“Dice más sobre la historia de Nicaragua un silencioso nacatamal que todas las páginas de don José Dolores Gámez sobre la Colonia”. José Coronel Urtecho “Dice más sobre la historia de Nicaragua un silencioso nacatamal que todas las páginas de don José Dolores Gámez sobre la Colonia”. José Coronel Urtecho
MIAMI— Los nacatamales ayudan a Jessenia Carrión Baltodano y Blanca Azucena Rostrán Baltodano a labrarse un camino en Estados Unidos. En la avenida 12 del suroeste y la famosa Calle Ocho, en La Pequeña Habana, cada fin de semana, estas hermanas nicaragüenses estacionan un auto cargado de nacatamales recién hechos y calentitos. Son los días ideales, pues este plato se suele comer los fines de semana, además de ser el protagonista en eventos especiales como fiestas familiares y la celebración de Navidad.
“Tenemos tres meses de estar aquí. Llegamos con parole. Mi hermana Blanca tiene un mes de haber llegado. Una hermana ciudadana ha creído en nosotros y aquí estamos trabajando”, dijo Jessenia, que vio irse al exilio a un hijo que huyó hace dos años del régimen de Daniel Ortega. “Nuestra familia se ha tenido que desintegrar o salir del país por la situación”, sumó.
No obstante, la esperanza es su bandera: “Somos mujeres y hombres luchadores. Nicaragua va a volver a ser libre algún día. Y vamos a salir adelante porque trabajamos con lo que sabemos hacer”.
Las hermanas pasan horas en una cocina preparando estas delicias y su mayor alegría es cuando llega un paisano en busca de ese alimento que le conecta con sus raíces, y que también resulta muy cómodo para comer en el ajetreo diario.
Los nacatamales en el baul del auto GRETHEL DELGADO / DLA
Los nacatamales en el baúl del auto.
GRETHEL DELGADO / DLA
¿Qué lleva un nacatamal?
Los ingredientes varían ligeramente, pero suelen llevar harina de maíz, trozos de carne, arroz, tomates, ajo, cebolla, achiote, papas, yerbabuena, chile al gusto y jugo de naranja agria. Todo envuelto en una hoja de plátano.
Por qué se llama así
Este alimento precolonial era llamado nactltamalli, palabra usada por los nicarao (ubicados en el sur del país, en la costa del Pacífico), que significa tamal de carne en náhuatl.
“Cuando mi madre nos daba el pan, repartía amor”, dijo el famoso chef Joël Robuchon. Esa añoranza por el sabor del hogar se percibe en quienes se acercan a buscar nacatamales y encuentran este maletero lleno de sabor, que es como abrir un baúl de nostalgia por el terruño.
¿Quiénes buscan los nacatamales?
“Tenemos muchísimos clientes colombianos. Los cubanos creen bastante en su comida pero nos compran mucho. Estoy feliz porque a la gente le gusta la comida; también hago sopas, chancho con yuca, tortillas, y los domingos traemos más cositas de comer”, contó Jessenia.
Llega una mujer y hacemos una pausa
Una señora estaciona su auto y camina siguiendo el aroma de los nacatamales. Pide uno con chile. Tras una rápida transacción agarra su bolsa con la comida y entra a su vehículo con una sonrisa de oreja a oreja.
Una clienta busca nacatamales GRETHEL DELGADO / DLA
Una clienta busca nacatamales.
GRETHEL DELGADO / DLA
Sigue la charla
Bajo la sombra de unos árboles y sentadas en dos sillas de playa, las hermanas se muestran orgullosas de su trabajo.
“Vendemos 300 nacatamales a la semana, entre viernes, sábado y domingo”, reveló Jessenia. “Los viernes entregamos en diferentes supermercados, pues ya hemos dado el producto a conocer, y entonces los entregamos y la gente los ha agarrado muy bien, les gusta el sazón”.
En Nicaragua, explicó, “tenía un negocito de comida. Vine aquí a hacer lo que yo sabía. En vez de irle a trabajar a alguien, yo puedo hacer mis nacatamales”.
La familia colabora con este pequeño emprendimiento: “Mi sobrina, que nació aquí, me viene a ayudar y maneja porque todavía no tengo licencia”.
Sueños por cumplir
Jessenia aspira a “tener un negocio de catering, hacer comida para fiestas, porque hice eso en Nicaragua con mi negocio de eventos y decoraciones. Vamos a lograrlo, sé que en un tiempo lo vamos a lograr, Dios primero”.
Las hermanas Blanca y Jessenia - GRETHEL DELGADO / DLA
Las hermanas Blanca y Jessenia.
GRETHEL DELGADO / DLA
¿Qué opina de Miami?
“Es lo único que he conocido hasta el momento. No es como me imaginaba, que venía a encontrarme con gente que hablaba solo inglés”, admitió Jessenia. “Hay mucha comunidad latina. Esto se parece más a lo que nosotros estamos acostumbramos, solo que con un mejor sistema de trabajo, mejor economía”.
Como añadió, “aquí yo miro que todo el mundo busca la comida de su país. Si es colombiano te habla de la bandeja paisa, si es cubano te habla del congrí. Vamos aprendiendo más de todas estas culturas. Aunque haya sido muy malo, a todo le vamos a sacar su parte buena. Unidos sabemos que vamos a salir adelante”.
Puede encontrar a las hermanas los fines de semana cerca de la avenida 12 del suroeste y la calle 8, o llamando al (786) 286-5014.