Esta reseña es muy personal y no creo que haya manera más justa de escribir sobre el libro que Nelson tuvo la deferencia de entregarme hace unos días.
“La creatividad viene del amor o del dolor”, me aseguró cuando le pregunté de dónde habían salido todo esto. Y tras leer el libro entendí que es posible perdonar y superar el trauma, aunque este haya nacido del abuso sexual en la infancia.
La historia
Cuando tu historia se convierte en: TU HISTORIA comienza in medias res, en el puro temblor de un joven Nelson que, junto a un amigo, piensa en lanzarse de la azotea de un edificio en Miami. “No teníamos idea de quiénes éramos”, se lee en una de tantas reflexiones que mantendrán al lector en vilo. Este libro bien vale un desvelo. No le sobra ni le falta una página. Hay mucha intensidad en estas memorias, momentos que ponen la piel de gallina y golpes narrativos que sacuden al lector.
Nelson tiene la capacidad de la síntesis, usa las palabras precisas, sin florituras innecesarias, y también deja espacio para la identificación con su historia, que a pesar de ser extremadamente personal tiene la dualidad de ser universal.
La trama, contada en 20 capítulos, está abrazada por el prólogo del reverendo Oswaldo Agudelo y las palabras de contraportada del congresista Carlos Giménez, dos personas que significan mucho para Nelson. “El Padre Agudelo ha sido un sanador herido, gracias a sus consejos hemos llegado a trabajar de forma profunda nuestra vida espiritual. Es una persona con un extenso conocimiento y cultura”, confesó el autor. Giménez, por su parte, le abrió las puertas al mundo de la gestión política, donde aprendió algunas de las destrezas que le permiten sortear con éxito su trabajo como Director Ejecutivo de la Fundación del Miami Dade College.
La herida
“Todos estamos heridos”, afirma el padre Oswaldo Agudelo en un prólogo insuperable y cargado de bondad. El padre Agudelo nos demuestra que la fe es un par de brazos abiertos al perdón, a la comprensión; y en vez de sermonear sobre errores y pecados, usa su don de la palabra para darnos un mensaje de amor que, les aseguro, ayudará a muchos independientemente de sus experiencias.
Sí, Nelson creció entre desajustes emocionales, vio a sus padres poner millas de distancia entre ellos, pero se aseguró de construir una familia donde el amor y lo espiritual fueran la base del sistema de valores. Quién mejor para entender el valor de una familia unida que quien echó de menos tenerla en su niñez.
El hecho de haber vivido varias vidas en una antes de cumplir siquiera los 20 años fue determinante para forjar una personalidad curtida, poblada de fracasos, pero entrenada para levantarse y comenzar de nuevo. Aunque el lastre de las adicciones representó constantes pausas en su desarrollo académico, bastaba que se concentrara en las clases para destacar inmediatamente. Resulta conmovedor el cariño con el que recuerda a esos maestros y mentores que le apoyaron incluso cuando no quería dejarse ayudar, como los dueños de un internado en Colombia. Había un talento, un brillo que luchaba por salir mientras él se obstinaba en tapar la realidad, en escapar de sí mismo quizás.
“Todos necesitamos ser escuchados sin ser juzgados. Las transformaciones más poderosas ocurren cuando estamos dispuestos a escuchar con el corazón”, escribió Nelson en uno de los capítulos más emotivos del libro, en el que relata su experiencia como interno en un pabellón psiquiátrico para veteranos del hospital VA en Bedford, Massachusetts. El autor, entonces estudiante del Miami Dade College, había ganado una prestigiosa beca y fue el único que no era aspirante a doctorado dentro del grupo seleccionado para esta pasantía. Su inteligencia emocional le hizo destacar; a su corta edad, ya sabía de pérdidas y traumas. ¿Cómo si no habría podido entrar en la blindada soledad de un veterano de guerra? ¿De qué otro modo habría logrado convencer a ese señor que se hundía en la tristeza de un contén?
Está bien llorar, me dije en uno de los momentos más conmovedores del libro, cuando Nelson le pidió matrimonio a Carolina. “Ahora que estamos más cerca de Dios, quiero pedirte que seas mi esposa”, expresó, con la voz temblorosa, a bordo de un avión. Y no hay manera de hacer spoiler al contar estos detalles, porque los antecedentes —el mundo salvaje del que salió Nelson para encontrar en ese amor su tabla de salvación— no pueden explicarse mejor que en sus propias palabras.
La historia de Nelson está llena de comienzos. Estos no habrían sido posibles sin esa fe inquebrantable en Dios que heredó de su abuela Ofelia y que multiplicó gracias a su esposa Carolina. No todo el que cae en las drogas, en las adicciones, logra levantarse y brillar; hay quienes se quedan a medio camino entre las oportunidades y el fracaso, hay quienes no salen vivos, y están los que simplemente se quedan girando en círculos viciosos. Nelson no solo se levantó y recuperó su vida, su historia, sino que se convirtió en un faro de luz para aquellos que atraviesan situaciones similares.
El perdón
“Solo el amor sana heridas profundas y porque logré sanar pude sentarme a escribir. Si yo puedo perdonar, si logré sanar, cualquiera lo puede hacer”, me dijo Nelson hace unos días. Y esas palabras se quedan dando vueltas en la mente porque a veces no nos damos cuenta de lo necesario que es sacudirse las heridas del pasado y permitirnos avanzar.
En una clase magistral de gratitud, Nelson recuerda los nombres de cada profesor y mentor que le ayudó a levantarse; se asegura de mencionarlos a lo largo del libro y en la amplia sección de agradecimientos al final. Allí están el exalcalde Alex Penelas, el editor David Lawrence Jr., el congresista Carlos Giménez, entre otros.
Vendrá bien al lector saber que Nelson Hincapié fue parte del equipo que defendió la campaña para establecer el Universal Pre-Kindergarten en Florida, un logro que hizo historia en el estado y que aseguró que los niños de cuatro años de edad tuvieran acceso gratuito al Pre-Kindergarten. A esa gestión se sumaron labores como coordinador en Florida Central para la campaña al Senado de Alex Penelas, y el trabajo en el equipo del entonces Comisionado del Condado de Miami-Dade, Carlos A. Giménez, quien más tarde lo designó para formar parte de The Children’s Trust.
A Madeline Pumariega, actual presidenta del Miami Dade College, Nelson le profesa un especial cariño. Estaba a punto de graduarse, tenía una membresía en la sociedad de honor Phi Theta Kappa y era presidente de su campus, cuando Pumariega, entonces decana de estudiantes, le encomendó dar un discurso en el acto de graduación. Curar las heridas del pasado fue el mensaje que prevaleció en las palabras de Nelson.
Sus experiencias le han ayudado a profundizar en una empatía enorme, a entender que uno nunca sabe por lo que está atravesando una persona con la que te topas en la calle, y que ayudar, brindar una sonrisa, entregarse a ese acto de generosidad que puede ser tan simple como escuchar al otro o darle una oportunidad, es el mejor ejemplo que podemos dar a la familia.
Samuel, Sarah, Nelson, Carolina, Salome y Simon.
La familia de Nelson Hincapié: De izquierda a derecha, Samuel, Sarah, Nelson, Carolina, Salomé y Simón.
Cortesía del autor
El compromiso con la comunidad lo ha llevado a ser mentor y guía de cientos de jóvenes, además de compartir su experiencia como conferencista en eventos como MAS Talks de Miami Arts Studio, la Conferencia Nacional del Instituto Daniel Memorial, el Centro de Recursos Familiares, conferencias regionales del Departamento de Niños y Familias (DCF), y TEDx.
El autor nos enseña que no tenemos que parecernos a nuestro pasado, y la perseverancia —algo que le sobra y que de algún modo lleva en su apellido— fue elemental para cambiar esa narrativa. Un chico que vivió en el mundo de las adicciones en la adolescencia pudo convertirse en un hombre de bien. Le costó mucho trabajo, pero lo hizo.
Durante más de 12 años, Nelson fue Presidente y CEO de la Fundación Voices For Children, trabajando en la creación de políticas y programas de apoyo para jóvenes que salen del sistema de acogida. Con la misión de romper el ciclo intergeneracional de abuso y negligencia en sobrevivientes de trata de personas, ha acompañado a adolescentes y jóvenes en su transición hacia una vida independiente.
Nelson Hincapié se adueñó de su historia y tomó las riendas de su vida. Este libro nos deja muchas lecciones: la perseverancia, el valor de los estudios, la importancia de fomentar el amor en la familia, y la necesidad de perdonar para seguir adelante.
Cuando tu historia se convierte en: TU HISTORIA se presentó en la Feria del Libro de Miami en 2024, y estará este año en varias ferias de México.