la categoría de Política, y en el número cuatro, en la de Noticias. Algo parecido sucedió en Costa Rica, donde el espacio consiguió ubicarse en la posición número 13 en Política y la número 74, en Noticias.
"Haber impactado ya en cuatro continentes nos da la medida de cuán importante es el trabajo que venimos haciendo a favor de nuestro país y las democracias preocupadas por la escalada en el accionar de China. El sobrevuelo del globo de vigilancia chino por nuestro territorio, es el ejemplo más reciente de ello, razón por la cual EEUU ha debido sancionar a seis empresas tecnológicas chinas e, incluso, aprobar una resolución de condena", concluyó el distinguido empresario.
Sobre el podcast “La amenaza china”
Conducido por el Dr. Rafael Marrero, el podcast “La amenaza china” es un espacio de información, reflexión y opinión destinado a alertar a la opinión pública tanto de Estados Unidos como del resto del mundo sobre los objetivos hegemónicos de la República Popular China y los medios peligrosos e ilícitos que usa para materializarlos.
Con una duración aproximada de 12 minutos, el espacio se transmite cada miércoles a las 8:00 p. m. por las principales plataformas de podcasts y la editorial del Dr. Marrero, Bravo Zulu Publishers, al tiempo que es presentado por el Diario Las Américas, distinguido medio de prensa del sur de la Florida, Estados Unidos.
Más sobre el Dr. Rafael Marrero
El Dr. Rafael Marrero es un reconocido experto a nivel nacional en contratación federal, emprendimiento de pequeños negocios y gestión de proyectos. Graduado de las universidades de Stanford y Cornell, también es un distinguido economista y orador invitado a importantes eventos, como la Convención Anual y la Cumbre Legislativa de la Cámara de Comercio Hispana de los Estados Unidos.
El fundador y CEO de la firma de gestión y consultoría empresarial Rafael Marrero & Company, igualmente es autor de los bestsellers de Amazon “La salsa secreta del Tío Sam” y “América 2.0: la guerra de independencia de EEUU contra China”, obras enfocadas en la contratación con el Gobierno federal y la amenaza del gigante asiático para la seguridad de Estados Unidos, respectivamente.
Por su brillante trayectoria de tres décadas en su sector, su firma ha sido reconocida en dos ocasiones por la revista Inc. como una de las 500 empresas privadas de mayor crecimiento en EEUU y como una de las 50 mejores compañías del país en términos de cultura empresarial.
A tan relevantes distinciones se añaden el máximo galardón recibido en 2016 por parte del Concilio Nacional del Desarrollo para Empresas Minoritarias; el premio Sunshine en la categoría de Small Business del año, obtenido en 2019 por parte de la Cámara de Comercio Hispana del Sur de la Florida, y la inclusión en el círculo íntimo de Inc. Masters en 2021, reconocimiento conferido por Inc. magazine a fundadores y directores ejecutivos de las empresas privadas con un mayor crecimiento en la nación.
Los años 2020 y 2021 pasarán a la historia de la era moderna como los más difíciles de la contemporaneidad debido al coronavirus. Por un lado, la pandemia del COVID-19 ha ocasionado muertes y contagios en todo el mundo; por el otro, severos daños a la economía global. El vértice, sin embargo, apunta hacia un mismo país, China, al que ya no sé cómo calificar.
Como es sabido, la nación asiática no solo engendró el SARS-CoV-2, sino que también ocultó información sobre su origen, destruyó evidencias, calló a científicos y malinformó a la Organización Mundial de la Salud, todo eso mientras dejaba que el virus saliera de sus fronteras y ellos, los chinos, tomaban ventajosas previsiones porque, a todas luces, sabían lo que venía.
Como el resto de las naciones, Estados Unidos no escapó al coronavirus. Al cierre de esta edición, más de 84,1 millones de estadounidenses se han infectado mientras más de un millón ha muerto, y contando. Cada día, las cifras de nuevos contagios y decesos crecen, de ahí que recaiga sobre nuestros hombros el triste récord de ser el país más afectado por la pandemia a nivel global.
Si de por sí la guerra comercial con China era (es) un motivo más que suficiente para ponerle un alto definitivo a sus inescrupulosas acciones, ahora más que nunca tenemos que actuar con firmeza y romper de una buena vez las cadenas económicas que nos atan a Beijing. Motivos son los que nos sobran.
A los miles de millones de dólares perdidos por sus prácticas desleales de comercio y robo de propiedad intelectual, también hay que sumar –y subrayo– las irreparables pérdidas humanas y el daño económico derivado del COVID-19, justo cuando registrábamos cifras históricas en la tasa de desempleo, los ingresos familiares y el índice de pobreza, por citar algunos parámetros.
Señores, no hay modo de que podamos seguir dependiendo de China, económicamente hablando. Para bien o para mal, el gran halón de orejas nos lo ha dado el propio coronavirus. ¡Oh, gran ironía de la vida!: muchos de los productos sanitarios imprescindibles para enfrentar al COVID-19, hemos tenido que adquirirlos, precisamente, allí. ¿No es este el colmo de los colmos?
Y por si eso fuera poco, no solo dependemos de los chinos en términos de fármacos e insumos médicos: también estamos atados a ellos en cuanto a maquinarias eléctricas y agrícolas, productos tecnológicos, equipos electrodomésticos, materiales de construcción, computadoras, productos químicos, automóviles, juguetes, paneles solares y un preocupante largo etcétera.
¿Vamos a seguir permitiendo que el país acusado de transferencia forzada de tecnología, que nos roba resultados investigativos y secretos comerciales de toda clase sea el mismo que nos provea tantos y tantos bienes, que –para más inri– podemos producir en nuestro propio suelo sin problema alguno?
¿Vamos a seguir permitiendo que la nación que ocupa el primer puesto en la lista de países sujetos a vigilancia prioritaria por violar nuestros derechos de propiedad intelectual sea el mismo del que dependamos en tantas áreas, pero, sobre todo, en situaciones de emergencia extrema, como la susodicha pandemia?
Yo, personalmente, estimo que ha llegado el momento de apretar la tuerca en lo que respecta al país asiático, de ahí estos 20 capítulos de análisis y opinión sobre el tema. La guerra de independencia de EEUU contra China tiene que ser un hecho. América, nuestra América 2.0, puede y merece volver a ser la nación más grande y más fuerte del mundo.