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MIAMI.- Permisos temporales a precio de oro, estaciones de bombeo de aguas residuales con más de 20 años en reparación, emprendedores atravesando un mar de obstáculos para comenzar su negocio, el Gobierno local abrumado, sin respuesta aparente, y residentes con miedo de hablar con la prensa. Es lo que DIARIO LAS AMÉRICAS ha observado en una inmersión por debajo de la atractiva cotidianidad de Hialeah.
Las alarmas saltaron en un programa del canal Univisión 23 y enseguida la radio se hizo eco, algo muy grave estaba ocurriendo en esa localidad del sur de la Florida. Emprendedores se quejan de no poder abrir sus negocios de forma legal por existir una moratoria en ciertas áreas de la ciudad para autorizar licencias permanentes a los nuevos locales.
Conversamos con una de las negociantes afectadas. Ella es Irma Rossié, es dueña de una academia de belleza y una peluquería en Hialeah.
Rossié no es nueva en la ciudad: “Llevo 30 años haciendo uñas. Y dentro de Hialeah, más de 16 años con el negocio abierto”, dijo.
Al intentar solicitar una licencia para un nuevo local, antes de firmar el contrato de renta, la emprendedora fue al Ayuntamiento a averiguar. “Nos dijeron que no estaban dando licencia porque existe una moratoria impuesta por el Condado Miami-Dade y que no había una fecha clara para saber cuándo se levantaría”, explicó Rossié.
“Continuamos indagando, porque no quería perder la oportunidad de tener ese local, logré conversar con Carlos Hernández, el representante de DERM y él me comentó que existe una situación con las bombas (estaciones de bombeo) de aguas residuales. Eso fue en diciembre de 2017”, acotó.
Rossié no se dio por vencida, conversó con los concejales Esteban Bovo, del condado, y Vivian Casals, de la Ciudad que Progresa, y finalmente fue Jonathan Martínez, el asistente del alcalde Carlos Hernández, quien le dijo: “Decidimos darte una licencia temporal para que no pierdas el local y empieces a trabajar”, rememoró.
Precios de escándalo
Una de las polémicas es el precio de las licencias temporales. “Desde entonces, estoy pagando cada tres meses diferentes tarifas por la licencia temporal. Tengo aquí una de 225 dólares, otras de 360 y alguna de 465 dólares. Son distintas cantidades que no comprendo”, explica la especialista en belleza.
Reconoce que ha pagado bastante, no ha cuantificado el total de dinero desembolsado, pero lo que más le molesta es que en julio pasado le llamaron por teléfono, y pensó “que era como siempre para recordarme que fuera a pagar. Sin embargo, nos comunicaron que la emisión de licencias temporales quedaban suspendidas”.
Al indagar sobre lo que podía hacer, “no obtuvimos respuestas”. Y resulta que ahora tengo un local que no puedo vender, ni alquilar, ni hacer nada con él”.
Algunos trabajadores en la oficina de licencias de Hialeah le contaron que “el Condado había llamado al alcalde, Carlos Hernández, para decirle que no podía seguir extendiendo licencias temporales”, contó.
Después buscó la ordenanza municipal sobre las licencias temporales y “efectivamente, allí dice que solo se pueden otorgar en caso de incendio”.
Temor a hacer declaraciones
Este medio tuvo acceso a una lista de 125 negocios que están funcionando con licencias temporales y decidimos visitar muchos de ellos para recoger sus testimonios.
En el recorrido descubrimos que varios de los negocios ya estaban cerrados. Los dueños de algunos, que continúan abiertos, se negaron a tratar el tema. Hablar sobre la licencia les producía pavor. Sin embargo, pudimos conversar con unos pocos, bajo la promesa de que no publicáramos sus nombres.
El dueño de una pizzería que se negó a “hablar con la prensa”, sin embargo, accedió a explicarnos sus vivencias, sin grabadoras ni cámaras. “Sabes, estoy con esta licencia temporal, nos hemos reunido con la Ciudad y el Condado y nos prometieron que no nos iban a cerrar. Por favor, no quiero llamar la atención”, sostuvo.
“Este es mi negocio, de aquí vivimos mi familia y mis trabajadores. No puedo poner en riesgo la inversión y la única entrada que tenemos”, señaló.
El hombre mostró las facturas de pagos realizados cada tres meses por un monto de 250 dólares cada una. “Antes de que se diera la orden del cese de las licencias temporales, los inspectores venían al local a recordarnos que teníamos que pagar o nos cerraban”, rememoró.
Incluso sostuvo que después de la orden, pasó una inspectora que le dejó un papel donde le advertían que ese local comercial está funcionando sin licencia y que podría ser multado. Es precisamente por ese documento que prefiere no hacer declaraciones.
También recogimos el testimonio de una barbería ubicada en la calle 25, cuyos propietarios prefirieron mantener la misma discreción. Explicaron que pagan cada tres meses sus licencias. No quieren señalarse ante los inspectores. “No nos conviene”, explicó amablemente uno de los dueños.
En una empresa de reparaciones de equipos, con grandes camiones y bastante personal, en la 37 avenida, nos dijeron que “el Condado y la Ciudad se echan la culpa unos a otros y nosotros estamos entre dos aguas. No nos queda más remedio que pagar la licencia temporal hasta que ellos resuelvan ese problema”. Tampoco quisieron hacer declaraciones para la prensa, pero supimos que llevan abiertos unos 15 años.
Costoso final feliz
Irannya Medina y su esposo abrieron un negocio de fisioterapia el pasado noviembre donde, explicó, “hacemos tratamientos a las personas que han sido damnificadas en un accidente de tráfico y a otro tipos de pacientes que requieren terapia física”.
“Aprobamos todas las inspecciones”, dijo y confirmó que “entregamos todos los documentos exigidos. En marzo obtuvimos un permiso temporal y pagamos 1.300 dólares por él”, comentó la emprendedora.
Según Medina, “el proceso con la Ciudad fue bastante largo, nos dijeron que al tratarse de un cambio de actividad para el local, no nos podían dar la licencia. Les expliqué que no usábamos agua en absoluto y además que tuvieran en cuenta que habíamos hecho una gran inversión”.
“Tratamos de averiguar con el departamento Waste and Sewer Services de Hialeah y nos explicaron que no sabían cuándo se iba a resolver el problema del agua, que el arreglo de las estaciones de bombeo podría durar años. Al intentar renovar la licencia temporal, la denegaron. No nos dieron opción”.
"Nos pusimos a buscar una oficina de uso médico y con tan buena suerte, que la oficina de al lado reunía esas características. Comenzamos el negocio en la 304 y ahora estamos en la 307 en el mismo piso, del mismo edificio, en la puerta de al lado. Tuvimos que hacer nuevas instalaciones, levantamos paredes, lo pusimos todo a punto de nuevo, como habíamos hecho en la oficina anterior. Y trasladamos el inventario hacia la nueva oficina. Hemos tirado a la basura unos 5.000 dólares en reparaciones y modificaciones, además del dinero de la anterior licencia”, sostuvo la fisioterapeuta.
“Ese gasto significa mucho para un negocio que comienza. Lo que más me duele es que estamos en la oficina de al lado, es igual a la anterior, pero esta es la que tiene el permiso de uso médico”, enfatizó.
A la pregunta de dónde crees que está el error, explicó: “Es un error administrativo y viene desde arriba. Si el jefe le dice a su equipo cómo hay que trabajar, ellos seguirán esa orientación. Los negocios que están empezando cuentan con un presupuesto muy ajustado y pasar por todo ese calvario no les ayuda”.
Sin embargo, Medina se negó a pensar que se tratara de mala fe. “Yo no creo que haya mala fe, no tengo pruebas para decirlo. Pero si otorgas una licencia temporal a un negocio, tres meses después no puedes decirle que no lo vas a renovar. Estamos en un país inmenso y hay muchas oportunidades a donde ir para hacer negocio. Para poder optar por ellas, necesitamos claridad de quienes implementan las leyes”.
Licencias temporales para ayudar
“Las licencias temporales son para ayudar a los negocios pequeños a abrir, sin toda la burocracia que existe”, sostiene Carlos Hernández, alcalde de Hialeah. “Tenemos que recordar que un negocio pequeño vive mes a mes y a veces la burocracia puede matar a un negocio, antes de abrir o cuando apenas está comenzando”.
Para el edil, muchas de estas (llamadas) violaciones, se producen en negocios que han estado aquí por muchos años. El Departamento condal de Servicios Medioambientales (DERM) quería hacer cumplir la ley, pero se llegó a un acuerdo de que debíamos darles tiempo para evitar llevarlos a la bancarrota”.
La ordenanza dice que cuando tienes una licencia temporal tienes que pagar cada tres meses. “La alternativa para estos negocios sería cerrar. La idea es ayudarles, pero todo tiene un costo”, reconoció el alcalde.
Sobre el precio de las licencias temporales, Hernández sostuvo que “todo el mundo sabe cuánto tiene que pagar porque la ordenanza es clara”.
92 estaciones de bombeo
En Hialeah existen 92 estaciones de bombeo de aguas residuales, y actualmente hay una en construcción. Cinco de estas instalaciones están completamente reparadas y en servicio, pero están pendientes de la certificación de DERM. Además, existen cuatro estaciones bajo estudio para determinar las obras que necesitan, según informe recibido de la Ciudad de Hialeah.
“Nos hemos gastado 35 millones de dólares en esta infraestructura", sostuvo Hernández. “Creo que Hialeah está mucho más adelantada que cualquier otra de las grandes municipalidades”.
Cuando le explicamos que lo más preocupante de esta historia es que muchos negociantes tienen miedo de hablar abiertamente, el alcalde dijo: “Mi trabajo es ayudar a los negocios. Siempre lo he hecho y lo voy a continuar haciendo”.
“Tras nuestras diferencias con DERM, había ciertas regulaciones que teníamos que hacer. Pero ningún dueño de negocio en la ciudad de Hialeah, mientras Carlos Hernández sea alcalde, debería preocuparse, porque nada negativo les pasará a ellos. Mi prioridad, y el de esta administración, siempre ha sido cuidar a esos pequeños negocios que son el corazón de la economía de la ciudad".
En 2018, Hialeah ingresó por impuestos municipales, licencias, permisos, gravámenes y otros conceptos algo más de 144.788.005 de dólares. De ellos, 7.614.495 en concepto de licencias.
Sobre cuánto tiempo demorará reparar las estaciones de bombeo, que es el origen de toda esta problemática, el ayuntamiento de Hialeah no dio respuesta.