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MIAMI.– Con el respaldo unánime de los republicanos, el senador Jeff Sessions fue confirmado como secretario de Justicia por 52 votos contra 47.
“Es un honor aceptar esta responsabilidad. No soy perfecto pero haré lo mejor que pueda. Mis intereses son el cumplimiento de la ley. Les aseguro que el presidente Trump cree en el cumplimiento de la ley y eso es lo que defenderá la oficina del secretario de Justicia”, dijo Sessions en el discurso de despedida del Senado, tras la votación.
El desenlace era esperado después que el presidente Donald J. Trump le dijo al líder de la mayoría en el Senado, Mitch McConnell, que explorara la "opción nuclear", o sea, que aplicara un mecanismo poco usual que requiere apenas de una mayoría simple para aprobar la nominación de un miembro del Gabinete, ante el impulso demócrata de sabotear el nombramiento.
Pero el proceso de aprobación de Sessions no estuvo exento de percances, especialmente porque al antiguo fiscal estatal de Alabama se le acusó de prácticas racistas que tuvieron su impacto en el rechazo en 1986 por el Senado de su nombramiento como juez federal por el entonces presidente Ronald Reagan.
Los demócratas lo han acusado de ser el “peor ejemplo” de defensa de los derechos civiles, de la igualdad racial y de la libertad de expresión. De hecho, el martes por la noche, la senadora demócrata, Elizabeth Warren, fue impedida de hablar por McConnell. La senadora por Massachusetts estaba leyendo una carta escrita por Coretta Scott King, la viuda del líder de los derechos civiles, Martin Luther King.
La misiva, escrita en 1986, fue presentada al Senado cuando Reagan quiso nombrar a Sessions para juez federal. Pero McConnell le retiró la palabra a Warren con el argumento de que abordada “cuestiones de carácter” del nominado que no venían al caso.
Sessions fue el primer senador que apoyó la candidatura de Trump a la presidencia y de inmediato se transformó en uno de sus principales consejeros, diseñando muchas de las estrategias electorales y las líneas generales de Gobierno.
“Sinceramente, Jeffrey Sessions es una persona excelente y todos admiten eso. Lo que pasa es que los demócratas lo rechazan porque como él es de Alabama, piensan que un hombre blanco es racista o, al menos, debiera serlo. Y eso está mal, es algo que todos debemos rechazar”, comentó el senador republicano Orrin Hatch, tras la votación.
En las audiencias en el Comité Judicial del Senado Sessions se desmarcó de Trump en algunos tópicos importantes para el mandatario. Por ejemplo, el ahora secretario de Justicia aseguró al panel senatorial de que no piensa investigar a la excandidata presidencial demócrata, Hillary Clinton, por el caso de sus correos electrónicos o las donaciones a la Fundación Clinton.
“Este país no castiga a sus enemigos políticos, este país se asegura de que nadie está por encima de la ley”, aseveró. Durante la campaña, el presidente Trump dijo en un debate que Clinton debía ir a la cárcel, una frase que se transformó en una consigna de sus seguidores.
En términos de inmigración, Sessions demostró ser un "halcón" y fue particularmente duro con los llamados "dreamers", jóvenes que fueron traídos a Estados Unidos ilegalmente por sus padres cuando era menores de edad y que una orden ejecutiva del entonces presidente Barack Obama, en 2012, ha permitido que unos 750.000 permanezcan en el país.
Según Sessions esa orden ejecutiva es “constitucionalmente cuestionable”, aunque el Tribunal Supremo no se opuso. El secretario de Justicia la consideró una “amnistía masiva” y dijo que facilitará a Trump los mecanismos legales para derogarla en apoyo al hecho de que se trató de orden ejecutiva solo derogable por otro mandatario.
"¿Cuál sería la solución?", le preguntó el senador demócrata Dick Durbin, pero Sessions eludió la respuesta y dijo apenas que los inmigrantes con antecedentes criminales serían deportados. “Hay que arreglar el sistema de inmigración y los exhorto a trabajar con el presidente Trump para resolver el asunto y el problema migratorio de nuestro país”, apuntó.
Siendo senador, Sessions siempre se opuso a la reforma migratoria en los grandes debates de los años 2010 y 2013.
En otro paso de las audiencias, sin embargo, le propinó un duro golpe a varias de las promesas electorales de Trump. El hasta ahora senador por Alabama, abogó por la defensa de las clínicas que realizan abortos aunque, precisó, “yo no estoy de acuerdo con el aborto” pero “hay que cumplir la ley y defender todo lo posible en el marco legal”.
A su vez, también rechazó la promesa electoral del presidente de reanudar el ejercicio de la tortura como método de conseguir confesiones de los presos en las guerras de Afganistán, Irak y contra el terrorismo. “El Tribunal Supremo ha dicho que el ‘waterboarding’ (tortura por asfixia con agua) es ilegal. Eso seguirá así, es ilegal y no lo vamos a condonar”, explicó.
Uno de sus principales adversarios en las audiencias fue el senador demócrata Al Franken, un viejo comediante que ha llevado en serio su rol de antagonista del nominado, en parte porque Sessions llegó a las audiencias acusado de ser tolerante hacia organizaciones racistas y supremacistas, como el Ku Kux Klan.
La acusación principal de Franken fue que el nominado, en su intervención inicial, no se representó a si mismo con honestidad sobre su pasado. El senador demócrata por Minnesota, trajo a colación las declaraciones de Sessions cuando en el año 2009 fue nominado para ser el líder de la entonces minoría republicana en el mismo Comité Judicial.
Franken recordó que Sessions dijo en ese entonces cuando era fiscal federal en Alabama, que encauzó entre 20 y 30 casos relacionados con los derechos civiles en un intento de segregar a las escuelas públicas. La acusación nunca fue demostrada pero salió a relucir en la audiencia, aunque en noviembre pasado, cuando ya se sabia que Sessions era el nominado por el presidente electo Donald Trump, su despacho admitió la veracidad de la acusación.
Lo que sucede es que Sessions había dicho que litigó cuatro o cinco de esos casos pero, como Franken recordó, un grupo de asistentes del fiscal federal en ese entonces recordaron el mes pasado en un artículo publicado en The Washington Post que el ahora secretario de Justicia no tuvo cartas en el asunto y dejó el caso a sus asistentes. “Usted no quiso participar en la persecución judicial y dejar a esta gente libre de responsabilidad”, acusó el senador demócrata.
En la respuesta, Sessions fue bastante pragmático al colocar en perspectiva esos años y decisiones. “Nada de eso pasó, yo me limité a cumplir la ley, interpretar la constitución y la carta del estado de Alabama. Nadie me contestó”, explicó.