miércoles 2  de  octubre 2024
MIAMI

La temporada ciclónica no es cosa de juego

Es tiempo de estar preparados hasta los dientes para afrontar cualquier eventualidad, ante el avance de un ciclón que podría hacernos recordar la destrucción de 1992

Cada 1 de junio comienza la temporada ciclónica, esos tormentosos fenómenos tropicales que podrían azotar a nuestra ciudad, ante la mirada desesperada de los que habitamos en ella. Sin embargo, la experiencia demuestra que podemos disminuir los daños y evitar la pérdida de vidas humanas, si tomamos medidas preventivas como asegurar los bienes, almacenar alimentos y seguir las instrucciones del cuerpo de emergencias de la localidad.

Hace apenas unos días, el presidente Barack Obama visitó nuestra ciudad para acudir al National Hurricane Center y recibir el informe oficial de esta temporada ciclónica, que prevén será menos activa de lo normal, con la formación de entre 6 y 11 tormentas tropicales, de la cuales entre 3 y 6 derivarían en huracanes.

El Presidente exhortó a estar preparados, luego de reconocer que si bien el cambio climático no genera huracanes, sí "puede hacerlos más fuertes".

Luego subrayó que "nunca es demasiado pronto para estar preparados para un desastre" natural.

De eso precisamente trató el llamado público de la alcaldía de Miami-Dade, presidida por Carlos Giménez, cuando instó el pasado viernes a los residentes del Condado a prepararse.

“Este año vaticinan una temporada más tranquila pero no podemos despreocuparnos. Recuerden que el huracán Andrew, el 22 de agosto de 1992, fue la primera tormenta del año y nos sorprendió con mucho daño.

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Giménez enfatizó la necesidad de estar preparados. “No esperen al aviso de tormenta. Almacenen alimentos enlatados, agua y aseguren sus propiedades. No se olviden de las personas de la tercera edad, los discapacitados, los niños o las mascotas. El Condado cuenta con centros de acogida que los atienden. Llamen al 311 para saber dónde están”.

De hecho, nuestro condado cuenta con un manual de 20 páginas, aunque tan sólo una de ellas es publicada en español y otra en creole, que aconseja qué hacer, antes y después de la tormenta.

De cualquier manera, puede llamar al 311 para obtener información en español, si no puede leer esta guía que es gratis y está disponible en la oficina de su comisionado por distrito o bajo la dirección MiamiDade.gov, desde donde puede imprimir copias.

Preparación básica

Más vale estar preparados que lamentarse después. Es una sabia afirmación que ayuda a enfrentar los fuertes vientos que genera el ciclón.

Si tenemos en cuenta el alto costo del seguro de la propiedad, un asunto que el Gobierno estatal de la Florida no ha logrado mejorar, habría que disminuir al menos la posibilidad de sufrir daños materiales para evitar la indeseada reclamación y el subsiguiente aumento de las primas. Recuerde que hoy paga cinco veces más que hace 23 años, cuando ocurrió el fenómeno de Andrew.

A esta fecha, justamente antes del comienzo de la temporada ciclónica, debería estar preparado. No obstante, aún está a tiempo. Si no tiene seguro de la propiedad, acuda a un asegurador responsable y pida una cotización acorde a los valores que desee salvaguardar y la capacidad de su bolsillo.

Tenga en cuenta que debe proteger sus bienes, la casa o apartamento. Eso es contar con paneles probados contra huracanes para resguardar ventanas y puertas. No espere a última hora para cubrirlas con maderas. No sólo son débiles ante la presencia de los vientos, sino, además, podría faltarles a última hora, cuando la avalancha de público ocupa los almacenes donde las venden.

Mantenga toda su documentación en un mismo lugar, seguro y accesible.

Elimine a tiempo las ramas de los árboles que podrían causar daños a su propiedad.

Acopio imprescindible

Sobre todo, debe tener presente la importancia de acopiar alimentos, agua y otros artículos de primera necesidad, como dinero en efectivo y suficiente gasolina en su automóvil, para afrontar al menos 72 horas de carencias, tras el paso de la tormenta.

Tenga a mano comida en conserva, agua potable y artículos imprescindibles como baterías para radios receptores y linternas,  cocinas que funcionen  con gas propano, así como los medicamentos que usualmente toma y los de primeros auxilios, que debe adquirir antes del llamado de alerta para evitar las largas filas en las farmacias.

Otras necesidades

Conozca de antemano cuán vulnerable es la zona donde reside ante el avance del mar o las inundaciones que la lluvia podría provocar.

Defina cuál es el lugar más seguro en casa para guarecerse del viento, en caso de destrucción.

Sepa dónde ir si no se siente seguro en casa. Si no tiene familia o un amigo cercano a dónde acudir, hay refugios muy bien provistos de camas, alimentación y otros auxilios, algunos de ellos habilitados para recibir mascotas y personas con discapacidades físicas. Llame al número 311 para conocerlos e incluso inscribirse.

Manténgase informado por los partes meteorológicos del Centro Nacional de Huracanes y las instrucciones de la autoridad de emergencias en la localidad.

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Antecedentes

Según la firma especializada Climate Central, que agrupa a importantes científicos que velan por la estabilidad climática, Miami es la segunda localidad con mayores posibilidades de ser abatida por un ciclón, sólo después de Tampa, también en la Florida.

La ubicación geográfica de Miami-Dade y las condiciones climáticas que giran en torno a la gran urbe, favorecen el paso de  las perturbaciones atmosféricas que derivan en fuertes vientos, lluvias abundantes y la muy temida entrada de mar en las zonas costeras, sobre todo la isla de Miami Beach.

Según los datos publicados por el National Hurricane Center, un huracán ronda Miami, dentro del radio de las 50 millas, cada cinco o siete años. Fue precisamente Wilma, la última tormenta huracanada que atravesó nuestra localidad y causó daños materiales en 2005.

Acorde a la historia, el llamado Great Hurricane recorrió nuestra zona en 1926, donde causó alrededor de 167.000 millones de dólares en daños materiales, así como 372 muertes.

Sin embargo, muchos recuerdan el 24 de agosto de 1992, cuando el huracán Andrew azotó el sur de la Florida y causó grandes daños materiales que superaron los 25.000 millones de dólares.

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