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Jaime Florez, coordinador nacional de la campaña del expresidente Donald Trump asegura que las condiciones las definió el equipo de Joe Biden
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MIAMI. - El gran debate presidencial que decidiría las elecciones consideradas clave para el futuro del país entre candidatos casi empatados según las últimas encuestas se decidió estuviera conducido por un medio de comunicación abiertamente parcial al presidente Joe Biden y con la selección de moderadores expresamente hostiles hacia el expresidente y candidato Donald Trump.
Uno de ellos, Jake Tapper, recientemente comparó a Trump con Hitler y Dana Bash, ha ofrecido monólogos en los que ha calificado a Trump de “racista”.
Víspera del debate, a pocas horas del encuentro que mantiene el vilo al país, el coordinador hispano de campaña del partido Republicano, Jaime Florez, dijo a DIARIO LAS AMÉRICAS, que no hubo más opción que aceptar las condiciones impuestas por la maquinaria de Biden pero que no había lugar a duda de que Trump saldría ganador.
“Durante meses Trump había estado pidiéndole al comité nacional de debates presidenciales que organizara más debates y que empezaran temprano en el año electoral, en vista del voto adelantado. A pesar de nuestras repetidas peticiones, Biden no daba respuesta y temíamos que los votantes no tuvieran la oportunidad de contrastar las enormes diferencias entre los dos candidatos”.
“Trump lleva años enfrentándose a jueces que lo odian, fiscales que lo odian, un gobierno que lo odia, medios de comunicación que lo odian y siempre sale ileso. Por muy parcializado que resulte el debate, los votantes verán a un hombre compuesto, en pleno control de sus facultades y con la fuerza de sus convicciones frente a un anciano que apenas puede articular respuestas a los serios desafíos que enfrenta la nación”, anticipó Flores, “es la pelea entre un tigre y un burro amarrado a los intereses que dominan su administración”.
La organización Biden ha acordado mantener dos debates. El primero este 27 de junio por CNN en su sede de Atlanta y un segundo, previsto para los primeros días de septiembre, por medio de la cadena ABC, también parcializada a los demócratas. Uno de sus presentadores principales, George Stephanopulos, ha ejercido varios cargos en administraciones demócratas, es muy próximo a Hillary Clinton y bien podría ser el moderador del segundo debate.
Con la mayoría de los grandes medios de comunicación a su lado, la administración Biden puede maniobrar de tal forma que, si la campaña Trump rechazara sus condiciones, insistirían en imponer las suyas o hasta intentasen negociar unas más favorables. Utilizan la traba para salirse del debate y echarles la culpa a los republicanos. A Biden claramente no le interesa un debate abierto en que tenga que justificar políticas que han creado un flujo récord de inmigración ilegal, crimen desenfrenado, niveles de inflación no vistos en décadas y guerras en Europa y Oriente Medio que amenazan con una hecatombe nuclear.
Biden ha hecho todo lo posible para apartar a Robert Kennedy Jr., hijo del venerado líder demócrata asesinado Robert F. Kennedy, de la carrera presidencial, obstruyendo sus intentos de participar en las primarias demócratas y ahora en los debates, donde CNN no le permite figurar como candidato independiente. Trump dijo esta semana que Robert Kennedy “debería estar ahí” ya que candidatos de terceros partidos han participado en debates presidenciales en elecciones anteriores.
Biden también ha descartado un debate hispano guiado hacia votantes latinos, considerados muy importantes en estas elecciones. Una propuesta por NBC Telemundo para que su presentador Julio Vaqueiro y Luis Carlos Vélez de Univision moderen un debate enfocado en la Inmigración y otros temas de especial interés a la comunidad hispana, fue inmediatamente aceptada por el Comité Nacional Republicano, pero rechazada con igual decisión por los demócratas. “Acordamos dos debates y solo habrá dos debates”, fue la respuesta tajante de la organización de Biden.
Al parecer, tomaron especial interés en la preparación del presidente Biden para su primer debate de la temporada. Según informa The New York Times, Biden ha permanecido recluido en Camp David desde la semana pasada con su equipo de asesores más íntimos adiestrándolo a permanecer parado durante la hora y tanto que dure la contienda; analizando tácticas de Trump observadas en sus anteriores debates; ensayando respuestas y memorizando notas para preguntas que se anticipan; preparando explicaciones sobre cómo sus políticas inflacionarias fomentan crecimiento económico y pleno empleo.
No puede descartarse que ciertos puntos a tocar se estén negociando con la CNN mediante los estrechos contactos de la administración con la cadena televisiva, para asegurar que resalten el tema de que Trump ha sido convicto, bajo la acusación de falsificar documentos empresariales para encubrir pagos con los que supuestamente había comprado el silencio de una actriz porno sobre una presunta relación sexual entre ambos hace diez años. El entrenamiento en Camp David inicialmente programado para el pasado fin de semana se habría extendido hasta horas antes del debate.
Florez confía en que “la gente no se va a dejar engañar por las triquiñuelas. El público esta más interesado en temas que afectan su día a día que en un proceso jurídico de dudoso índole y claramente inducido por intereses políticos. Repetir que Trump es un criminal convicto como hacen presentadores de CNN con una frecuencia que lleva al aburrimiento, no creo que funcione”.
Otros partidarios de Trump expresan más preocupación. El columnista Daniel Flynn del periódico digital American Spectator dice que Trump se enfrenta a un “partido hándicap de lucha fija” con Tapper y Bash de “árbitros”.
Tapper defiende su objetividad, diciendo que cuando comparó a Trump con Hitler, hacía referencia a declaraciones que el expresidente hizo sobre la inmigración ilegal, que asegura, son frases del líder nazi de su libro Mein Kampf.
Pero Tapper lleva una trayectoria de sistemáticos ataques muchas veces infundados contra Trump. Regularmente lo llama “mentiroso”, impulsó acusaciones acerca de la supuesta colusión con Rusia achacada a Trump para ganar las elecciones de 2016. La supuesta colusión rusa resultó ser propaganda fabricada por operantes del partido demócrata ligados a Hillary Clinton. Circuló publicaciones en medios sociales diciendo que Trump es “100% loco”.
La actitud censurable por parte de CNN se puso de manifiesto esta misma semana cuando la presentadora Kasie Hunt cortó una entrevista con una vocera de Trump al momento que empezaba a cuestionar si Tapper estaba calificado para ser moderador, mencionando la serie de afirmaciones flagrantemente partidistas del periodista.
“El debate no es sobre Trump y Biden. Es sobre una agencia de noticias de mucha hostilidad hacia Donald Trump”, opina el estratega político Republicano Jeffrey Lord.
Trump por su parte dijo sentirse tranquilo y preparado para debatir, “me he estado preparando toda mi vida”. Dijo en declaraciones a Newman que confía en que CNN será “justo” en su manejo porque “la propia credibilidad de la cadena está en juego”.
Tal vez no conviene que Biden salga mortalmente herido de la contienda ya que los caciques demócratas podrían verse forzados a reemplazarlo como candidato- como han especulado varios analistas.
Un posible reemplazo demócrata podría ser el gobernador de California Gavin Newsom. Es joven y telegénico, lo que facilitaría la labor de los medios en encubrir sus conexiones con China, políticas de puerta abierta a inmigrantes ilegales, draconianas medidas medioambientales y gasto público desmesurado que encaminan a la quiebra a lo que fue estado más rico de la nación.