MIAMI. - Plasmar en un lienzo los elementos clave de la tragedia del edificio que se desplomó en Surfside, ha sido una tarea que no solo generó una “profunda tristeza” en el pintor conocido como ‘Robenz’, sino también un sentimiento de solidaridad con los familiares de las víctimas de la calamidad que enluta al sur de la Florida.
De 59 años, 40 de los cuales radicado en Dallas, el mexicano Roberto Márquez recorrió en su modesto vehículo más de 1.300 millas, lo que significó casi un día de camino, para llegar hasta el área del derrumbe con una idea en su mente: ser voluntario en las tareas de rescate.
Sin embargo, a pesar de su insistencia, según cuenta, no fue admitido en los grupos que tienen la penosa misión de rastrear entre escombros a las personas desaparecidas tras el colapso del Champlain Towers South, ocurrido en la madrugada del pasado 24 de junio.
“Yo quería trabajar con los rescatistas”, comentó a DIARIO LAS AMÉRICAS. Aun así, Márquez cargaba en el maletero y en la parte posterior de su vehículo todos los pertrechos necesarios para realizar una labor que le ha granjeado popularidad en Texas, entre estos sus pinturas y más preciados pinceles.
Era su segunda opción, pero no menos meritoria. Por tanto, el 30 de junio pasado, una semana después de la caída de la edificación y en medio de personas que todavía buscaban alguna información asociada con sus familiares desaparecidos a raíz de la tragedia, el pintor de complexión menuda, que acostumbra a llevar sombrero, comenzó la tarea que atrajo a muchos curiosos.
La obra
Pintor Roberto Marquez
El pintor Roberto Márquez
DANIEL CASTROPÉ
Afirma que no lo hace por dinero, ni con el ánimo de obtener fama. Su mayor motivación es de índole “personal y sentimental”.
Recuerda que apenas vio las primeras imágenes del lamentable suceso a través de los canales de televisión, se sintió “muy conmovido”, razón suficiente para emprender el largo viaje en procura de un fin loable.
Una vez en la pequeña localidad de Surfside, logró situarse a un costado de la zona de parqueo de la iglesia Saint Joseph, a un par de cuadras de donde por 40 años estuvo la edificación colapsada, en donde el repiqueteo constante de las campanas del recinto religioso ha servido de inspiración para el artista.
Según Márquez, el mural de 8 pies de alto por 22 de ancho contiene al menos nueve elementos que llaman su atención sobre la catástrofe, entre estos la cama litera que quedó casi en el aire en la porción del edificio que permaneció en pie, una señora que fue rescatada junto a un muchacho y relojes que marcan la hora del desastre y de la demolición de la torre norte de la edificación.
“También hay instrumentos de los músicos que se cree fallecieron, un predicador, los bomberos que han sido protagonistas de este hecho, las grúas que levantan los escombros, las cámaras de televisión que los reporteros me pidieron incluir y estaba también una paloma que simbolizaba la esperanza, pero decidí borrarla porque vemos que ya hay poca ilusión de encontrar gente con vida”, dijo.
Algunas personas le han sugerido incluir otros detalles relacionados con el penoso suceso, pero Márquez no ha tomado en cuenta esas propuestas porque considera que no se debe “recargar” la obra. Incluso, está pensando en quitar algunas piezas, según dijo.
¿Y ahora qué?
Lo más difícil para el pintor en el aspecto ambiental ha sido lidiar con las altas temperaturas y al mismo tiempo las lluvias propias de esta época del año. A pesar de ello, Márquez estima que el mural debe estar terminado en poco tiempo.
“No me preocupan las lluvias porque los materiales de pintura que estoy utilizando son muy resistentes”, aseguró.
De hecho, el mural ha sido visto bajo intensos aguaceros y cuando estos ceden, Márquez ha vuelto a su silla o a realizar su labor de pie, sin menoscabo alguno del lienzo.
En primera instancia, la idea era donar la pintura a alguna organización o museo y que sirviera para perpetuar los momentos más significativos del desastre. “Lo bueno y lo malo”, explicó.
Pero más tarde, “vino una pareja y me propuso que podíamos subastarla y que el dinero se destine a las víctimas”. La proposición le pareció acertada y por ende solo espera tener más detalles de cómo será la puesta en subasta para darlos a conocer a los medios de comunicación.
Antes de dar ese paso, no puede faltar “limpiar completamente el lienzo, que todo esté como debe ser” y no descarta la posibilidad de que se le ponga un marco para darle mayor firmeza. “Eso sería lo ideal”, subrayó.
Más que un pintor
Márquez está pintando murales desde hace tres años. En Texas, tiene “unas seis pinturas públicas” y se gana la vida como contratista de construcción.
Otro ángulo interesante en la vida de este artista es su trabajo como activista por los derechos humanos, principalmente en favor de inmigrantes que proceden de su país. Comenta que ha guiado caravanas de centroamericanos hacia la frontera sur de Estados Unidos.
En diciembre del 2020, viajó a la capital cubana para sostener una reunión con el Movimiento San Isidro (MSI) que lidera Luis Manuel Otero Alcántara. También estuvo en una caravana convocada por influencers cubanos en la ciudad de Miami.
Márquez fue un activo promotor de actos públicos que favorecieron la campaña presidencial de Joe Biden.
Ahora, el mexicano oriundo de Zacatecas, con el mural y su trabajo voluntario, pone un “grano de arena” para que las generaciones actuales y futuras mantengan vivo el recuerdo de una calamidad que, además de lágrimas e intenso dolor, despertó la solidaridad de todo un país y un mundo más altruista.
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@danielcastrope