lunes 18  de  marzo 2024
ANIVERSARIO 67

"A través de DIARIO LAS AMÉRICAS encontré mi primer trabajo"

Así recuerda su vínculo con el diario un diseñador cubano que, con apenas dos décadas en EEUU, ha logrado apropiarse del exigente mercado del mueble de lujo
Diario las Américas | CÉSAR MENÉNDEZ
Por CÉSAR MENÉNDEZ

MIAMI.- Es fascinante saber que un interiorista cubano incluye en su portafolio el diseño de aviones privados. Al entrar en este selecto nicho, Dio Rodríguez abarca prácticamente todas las aristas de la decoración y fabricación del mueble de lujo para orgullo de su comunidad.

Rodríguez, fundador del emblemático sello miamiense Casa Dio, emigró a Estados Unidos hace apenas dos décadas, tiempo suficiente para levantar, con mucho talento y esfuerzo, un negocio donde la clave es crear espacios de belleza y buen gusto para clientes muy exigentes.

La pasión de este holguinero de 44 años por el diseño y la creación es prácticamente innata. Desde muy pequeño sintió atracción por la manufactura. “Tenía necesidad de crear”. Una vocación que comenzó a experimentar en el taller de su tío con ocho o nueve años, “donde me colaba a escondidas y creaba mis primeras piezas de madera”. “Es lo que siempre he hecho. No recuerdo que me haya querido dedicar a otra cosa”.

Su primera emigración fue dentro de Cuba. Con veinte años se fue a vivir a La Habana, en el Casino Deportivo. “Afortunadamente, aquella casa tenía un taller en el garaje. Había algunas herramientas viejas que me sirvieron para continuar mi trabajo. El reto de cualquier creador en Cuba es el acceso a los instrumentos adecuados. Yo no los tenía, pero nada se interpuso en mi pasión por la creación”.

Diferente

Aún en Cuba, sus trabajos comenzaron a llamar la atención. La gente apreciaba un producto de muy buena calidad y diferente. “Lo que más me importaba era tener un nombre a través de mis trabajos. Quería que el público distinguiera mis muebles. En un país donde todo hace falta, es difícil evitar la tentación de crear productos mediocres. Sin embargo, yo siempre aposté por la calidad”, sostuvo Rodríguez sobre sus inicios.

Esa actitud le hizo ganar una clientela más selecta. Precisamente uno de sus clientes le recomendó para que trabajara en el Fondo de Bienes Culturales como artesano. “Enseguida supe que se trababa de una gran oportunidad. En Cuba, de cada mil artistas, uno la tiene”.

De esta forma, Dio tuvo su primera experiencia “capitalista”. Creó una cooperativa, tuvo empleados, estaba obligado a cumplir contratos y obtuvo permiso de importación y exportación. “Me autorizaron a venderle a las instituciones extranjeras que iban a la isla a trabajar con el turismo”. Así entró en el mundo de la fabricación y decoración de muebles para hoteles. “Trabajé con Eusebio Leal en proyectos de La Habana Vieja. Hice varios restaurantes y cafeterías”, recuerda Dio.

Emigrante

Llegó a EEUU, en el año 2000, a través de los programas de visas. “No conocía a nadie en el país”. Y para colmo se acababa de divorciar de su primera mujer. “Los inicios fueron muy duros, como los de la mayoría de los emigrantes de nuestra comunidad”, señaló.

El primer reto aquí fue vivir de lo que realmente le apasionaba. “Cuando compartía mi sueño con diferentes personas, todos me decían: Olvida eso, los muebles aquí están tirados en las esquinas. Era frustrante. Pero un gran amigo me animó a que lo intentara antes de tirar la toalla. Y eso me dio coraje para empezar.”

Casa Dio

Trabajó en diferentes carpinterías y talleres hasta que abrió su primer negocio. Era una modesta tienda de muebles. “La señora de la tienda colindante vendía antigüedades. Nos veía a mí y a mi esposa Vanessa trabajar un montón de horas sin descanso y nos tomó mucho aprecio. Un día entró a la tienda y me dijo que le gustaba todo lo que yo hacía. Acto seguido, levantó unas de mis mesas y me mostró que una de las patas por detrás estaba sin barnizar. Y me dijo: ¡Píntala! Para que cuando alguien la mire por dentro le asombre su calidad. Y dijo una frase que se ha convertido en mi divisa: “La buena ropa tiene que estar bien hecha tanto por fuera como por dentro”.

“En Casa Dio, desde entonces, la calidad de los muebles se puede apreciar desde todos los ángulos, incluso desde atrás”.

Actualmente, Casa Dio es una compañía consolidada que se organiza por divisiones. Además de los muebles de lujo y la división de interiorismo para hoteles, ha creado la división de aviones y otra náutica, “donde hacemos interiorismo de barcos. La nueva organización nos permite especializarnos en los diferentes tipos de proyectos”.

También se ha internacionalizado. Abrió un estudio en Londres. “Es una ciudad que me encanta por sus calles, su arquitectura y su gente venida de todas partes del mundo.

También estamos diseñando un yate en Italia y desde Londres es más fácil llevar las operaciones europeas”.

Diseño de Aviones

“La mayoría de mis clientes se convierten en mis amigos.

Tengo clientes a quienes les he hecho muchos proyectos residenciales y comerciales. Un día, en un viaje de trabajo, un cliente me preguntó si me atrevía a diseñar su avión. A los pocos días llevé a todo mi equipo al hangar donde se encontraba. Lo analizamos y nos pusimos a trabajar. El resultado fue tan impresionante a partir de ahí vinieron otros proyectos similares”.

Ayuda

“Es importante devolver a la comunidad lo que obtenemos de ella. Nosotros colaboramos con una organización argentina llamada “Pequeños Pasos”. Ellos fabrican escuelas infantiles en lugares remotos de ese país. Me impresiona lo que hacen con las colaboraciones que enviamos”.

A la pregunta de cuál es su relación con DIARIO LAS AMÉRICAS, Dio respondió: A través de él encontré mi primer trabajo. La mayoría de mis empleados han venido por anuncios de DIARIO LAS AMÉRICAS. Por otra parte, creo que es un medio fundamental para nuestra comunidad que ha estado siempre presente entre nosotros.

[email protected]
@menendezpryce

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