No hay peor crimen que el que se comete contra un niño, contra una persona que no tiene la malicia adquirida con los años. De ahí que las denuncias que se agolpan contra Daniel Ortega son alarmantes, o mejor dicho, escalofríantes.
A este caso se le suma el de su hija adoptiva Zoilamérica, quien ya lo había denunciado desde hacía años y quien recientemente añadió detalles aún más escabrosos como el hecho de que su propia madre, Rosario Murillo, jamás la protegió y siempre aprobó de alguna manera la constantes violaciones de Ortega a la entonces chica menor de edad
No hay peor crimen que el que se comete contra un niño, contra una persona que no tiene la malicia adquirida con los años. De ahí que las denuncias que se agolpan contra Daniel Ortega son alarmantes, o mejor dicho, escalofríantes.
Hace menos de un mes, DIARIO LAS AMÉRICAS dio a conocer un caso espantoso en el que se denunció al actual mandatario de Nicaragua por haber tenido una relación con un niña de 15 años, un abuso sexual y también de poder por parte de Ortega contra Elvia Junieth Flores.
A este caso se le suma el de su hija adoptiva Zoilamérica, quien ya lo había denunciado desde hacía años y quien recientemente añadió detalles aún más escabrosos como el hecho de que su propia madre, Rosario Murillo, jamás la protegió y siempre aprobó de alguna manera la constantes violaciones de Ortega a la entonces chica menor de edad.
Es un caso aterrador y triste donde una vez más, desde la trinchera del poder, se abusa y se hace trizas de la ley con tal de satisfacer gustos inmorales y aberrantes de los gobernadores de turno. Las denuncias legales de Zoilamérica, actualmente en el exilio, cayeron en saco vacío, y hoy en día no son más que una anécdota en un país que dirige un gobernante con una reputación bastante indecorosa.
Así como le sucedió a Zoilamérica, a quien Ortega debió haber criado como su propia hija, así como la de Flores, con quien el mandatario habría concebido una niña, no deben ser casos aislados. Con toda seguridad hay otras damas en Nicaragua cuya infancia fue arrebatada o vulnerada por los deseos lascivos de quien está supuesto a liderar y dar el ejemplo a todo un país. Ojalá, más pronto que tarde, se pueda hacer una investigación imparcial sobre estos casos y que finalmente el responsable sea castigado por sus acciones.