MIAMI. - La Florida se ‘pintó de rojo’ con el resultado en las elecciones de medio término que le dieron el triunfo al republicano Ron DeSantis para otro periodo en la gobernación, una victoria que fortalece a su partido en el estado y principalmente en condados clave como Miami-Dade.
DeSantis ganó con un margen de casi 20%, pero además izó la bandera republicana tras obtener la victoria en Miami-Dade, que junto a otros condados como Palm Beach eran bastiones demócratas desde hace un par de décadas.
En 2018 DeSantis ganó la gobernación al derrotar al demócrata Andrew Gillum, con una ventaja de más de 30.000 votos. Sin embargo, en Miami-Dade el republicano perdió frente a su opositor político del momento por 21%.
Los resultados recientes dejaron ver que el republicano derrotó al demócrata Crist, un reconocido político de larga trayectoria a nivel estatal y nacional, por más de 11% en el Gran Miami.
Las cifras fortalecen el dominio electoral del Partido Republicano en Florida, un estado tradicionalmente considerado pendular, que solía oscilar entre mayorías republicanas y demócratas.
Desde un principio, DeSantis figuraba como favorito sobre Crist y los resultados demostraron que las encuestas estaban acertadas.
De hecho, Florida no había visto una ‘paliza’ de tal magnitud en las urnas desde 1982, cuando el entonces gobernador Bob Graham ganó la reelección por más de 29%.
El republicano DeSantis perdió en solo cinco bastiones demócratas: los condados de Alachua, Broward, Gadsden, Leon y Orange.
DeSantis ha aparecido constantemente en las encuestas como el abanderado de los votantes republicanos en caso de que Trump decida no acometer una tercera candidatura presidencial.
En su fiesta para celebrar el triunfo en Tampa, el reelecto gobernador se refirió a los resultados en los comicios como “una victoria para la historia” y dijo a la multitud de simpatizantes: “No solo ganamos las elecciones, hemos reescrito el mapa político”.
La victoria le da a DeSantis un segundo mandato y una plataforma nacional mientras contempla una posible candidatura a la nominación presidencial republicana de 2024, posibilidad de la que ha rehusado referirse en debates y comparecencias ante los medios de comunicación.
En su primer mandato, DeSantis se opuso a las políticas contra el COVID-19 del presidente Joe Biden, además de criticar al asesor médico de la Casa Blanca, Anthony Fauci, por promover medidas de confinamiento y, por momentos, el uso obligatorio de las mascarillas.
Asimismo, promulgó medidas de ley que restringen la metodología de enseñanza sobre temas relacionados con la raza, orientación sexual e identidad de género en las escuelas públicas.
De igual forma, criticó abiertamente a la administración Biden en materia de inmigración, acusándola de no hacer lo suficiente para detener el flujo de inmigrantes a través de la frontera sur.
DeSantis ostenta el cargo desde 2019. Antes de ganar las elecciones de 2018 para asumir la gobernación en enero de 2019, DeSantis, de 44 años, se había desempeñado como representante por Florida en el Congreso de Estados Unidos. También ejerció como fiscal federal.
Como congresista estatal, el republicano se convirtió en uno de los principales defensores del futuro presidente Donald Trump y en un baluarte para su partido. Por tanto, algunos analistas ven a DeSantis como posible candidato a la presidencia del país.
Su opositor electoral, Charlie Crist, formó parte del Partido Republicano durante décadas. En 2012, el político anunció su afiliación al Partido Demócrata.
Crist se ha desempeñado como legislador estatal y federal, comisionado de Educación y fiscal general estatal. El político no ha anunciado sus próximos pasos después de esta derrota frente a DeSantis.
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