MIAMI.– Hace más de un año el magnate Donald Trump acusó a los inmigrantes mexicanos de ser mulas de la droga, violadores y ladrones. Pero en ese momento estaba lanzando su campaña a la Casa Blanca y las declaraciones provocaron revuelo en el país. Lo único que logró fue que los inmigrantes, indocumentados o no, cerraran filas con la candidata demócrata Hillary Clinton, cuya campaña en ese entonces estaba siendo diseñada.
Pero ahora, a poco menos de 70 días de las elecciones presidenciales, con los sondeos favorables a la rival demócrata, y sin duda por consejo del nuevo equipo de su campaña reclutado la semana pasada, Trump parece decidido a suavizar sus opiniones sobre la inmigración a Estados Unidos y éste miércoles se espera que haga un pronunciamiento racional al respecto.
Su entorno no ha adelantado mucho, pero según su compañero de boleta, el senador Mike Pence, en los últimos meses Trump ha comenzado a cambiar su pensamiento tras conversar con algunos inmigrantes, mayormente hispanos, que le son favorables. “Lo que he visto es que él está gestionando este asunto como lo haría el presidente de un consejo de administración de una empresa, como el Sr. Trump lo es. O sea, escuchando a todo el mundo, ponderando opiniones”, dijo Pence.
Según dio a entender la portavoz de la campaña, Katrina Pierson, el plan de inmigración de Trump hace énfasis en la deportación de los inmigrantes con serios antecedentes penales y sería más benigno con aquellos que han criado sus familias aquí. Al mismo tiempo, reforzaría los mecanismos de admisión migratoria a Estados Unidos, para los cual tendría que contar con el apoyo del Congreso, pero la posibilidad de que los demócratas vuelvan a conquistar el senado pudiera descarrilar esa idea.
El objetivo del magnate inmobiliario seria tranquilizar al electorado republicano moderado preocupado con el voto hispano que, acorde con los sondeos, y como sucedió en los últimos dos ciclos electorales presidenciales, se inclina hacia los demócratas. “Realmente no ha cambiado su postura sobre inmigración. Lo que ha cambiado son las palabras con que la presenta”, puntualizó Pierson a la cadena CNN.
Pero tampoco es nada de nuevo, porque deportar a los inmigrantes con serios antecedentes penales también es un plan demócrata. Clinton lo ha dicho en varias oportunidades así como que no pretende separar a las familias. Tampoco es nada diferente de lo que ha hecho la Patrulla Fronteriza y el Departamento de Aduanas e Inmigración que han deportado más gente que nunca durante el mandato del presidente Barack Obama, que muchos activistas de inmigración y congresistas le han llamado “el deportador-en-jefe”.
La semana pasada Trump lanzó el primer anuncio televisivo sobre inmigración que es particularmente duro con su rival demócrata. “En los Estados Unidos de Hillary Clinton el sistema está viciado contra los estadounidenses. Los refugiados sirios van a inundar el país, a los inmigrantes sancionados por delitos graves se les permitirá quedarse recibiendo beneficios de la seguridad social. Nuestras fronteras estarán abiertas”, dice el anuncio de 30 segundos.
En contrapartida, “los Estados Unidos de Donald Trump se mantendrán seguros. Los terroristas y criminales peligrosos se mantendrán a raya, la frontera será segura y nuestras familias (también)".
Del lado demócrata la respuesta no se hizo esperar. El portavoz de Clinton, Brian Fallon, dijo que “si alguien ha pensado por un segundo que Trump estaba hablando seriamente de algún arrepentimiento, (pues) ha vuelto a demonizar a los inmigrantes con este nuevo anuncio”. Pero la candidata demócrata no ha hecho mucho.
De hecho al reaccionar al anuncio, cometió un desliz que la campaña se apresuró a desmentir. “Hay que creerle cuando amenaza con sacar a todos los inmigrantes del país”, dijo Clinton en una entrevista con CNN. Pero lo cierto es que el magnate nunca ha dicho eso. “Lo que la secretaria de Estado quiso decir fue ‘todos los inmigrantes indocumentados’. La entrevista fue en vivo”, dijo un portavoz.
Por el momento, el contenido del discurso del miércoles no queda claro y no se sabe si Trump ha cambiado su postura sobre la construcción del muro en la frontera con México, si permitirá quedarse a los hijos de los indocumentados que ingresaron a Estados Unidos siendo menores de edad y aquí han hecho toda su vida, lo llamados dreamers, o si piensa derogar una orden ejecutiva de Obama que autoriza a algunos de ellos a permanecer en el país.
Tampoco está claro que hará Trump con los indocumentados que están en el país pero no tienen antecedentes penales. De momento, la postura es que también serán perseguidos y sacados del país. Y si quieren regresar tendrán que aplicar a una visa desde su país de origen. Pero pudiera cambiar, entre otras razones, por la realidad de si es posible hacerlo.
En este orden de ideas, el congresista republicano por Wisconsin, Sean Duffy, dijo este lunes que los inmigrantes hispanos debían ver la postulación de Donald Trump con esperanza. “Creo que su plan económico y migratorio les facilita mucho la vida, les permite desarrollarse y trabajar en este país”, puntualizó.
Pero por ahora nada se sabe en concreto y, hasta el miércoles, la culpa es de la prensa. “Todo lo que la prensa quiere hablar es sobre los 11 millones (de indocumentados), más o menos. Pero no tienen una idea de la cifra exacta porque no tenemos ningún control en nuestro país”, afirmó Trump.