MIAMI.- Steven Bittel, un acaudalado empresario y constructor de 61 años de edad, está al mando del golpeado Partido Demócrata de la Florida. Su elección no estuvo exenta de escándalos, denuncias de manipulación y juego sucio, pero al final se asentaron las aguas, las demandas que llegaron hasta los tribunales no prosperaron y, ahora, una de sus grandes tareas es reconstruir, en cada ciudad y condado de la Florida, el partido en el que ha militado desde su adolescencia.
“Tenemos que estar en todas partes, debemos expandir nuestro mapa para que los votantes sepan, en cualquier parte, que nos importan sus problemas, buscamos que su vida sea mejor y queremos su voto”, subrayó Bittel en entrevista exclusiva para DIARIO LAS AMÉRICAS.
El presidente de los demócratas en la Florida habla de manera pausada, con tono de voz tranquila, sin los aspavientos del político tradicional. Ha sido considerado uno de los principales donantes de las toldas azules. Vive desde hace 32 años en Coconut Grove, con su esposa que es maestra de arte en la escuela elemental de Pinecrest “y miembro del sindicato”, como lo recalcó. Tiene tres hijos: una mujer y dos hombres.
Se considera un progresista, un liberal que quisiera que su partido recuperara la gobernación de la Florida y, por lo menos, el senado estatal. También quisiera que el senador Bill Nelson logre reelegirse por sexta vez, en el congreso federal, a nombre del Estado del Sol.
Pero reconoce que hay mucho camino por recorrer y varias heridas por restañar. Sabe que para sacar a su partido de la profunda crisis en la quedó después del huracán Trump, necesitará un trabajo intenso. “Me siento todavía muy joven, tengo la fortuna de no necesitar mucho sueño”, confesó este empresario, nacido en Miami, de ancestro ruso y polaco, que arrancó de cero y en el presente es dueño de Terranova Corp, una empresa de construcción e inmobiliaria, con un portafolio de activos de más de 2.000 millones de dólares.
“Esta comunidad ha sido construida con las manos y sobre los hombros de los inmigrantes”, afirmó Bittel, y advirtió que si siguen las políticas migratorias del presidente Trump y se interrumpe el influjo de inmigrantes, “nuestro crecimiento económico se detiene y se afecta toda la Florida”, explicó.
-¿Cómo un hombre acomodado, empresario, constructor de edificios, puede ser alguien confiable para quienes buscan un partido más comprometido con la clase media y trabajadora?
Voy a responderle como lo dije durante mi campaña: si tuviera un interés personal en maximizar las ganancias económicas, sería un demócrata porque cuando los demócratas están en el poder la economía funciona mejor, hay mejores oportunidades para todos, crecen el empleo y los salarios, se amplía el mercado de capitales y hay una prosperidad general cuando a los negocios les va bien. Pero esa no es la razón por la cual soy demócrata. Es porque tengo corazón. Hay que celebrar la presencia de la comunidad inmigrante aquí y defenderla. Es nuestra manera de ser. Son nuestros valores. Lo segundo, es que he sido un progresista. No tuve que cambiar ninguno de mis principios para postularme a esta posición. Sólo tuve que decir quién he sido. Fui un ambientalista antes de que nadie lo fuera, hemos hecho en nuestros edificios cosas para que sean eficientes en el uso de energía mucho antes de que una comisión se refiriera al tema.
-¿Cómo sanar las heridas que quedaron entre los seguidores de Sanders y de Clinton, y además las que dejó el proceso de su elección como presidente de los demócratas de Florida?
Mi elección fue muy interesante, en Miami obtuvimos el 60% por encima de mi competidor, y en el estado tuvimos el triple de votos que el más cercano de mis competidores. Ganamos la elección, en todo el estado, en la primera ronda de votaciones en la que había otros cuatro candidatos. Y gané con el apoyo de gente que había votado por los dos candidatos [Sanders y Clinton]. Por supuesto, hay heridas que requieren ser curadas. Hay que empezar por oír [las diferentes tendencias], es parte de mi campaña. Tengo el apoyo de muchos de los seguidores de Bernie Sanders, pero no de todos ellos. Creo que vamos a llegar a un lugar en el que se reconozca que no vamos a amar a cada candidato, no vamos a estar de acuerdo en un ciento por ciento con lo que vaya a plantear, pero nos va a gustar más que las otras alternativas.
-¿Qué tipo de medidas tomaría para tratar los problemas que tuvo su partido, en la última elección presidencial, en el Estado del Sol?
Los esfuerzos se enfocaron de manera muy fuerte en lo urbano, en condados como Broward, Palm Beach, Duvall y Orange. Ahí nos fue en definitiva muy bien. Hillary Clinton ganó en cifras que superaron al presidente Obama en 2008 y 2012. Ellos [los de la campaña de Clinton] no se involucraron en el tema de la persuasión, es decir, en convencer a los electores e ignoraron gran parte de nuestras áreas rurales en el norte de Florida y las zonas localizadas en las afueras de las ciudades. Ese fue un error estratégico. Nuestro plan para cambiar es simple: vamos a tener recursos con los que nunca antes habíamos contado, vamos a desarrollar una intensa campaña de registro de nuevos votantes, que ya se está haciendo y se extenderá a las elecciones de 2018 y 2020, y por primera vez vamos a tener, en todo el estado, una organización de trabajo en el terreno para hablar con los votantes, registrar a los nuevos y llevarlos a las urnas.
¿Cuál cree que serán los temas más importantes para reconquistar el poder en la Florida?
Debemos tener una política inteligente de crecimiento económico sensible al tema ambiental y que dé a los trabajadores la oportunidad de crecer. Hemos sido el partido de la clase trabajadora y lo seremos siempre. Necesitamos proteger nuestro sistema de salud, mejorar el sistema de educación. Esos son temas que afectan a los hogares en todo el estado.
-¿Usted dice que es un partido de la clase obrera, pero la percepción hacia el centro y norte de la Florida es muy distinta?
-Necesitamos salir, sentarnos en las salas de las casas, hablar con las personas, decirles quiénes somos, en qué creemos, por qué son importante para nosotros y por qué tenemos una visión optimista del futuro, más que cualquier otra persona o grupo. No necesitamos asustar mirando al pasado, necesitamos estimular la esperanza mirando al futuro.
¿Cómo ve la influencia del Gobierno de Donald Trump en un estado como la Florida?
Sus políticas migratorias han generado temor en nuestra comunidad. Sus anuncios sobre comercio no han logrado nada, pero aquí en Miami todos tenemos socios comerciales en Sur y Centroamérica y con casi todos los países del Caribe. Eso mueve nuestra economía, nuestros bancos, nuestras firmas de abogados, las industrias. Pero el presidente Trump nos está llevando de manera desesperada al pasado, de manera insensible y cruel con nuestra comunidad. Creo que todo esto va a terminar en que Trump solo gobierne por un periodo presidencial.
-El Partido Demócrata asumió que tenía al electorado hispano de la Florida a su favor, lo dio por hecho…
Hay dos diferencias. En el condado Broward los hispanos votaron más por Clinton que por Barack Obama en 2008 y 2012. Pero nos fue pésimo en los condados rurales. De los 67 condados, 13 no tienen ninguna organización demócrata. A final de este mes [abril] estaremos en siete de ellos, y para finales de septiembre, tendremos presencia en todos esos condados.
-¿Cómo piensa mantener su neutralidad frente a los diferentes candidatos demócratas que buscarán reemplazar a Rick Scott?
Me comprometí, en las elecciones de 2016, a que me iba a mantener neutral hasta cuando escogiéramos al candidato en la convención. Todo el personal del Partido Demócrata sabe que debe estar ciento por ciento neutral, en sus mensajes electrónicos, en las redes sociales y en la asistencia a eventos públicos. Es un requerimiento indispensable para conseguir un puesto dentro del partido. Lo anuncié cuando era candidato.