MIAMI.- Más de 100 médicos, enfermeras y empleados administrativos de la salud en Miami, Broward y Palm Beach fueron detenidos por robar al Medicare, como parte de un redada nacional que arrojó 600 arrestados que podrían haber estafado a la red federal más de 2.000 millones de dólares.
De hecho, la fiscalía federal del distrito sur, con sede en Miami, calificó la operación de arrestos como “la más grande en la historia del Medicare” contra quienes roban a la red de salud del país.
Según el reporte inicial, emitido por la fiscalía federal, se estima que el saldo del robo efectuado en el sur de la Florida asciende a unos 337 millones de dólares, lo que equivale al 20% del monto que fue robado al Estado en todo el país.
“Esto demuestra que tenemos un problema muy serio aquí en el sur de la Florida”, señaló el fiscal federal Benjamin G. Greenberg.
Muchos de esos robos ocurrieron en casas que acogen a adictos de sustancias o alcohol, mientras reciben el tratamiento oportuno en un local cercano. Por ejemplo, dos empleados de uno de esos lugares en Delray Beach, y el propietario, fueron aprendidos por “reclutar supuestos pacientes y cobrar al Gobierno por medio de facturas”.
No sólo robaron, sino que además “dificultaron el normal desarrollo del tratamiento para los pacientes verdaderos, que de por sí ya la tienen muy difícil para progresar”, subrayó el fiscal federal.
Por otra parte, el agente especial al frente de la batida opinó que la población del sur de la Florida “juega un papel muy importante en la batalla contra el robo al Medicare” y que es necesario “un examen” a fondo para determinar “la causa que hace esta parte del país tan propensa al fraude”.
Y recalcó que “no se trata de un problema del Gobierno o el Medicare, es un problema de todos” porque “afecta a todos los que contribuimos con el pago de impuestos” diariamente.
Hace apenas dos años tuvo lugar en Miami el mayor robo en la historia del Medicare entonces, cuando la fiscalía federal encausó al dueño de más de 30 casas de cuidado, el administrador de un hospital y un asistente médico por formar parte de una red de estafadores que robó más de mil millones de dólares al programa de sanidad nacional.
Estos individuos ordenaban exámenes médicos y servicios de asistencia innecesarios que sumaban miles de dólares por paciente.
“Este tipo de acto delictivo sólo fortalece la resolución de las autoridades de proteger a los pacientes y quienes pagan impuestos en el país”, destacó el agente de FBI encargado del caso en aquel momento, George L. Piro.