En este contexto, Taiwán surge como un socio alternativo preferente, ofreciendo un modelo de gobernanza cibernética de múltiples partes interesadas, basado en principios democráticos, transparencia y respeto por los derechos humanos. La experiencia de Taiwán al defenderse de ciberataques sofisticados, incluidos aquellos que emanan de China, subraya sus formidables capacidades (no solo en tecnología) sino también en gobernanza y resiliencia colectiva.
Complementando las fortalezas técnicas y de gobernanza de Taiwán se encuentran los recursos diplomáticos y de desarrollo de capacidades ofrecidos por los Estados Unidos, un líder consolidado en diplomacia cibernética y en la construcción de alianzas democráticas. La participación de Estados Unidos en América Latina mediante la diplomacia cibernética formal presenta una oportunidad para integrar su experiencia con el enfoque de gobernanza de Taiwán, creando así una asociación trilateral poderosa y basada en principios.
En este documento, nosotros (el Miami Strategic Intelligence Institute) exploramos los sistemas, estrategias y fundamentos geopolíticos que sustentan esta integración, destacando cómo las naciones latinoamericanas pueden mejorar su postura de ciberseguridad y su independencia en telecomunicaciones. Al adoptar un modelo que combine la gobernanza de múltiples partes interesadas de Taiwán con la diplomacia cibernética respaldada por Estados Unidos, América Latina puede defenderse de las amenazas cibernéticas híbridas de China mientras refuerza las normas digitales democráticas, salvaguardando así su futuro digital.
2. El modelo de gobernanza de ciberseguridad de múltiples partes interesadas de Taiwán
La gobernanza de ciberseguridad de Taiwán es ampliamente considerada como un ejemplo pionero de cómo los principios democráticos, la participación inclusiva de múltiples actores y la innovación técnica pueden converger para crear un ecosistema cibernético resiliente y respetuoso de los derechos. A diferencia de muchos países que dependen de un control centralizado y vertical de las políticas de ciberseguridad (a menudo a expensas de las libertades civiles y la transparencia), el modelo de múltiples partes interesadas de Taiwán adopta la colaboración entre agencias gubernamentales, el sector privado, la academia, la sociedad civil y la comunidad técnica. Esta estructura no solo fomenta la confianza, sino que también aprovecha diversas competencias y perspectivas esenciales para una defensa cibernética eficaz.
Contexto histórico y político
La situación geopolítica única de Taiwán, enfrentando agresiones cibernéticas constantes por parte de la República Popular China, la ha obligado a perfeccionar su enfoque hacia la defensa cibernética. En lugar de imponer controles draconianos, Taiwán ha invertido en construir un régimen de gobernanza cibernética que refuerce los valores democráticos, la rendición de cuentas y la participación pública. Esto está alineado con su compromiso más amplio con el Estado de derecho y la gobernanza abierta en la era digital.
La creación de instituciones como el Taiwan Network Information Center (TWNIC), que gestiona los recursos de internet y promueve la formulación de políticas de múltiples partes interesadas, ejemplifica esta convicción moral. Plataformas como vTaiwan facilitan consultas abiertas que incluyen tanto a ciudadanos comunes como a expertos y funcionarios, permitiendo que las políticas sean debatidas públicamente antes de su adopción. Esta democratización de la política cibernética es rara a nivel global y dota a Taiwán de mecanismos de gobernanza adaptativos capaces de mantenerse al ritmo de las amenazas en rápida evolución.
Originada en la comunidad cívico-tecnológica g0v después del Movimiento Girasol de 2014, vTaiwan está diseñada para hacer que la formulación de políticas sea transparente, participativa y más democrática al incluir voces diversas.
vTaiwan destaca por su naturaleza abierta y colaborativa, fomentando el diálogo y permitiendo que las personas comunes, junto a los expertos, ayuden a moldear las decisiones del gobierno, convirtiéndola en un ejemplo líder de democracia digital en el mundo. Si esto no es un ejercicio completamente democrático y transparente, entonces esas dos palabras carecen de significado en el diccionario inglés, desde un punto de vista práctico. Este es un modelo único que debe ser seguido por países de todo el mundo.
Componentes estructurales y méritos técnicos
El modelo de gobernanza de múltiples partes interesadas funciona a través de capas interconectadas:
- Agencias gubernamentales: Anclan el marco regulatorio y aseguran que las políticas nacionales de ciberseguridad estén alineadas con las normas democráticas. Autoridades como el Ministerio de Asuntos Digitales coordinan la respuesta a incidentes y la protección de infraestructuras críticas.
- Sector privado: El vibrante sector tecnológico de Taiwán —que incluye fabricantes de hardware, empresas de software y proveedores de servicios de internet— desempeña un papel de primera línea en la detección de amenazas, la gestión de vulnerabilidades y la respuesta rápida. Los sectores financiero y de telecomunicaciones cooperan estrechamente con las entidades gubernamentales.
- Sociedad civil y academia: Investigadores expertos, organizaciones sin fines de lucro y grupos ciudadanos contribuyen mediante roles de vigilancia en transparencia, campañas de concientización y foros abiertos para retroalimentación.
- Comunidad técnica: Hackathons, competencias de ciberseguridad (como HITCON) y programas públicos de recompensas por errores fomentan la innovación continua en la detección de vulnerabilidades y la construcción de resiliencia.
Esta combinación de actores crea un sistema ágil y transparente, capaz de anticipar amenazas y montar una defensa colectiva. A diferencia de los regímenes de ciberseguridad rígidos y jerárquicos, el modelo de Taiwán promueve el intercambio rápido de inteligencia sobre amenazas y la resolución colaborativa de problemas, cerrando de manera efectiva las brechas entre detección y respuesta.
El enfoque de Taiwán también protege los derechos humanos al incorporar salvaguardas de privacidad y libertad de expresión dentro de sus marcos de ciberseguridad —un marcado contraste con la arquitectura opaca de censura y vigilancia de China—. Legislaciones como la Ley de Protección de Datos Personales equilibran las necesidades de seguridad con las libertades civiles, un equilibrio crítico para mantener la confianza dentro de la sociedad.
Contraste con la gobernanza cibernética china
Por el contrario, la gobernanza de ciberseguridad de China está impregnada de control estatal centralizado, censura y monopolización de datos. El gobierno chino ejerce una amplia autoridad para monitorear las comunicaciones, restringir el acceso a plataformas extranjeras y obligar a las empresas privadas a cumplir con mandatos de vigilancia bajo riesgo de severas sanciones. Este modelo prioriza la estabilidad del régimen por encima de los derechos individuales o de las normas transparentes, y con frecuencia entra en conflicto con los estándares democráticos internacionales.
Técnicamente, la implementación por parte de China de su Ley de Ciberseguridad y su Sistema de Crédito Social cumple una triple función como herramientas de control social y de supresión del disenso, más que como medidas puramente defensivas. Sus operaciones cibernéticas respaldadas por el Estado combinan espionaje, robo de propiedad intelectual y guerra informativa con exportaciones tecnológicas integradas en infraestructura de telecomunicaciones, una táctica que a menudo se oculta dentro de asociaciones económicas ofrecidas a regiones en desarrollo, incluida América Latina.
Innovación en la práctica: respuesta a incidentes y asociaciones público-privadas de Taiwán
El modelo de múltiples partes interesadas de Taiwán brilla en la práctica a través de marcos innovadores de cooperación público-privada:
- Los equipos de respuesta a incidentes dentro de las entidades gubernamentales colaboran con empresas privadas y universidades para identificar rápidamente amenazas y mitigar ataques.
- El gobierno patrocina simulacros de ciberseguridad regulares que involucran múltiples sectores, mejorando la preparación y los tiempos de respuesta.
- Los foros abiertos y hackathons reúnen un amplio talento, garantizando una mejora continua en las capacidades de detección.
Estos esfuerzos colaborativos han permitido a Taiwán resistir ciberataques persistentes vinculados a China, manteniendo los servicios críticos y las funciones gubernamentales pese a las campañas agresivas.
Lecciones para América Latina
El modelo de Taiwán ofrece múltiples lecciones para América Latina, donde muchos países enfrentan tensiones similares entre las ambiciones de modernización y las preocupaciones de soberanía en medio de presiones externas de China:
- Construir una gobernanza cibernética inclusiva y transparente fomenta la confianza social esencial para una gestión eficaz de incidentes.
- Aprovechar la innovación del sector privado es vital, especialmente donde la capacidad gubernamental en ciberseguridad puede ser limitada.
- Incorporar protecciones de derechos junto con la seguridad garantiza la aceptación pública y reduce los riesgos de represión interna.
- Los canales de comunicación abiertos y multisectoriales aceleran el intercambio de inteligencia sobre amenazas y reducen los tiempos de respuesta.
La diversidad política y la fortaleza de la sociedad civil en América Latina pueden beneficiarse de la adaptación de los principios de múltiples partes interesadas de Taiwán. Incorporarlos en las estrategias regionales de ciberseguridad —con la asistencia de Taiwán y el respaldo técnico y diplomático de Estados Unidos— ofrece un camino sostenible hacia la soberanía digital y una mayor resiliencia.
3. El papel de la diplomacia cibernética respaldada por Estados Unidos en América Latina
Estados Unidos ha desempeñado durante mucho tiempo un papel fundamental en la configuración del panorama mundial de la ciberseguridad. Su liderazgo y esfuerzos diplomáticos han fomentado coaliciones, promovido normas compartidas y fortalecido las capacidades entre los socios democráticos de todo el mundo. Al considerar los desafíos de ciberseguridad de América Latina —particularmente en la prevención y el combate de las amenazas híbridas chinas—, la diplomacia cibernética estadounidense debe estar preparada para ofrecer marcos y recursos críticos que complementen el modelo de gobernanza de múltiples partes interesadas de Taiwán.
Establecer a Estados Unidos como un socio confiable en ciberseguridad
América Latina enfrenta dilemas significativos al elegir socios para su futuro digital. Mientras las inversiones chinas proporcionan financiamiento atractivo para infraestructura, estas suelen venir acompañadas de riesgos como preocupaciones sobre la soberanía de los datos, vulnerabilidades en las cadenas de suministro y capacidades de vigilancia integradas. Estados Unidos, con su énfasis en la cooperación democrática y los derechos humanos, debería ofrecer una asociación alternativa basada en valores compartidos, transparencia y el Estado de derecho.
La credibilidad de Estados Unidos como socio cibernético se deriva de su:
- Amplia experiencia en liderazgo de políticas cibernéticas en foros internacionales como las Naciones Unidas, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y el Foro Global de Experiencia en Ciberseguridad. Cabe señalar que la OCDE tiene una oficina en Washington y coopera directamente con el gobierno estadounidense.
- Programas de desarrollo de capacidades, incluyendo los esfuerzos de la Cybersecurity and Infrastructure Security Agency (CISA) de Estados Unidos para asistir a naciones socias.
- Participación en la iniciativa Clean Network, que promueve comunicaciones seguras e infraestructura de telecomunicaciones confiable.
Al respaldar el modelo de gobernanza de Taiwán e integrar sus esfuerzos con los recursos estadounidenses, América Latina obtiene una poderosa convergencia de destreza técnica y apoyo diplomático, lo que permite una resistencia más firme frente a las tácticas cibernéticas coercitivas de China.
Herramientas y mecanismos en la diplomacia cibernética de Estados Unidos
La diplomacia cibernética estadounidense es multidimensional, abarcando dominios técnicos, legales, políticos y estratégicos:
- Desarrollo de capacidades: Los programas y talleres colaborativos refuerzan las capacidades de los gobiernos latinoamericanos en la detección, análisis y respuesta ante incidentes cibernéticos. Estas iniciativas suelen combinar agencias gubernamentales, instituciones académicas y socios del sector privado, conformando una estrategia de defensa integral.
- Inteligencia e intercambio de información: Los esfuerzos de Estados Unidos apoyan redes de intercambio de inteligencia confiable que permiten a las naciones socias recibir alertas oportunas sobre amenazas emergentes, incluidas campañas de malware, operaciones de phishing y riesgos en la cadena de suministro vinculados a actores extranjeros.
- Establecimiento de normas cibernéticas: A nivel global, Estados Unidos impulsa el desarrollo de reglas y normas internacionales para el comportamiento estatal en el ciberespacio. Esto crea un marco de rendición de cuentas y disuade la agresión cibernética patrocinada por estados.
- Apoyo legal y normativo: Expertos estadounidenses ayudan en la redacción de legislación que equilibre los imperativos de seguridad con la privacidad, la libre expresión y el debido proceso, elementos vitales para sostener la resiliencia democrática.
- Seguridad de la infraestructura: A través de asociaciones público-privadas, Estados Unidos promueve el diseño y la operación seguros de infraestructuras críticas, incluidas redes de telecomunicaciones, sistemas eléctricos y de tecnología gubernamental.
Integración con el modelo de Taiwán: complementariedad y sinergia
Las respectivas fortalezas de Estados Unidos y Taiwán son altamente complementarias. Mientras Taiwán lidera en gobernanza operativa multiactor y resiliencia cibernética democratizada, la diplomacia cibernética estadounidense aporta legitimidad política, alcance internacional y recursos financieros necesarios para lograr un impacto regional.
Juntos, ambos países buscan:
- Capacitar a las naciones latinoamericanas para que construyan sus propios marcos inclusivos de gobernanza cibernética, inspirados en el enfoque transparente y colaborativo de Taiwán.
- Ampliar la detección y respuesta ante amenazas mediante redes de inteligencia facilitadas por Estados Unidos y respaldadas por las profundas interacciones entre los sectores público y privado de Taiwán.
- Moldear la armonización regulatoria en torno a estándares internacionales que incorporen el respeto por los derechos humanos, un aspecto crucial para contrarrestar el autoritarismo digital de China.
Abordar los principales desafíos de América Latina mediante la diplomacia estadounidense
Varios desafíos obstaculizan la capacidad de América Latina para contrarrestar las amenazas cibernéticas híbridas:
- Política cibernética fragmentada: Las disparidades en legislación, preparación y cumplimiento debilitan las respuestas unificadas.
- Limitaciones de recursos: Las economías emergentes a menudo carecen de presupuestos técnicos y personal capacitado.
- Volatilidad política: Los cambios de gobierno y los modelos de gobernanza inestables erosionan las estrategias de ciberseguridad a largo plazo.
- Susceptibilidad a la desinformación: Las campañas respaldadas por China explotan divisiones sociales y políticas, complicando la construcción de confianza.
Los programas diplomáticos y técnicos de Estados Unidos están diseñados precisamente para mitigar estos obstáculos mediante la facilitación del desarrollo de capacidades sostenidas, la formulación de políticas a largo plazo y la cooperación regional resiliente.
Precedentes exitosos y lecciones aplicables a América Latina
Históricamente, la diplomacia cibernética liderada por Estados Unidos ha logrado avances medibles en regiones que enfrentan tensiones geopolíticas similares:
- En Europa del Este y los Estados bálticos, las iniciativas diplomáticas, junto con la participación de múltiples actores, han fortalecido las defensas cibernéticas frente a las operaciones híbridas rusas.
- Las naciones del sudeste asiático se han beneficiado del desarrollo de capacidades cibernéticas apoyado por Estados Unidos, que integra la experiencia técnica con reformas de gobernanza inspiradas en la experiencia de Taiwán.
Estos precedentes ilustran que alinear la diplomacia cibernética con marcos de gobernanza inclusivos no solo contrarresta las estrategias cibernéticas agresivas, sino que también refuerza ecosistemas digitales democráticos preparados para un crecimiento sostenible.
Estados Unidos debe ser incluido explícitamente como un socio activo y estratégico dentro del ecosistema cibernético latinoamericano. Su influencia diplomática, su capacidad tecnológica y su compromiso con los principios democráticos son complementos indispensables a las innovaciones de gobernanza de Taiwán. Para contrarrestar eficazmente las amenazas híbridas de China y asegurar la soberanía digital de la región, solo una colaboración trilateral que combine la gobernanza multiactor de Taiwán con la diplomacia respaldada por Estados Unidos ofrece una solución cohesiva y sostenible, adaptada a las complejas realidades de América Latina.
4. Un marco trilateral: cooperación entre Taiwán, Estados Unidos y América Latina
Basándose en los cimientos del modelo de gobernanza de ciberseguridad de múltiples partes interesadas de Taiwán y en las capacidades diplomáticas de Estados Unidos, este capítulo propone un marco trilateral sólido diseñado específicamente para abordar los desafíos únicos de ciberseguridad y telecomunicaciones que enfrenta América Latina. Tal cooperación es esencial para desarrollar un ecosistema digital resiliente capaz de resistir las amenazas híbridas multifacéticas que emanan de las operaciones cibernéticas y de influencia en evolución de China.
La necesidad de una iniciativa trilateral
El panorama de la ciberseguridad en América Latina se caracteriza por una fragmentación sistémica, vulnerabilidades en la infraestructura y vectores de amenaza en constante evolución. Ningún actor por sí solo puede abordar adecuadamente esta realidad. El modelo de gobernanza de Taiwán introduce inclusividad y agilidad operativa, mientras que Estados Unidos aporta influencia diplomática e inteligencia global sobre amenazas. Juntos, pueden ayudar a los países latinoamericanos a superar las brechas de capacidad que, de otro modo, los harían susceptibles a la coerción cibernética china.
Integrar estas fortalezas en una asociación alineada y accionable amplifica la cooperación multisectorial, mejora los tiempos de respuesta ante crisis y establece estándares democráticos que contrarrestan la expansión digital autoritaria de China.
Componentes clave del marco trilateralSistema regional de alerta temprana e intercambio de inteligencia cibernética
Un sistema de alerta temprana colaborativo implica la integración de las capacidades descentralizadas de recopilación de inteligencia sobre amenazas de Taiwán con las plataformas globales de inteligencia cibernética de Estados Unidos, todas accesibles para los actores latinoamericanos.
El modelo de Taiwán enfatiza canales de comunicación rápida entre agencias públicas, empresas privadas, instituciones académicas y grupos civiles, con énfasis en foros técnicos abiertos y divulgaciones coordinadas de vulnerabilidades.
Estados Unidos contribuye con flujos avanzados de inteligencia sobre amenazas y arquitecturas seguras de intercambio de información, como la Cyber Threat Alliance y la plataforma Automated Indicator Sharing (AIS) del Departamento de Seguridad Nacional.
Los países latinoamericanos pueden integrar estos flujos mediante arquitecturas interoperables, aprovechando estándares abiertos como STIX y TAXII para compartir información estructurada sobre amenazas de manera eficiente.
La justificación técnica radica en minimizar las ventanas entre la detección y la remediación, y en mejorar la conciencia situacional a través de límites geográficos e institucionales diversos. La detección temprana de compromisos en la cadena de suministro, campañas de malware patrocinadas por estados y esfuerzos de desinformación permite la defensa proactiva en lugar de la mitigación reactiva.
Ejercicios conjuntos de respuesta a incidentes cibernéticos
Los ejercicios trilaterales programados regularmente simularán ciberataques dirigidos a infraestructuras críticas, redes de telecomunicaciones y servicios gubernamentales.
La experiencia de Taiwán en la realización de ejercicios que movilizan múltiples actores —incluyendo hackers éticos de HITCON y operadores privados de telecomunicaciones— proporciona un modelo probado.
Los marcos de respuesta a incidentes y gestión de crisis del U.S. Cyber Command y de la CISA agregan rigor estratégico.
Las agencias latinoamericanas participarían en escenarios transfronterizos, mejorando la coordinación entre los CERTs (Equipos de Respuesta a Emergencias Informáticas) nacionales.
Esto fomenta la interoperabilidad operativa, desarrolla confianza entre los participantes y revela debilidades sistémicas. Más allá de la resiliencia técnica, tales ejercicios validan los protocolos de comunicación y la toma de decisiones bajo presión, elementos críticos en entornos de amenazas híbridas.
Marcos legales y regulatorios armonizados de ciberseguridad
Las naciones latinoamericanas enfrentan leyes cibernéticas inconsistentes que complican la cooperación internacional, con vacíos en materia de privacidad de datos, notificación de brechas y definiciones de ciberdelito.
La Ley de Gestión de la Ciberseguridad de Taiwán destaca una legislación equilibrada que hace cumplir la protección mientras preserva las libertades civiles.
Estados Unidos ofrece marcos modelo basados en legislaciones como la Cybersecurity Information Sharing Act (CISA) y leyes de privacidad a nivel estatal (por ejemplo, la California Consumer Privacy Act), que respaldan una gobernanza compatible con la democracia.
La asistencia a los socios latinoamericanos se centrará en el desarrollo conjunto de leyes alineadas con las normas internacionales de derechos humanos, asegurando la interoperabilidad legal para investigaciones transfronterizas.
Técnicamente, las leyes armonizadas sustentan la confianza en los sistemas compartidos, reducen las incertidumbres jurisdiccionales y fortalecen la capacidad de las fuerzas del orden contra el ciberdelito transnacional vinculado a actores estatales como China.
Desarrollo de infraestructura de telecomunicaciones segura
El dominio de China en el hardware de telecomunicaciones y el despliegue de redes 5G a través de empresas como Huawei y ZTE ha generado preocupaciones significativas de seguridad en todo el mundo.
Los sectores avanzados de semiconductores y telecomunicaciones de Taiwán, ejemplificados por la manufactura de chips de TSMC y su infraestructura 5G de vanguardia, ofrecen alternativas que incorporan principios de diseño seguro de hardware.
Las estrategias económicas de Estados Unidos —como las iniciativas de inversión tecnológica— pueden facilitar la transición de América Latina hacia proveedores confiables con mitigación activa de amenazas incorporada en el diseño.
La cooperación técnica promovería el fortalecimiento de las redes de telecomunicaciones, incorporando arquitecturas de confianza cero, protocolos de comunicación cifrada (como TLS 1.3) y segmentación de red (network slicing) para aislar el tráfico crítico.
Esta diversificación de la infraestructura reduce los riesgos de backdoors, interceptaciones en la cadena de suministro y exfiltración no autorizada de datos, fenómenos comunes en los despliegues de telecomunicaciones chinas.
Rutas hacia la adopción e implementación
- Iniciar programas piloto que involucren a países latinoamericanos seleccionados con mayor exposición al riesgo cibernético y marcos de gobernanza democrática ya establecidos.
- Asegurar financiamiento multilateral y asistencia técnica de organizaciones internacionales, aprovechando la ayuda exterior estadounidense y las asociaciones tecnológicas de Taiwán.
- Desarrollar módulos de capacitación que traduzcan la gobernanza de múltiples partes interesadas de Taiwán y las mejores prácticas diplomáticas estadounidenses en currículos adaptados regionalmente.
- Establecer un organismo regional coordinador para supervisar la implementación, la mejora continua y la integración con los esfuerzos globales de ciberseguridad.
Al armonizar la gobernanza inclusiva de Taiwán, la capacidad diplomática de Estados Unidos y las necesidades estratégicas de América Latina, este marco trilateral crea un plan prospectivo, técnicamente sólido y políticamente viable para contrarrestar las amenazas cibernéticas híbridas de China mientras refuerza la soberanía digital democrática.
5. Estudios de caso y programas piloto
América Latina está experimentando un aumento sin precedentes en los ciberataques. Solo en la primera mitad de 2025, las organizaciones de la región fueron atacadas un promedio de 2,716 veces por semana, superando el promedio global en un 39% (Check Point Research, 2025). Este aumento es especialmente intenso en los sectores que manejan datos sensibles e infraestructura crítica, como el gubernamental, el de salud y el de telecomunicaciones (GeneXus Consulting, 2025). La mayoría de las brechas involucran filtración de información y infostealers, lo que amenaza tanto la estabilidad organizacional como la privacidad individual (Check Point Research, 2025).
Alianzas público-privadas fortalecen las defensas regionales
En todo el mundo, las asociaciones cibernéticas público-privadas se han expandido. En 2025, al menos 74 países reportaron alianzas multisectoriales activas y 43 realizaron ejercicios cibernéticos conjuntos para poner a prueba su resiliencia (SQMagazine, 2025).
La Cybersecurity and Infrastructure Security Agency (CISA) de Estados Unidos coordina actualmente inteligencia sobre amenazas con cientos de proveedores, mientras que las plataformas de alerta específicas de la industria —como las ISACs— son responsables de más de tres millones de notificaciones de amenazas intercambiadas a nivel mundial (SQMagazine, 2025).
Los gobiernos latinoamericanos, a menudo limitados por su escasa experiencia cibernética, están utilizando estos marcos para aprovechar la experiencia de Estados Unidos y Taiwán, especialmente durante simulaciones internacionales de incidentes y entrenamientos sectoriales específicos (Statista, 2025; Market Data Forecast, 2025).
Programa piloto: integración de inteligencia de amenazas en tiempo real
La creación de centros nacionales de operaciones cibernéticas en México y Brasil —que juntos representan el 25% de la inversión latinoamericana en ciberseguridad— ha sido impulsada por el liderazgo local y el apoyo técnico extranjero, particularmente de consultores estadounidenses y taiwaneses.
Economías más pequeñas como Perú y Ecuador están recibiendo apoyo en desarrollo de capacidades por parte de organizaciones globales, incluyendo la implementación de mejores prácticas técnicas adaptadas por estos socios internacionales (GeneXus Consulting, 2025).
Estos centros actúan como centinelas electrónicos, emitiendo alertas regionales en tiempo real, conectando a los equipos nacionales de defensa con redes sofisticadas de inteligencia y realizando simulacros de respuesta rápida.
Estudio de caso: armonización de prácticas legales y regulatorias
Desde 2020, un número creciente de países latinoamericanos ha actualizado o promulgado leyes nacionales de ciberseguridad basadas en el enfoque de Taiwán —que equilibra seguridad con libertades civiles—, así como en marcos estadounidenses comprobados (Market Data Forecast, 2025).
Estas reformas legislativas ayudan a estandarizar las notificaciones de brechas, clarificar las definiciones de ciberdelito y facilitar una respuesta más confiable ante incidentes transfronterizos.
Transformación de la infraestructura de telecomunicaciones
Colaboraciones en México y Argentina entre actores locales, proveedores de hardware taiwaneses e inversionistas estadounidenses han introducido diseños avanzados de seguridad en telecomunicaciones.
Las nuevas redes implementan herramientas de mejores prácticas: comunicaciones cifradas, segmentación de confianza cero (zero-trust segmentation) y protocolos sólidos de seguridad en la nube.
Las auditorías de seguridad en estos países muestran consistentemente menores incidentes de filtración de información en sistemas que utilizan aportes técnicos trilaterales, en comparación con aquellos que dependen del hardware chino (Check Point Research, 2025).
Métricas de impacto
Los equipos de respuesta público-privados han resuelto más de 8,700 incidentes críticos a nivel mundial en 2025 (SQMagazine, 2025).
El mercado latinoamericano de ciberseguridad se proyecta en 40.9 mil millones de dólares para 2033, impulsado en parte por el aumento de asociaciones externas e inversiones avanzadas (IMARC Group, 2025).
Brasil y México ahora se destacan en evaluaciones internacionales —como las de la UIT— por sus estrategias nacionales de ciberseguridad de vanguardia y sus unidades policiales especializadas en ciberdelito (Statista, 2025).
6. Desafíos, riesgos y estrategias de mitigación
La ambiciosa visión trilateral de ciberseguridad para América Latina —que integra la gobernanza taiwanesa, la capacidad diplomática estadounidense y la diversidad regional— enfrenta obstáculos significativos. El panorama de amenazas en rápida evolución en la región exige una evaluación honesta y soluciones adaptadas, especialmente dado que las organizaciones latinoamericanas experimentaron un promedio de 2,716 ciberataques por semana en 2025, una tasa casi 40% mayor que el promedio global (Check Point Research, 2025). Comprender cada desafío, sus riesgos y cómo contrarrestarlos es fundamental para un progreso sostenible.
Subinversión y recursos fragmentados
La falta crónica de inversión en ciberseguridad sigue siendo un problema de raíz en gran parte de América Latina. A pesar del auge en la adopción digital en casi todos los sectores, el gasto regional en ciberseguridad a menudo se queda muy por detrás del ritmo de las amenazas. Las economías más pequeñas, en particular, luchan por atraer y retener el escaso talento cibernético, y muchas organizaciones operan con herramientas obsoletas y presupuestos limitados (Digi Americas Alliance et al., 2025).
Mitigación:
La agrupación de recursos mediante asociaciones público-privadas es un camino comprobado, como lo demuestran los casos en los que el financiamiento coordinado compartió el costo y los beneficios de herramientas avanzadas de detección y capacitación de personal.
El apoyo bilateral y regional de Taiwán y Estados Unidos acelera la formación técnica, mientras que la financiación internacional y las subvenciones tecnológicas pueden estructurarse para sostener equipos locales de respuesta a emergencias y renovación tecnológica.
Brecha de habilidades y escasez de fuerza laboral
Las débiles vías de educación cibernética son un desafío persistente. América Latina sufre una escasez de profesionales de la seguridad, con solo una fracción de los países manteniendo equipos de respuesta a incidentes sólidos. El resultado es una brecha de experiencia que deja expuestos tanto al sector público como al privado, especialmente durante crisis de gran escala o ataques persistentes avanzados (Digi Americas Alliance et al., 2025).
Mitigación:
La inversión conjunta en academias cibernéticas y programas de “formar al formador” es esencial.
La asociación trilateral debe priorizar la capacitación a corto y largo plazo, desplegando expertos taiwaneses y estadounidenses para ayudar a desarrollar currículos locales.
El establecimiento de iniciativas de mentoría y programas de intercambio acelera aún más la transferencia de habilidades, al tiempo que apoya la retención a largo plazo de talento especializado.
Marcos legales fragmentados
Las brechas legislativas dificultan una respuesta internacional armonizada, y las regulaciones inconsistentes obstaculizan los esfuerzos para hacer cumplir la soberanía digital. A comienzos de 2025, solo 7 de los 32 países de la región tenían planes formales para proteger infraestructura crítica, y solo 20 contaban con CERTs gubernamentales operativos (Digi Americas Alliance et al., 2025).
Mitigación:
El establecimiento de un marco legal modelo, basado en la Ley de Gestión de la Ciberseguridad de Taiwán y en las normas estadounidenses, puede ayudar a los Estados latinoamericanos a estandarizar los informes de brechas, las obligaciones y los protocolos de respuesta.
Las cumbres regionales de legisladores —apoyadas diplomáticamente por Estados Unidos— pueden facilitar la rápida armonización de políticas y regulaciones.
Riesgos cibernéticos y de telecomunicaciones vinculados al Estado chino
Los proveedores asociados al Estado chino continúan dominando los mercados regionales de telecomunicaciones, introduciendo riesgos de espionaje y de cadena de suministro que resultan difíciles de monitorear para gobiernos con recursos limitados. Las vulnerabilidades integradas en el hardware y las cadenas de software opacas han facilitado ataques de actores sofisticados, incluidos sindicatos criminales (eCrime) y grupos respaldados por el Estado (CrowdStrike, 2025).
Mitigación:
Un cambio de política hacia cadenas de suministro diversificadas y transparentes es necesario.
Incentivar la adopción de soluciones tecnológicas certificadas por Taiwán y Estados Unidos, exigir auditorías de seguridad independientes y aplicar estándares de infraestructura de confianza cero puede reducir la exposición a amenazas críticas en la cadena de suministro.
Las leyes de contratación pública deben establecer puntos de referencia claros para la seguridad, la transparencia y la interoperabilidad.
Aumento de vectores de amenaza complejos: IA y ataques multietapa
En 2025, los ciberdelincuentes recurren cada vez más a la inteligencia artificial para lanzar campañas de desinformación, automatizar el phishing y evadir los controles tradicionales (Check Point Research, 2025; CrowdStrike, 2025). Los infostealers, el ransomware y las vulnerabilidades específicas de la nube se dispararon dramáticamente, evidenciando un aumento global del 84% en ransomware y un incremento del 58% en el robo de credenciales en toda la región.
Mitigación:
La monitorización continua con inteligencia artificial y detección de anomalías basada en comportamiento es ahora esencial.
La experiencia de Taiwán en el intercambio en tiempo real de inteligencia multiactor, junto con las tecnologías avanzadas de detección de Estados Unidos, puede reducir la latencia en la identificación y neutralización de ataques avanzados.
Al mismo tiempo, las campañas de concientización en seguridad y los ejercicios de simulación pueden fomentar una cultura organizacional de vigilancia y prevención.
Barreras culturales y políticas
La polarización persistente, las percepciones divergentes del riesgo entre actores públicos y privados, y las preocupaciones sobre la influencia extranjera pueden ralentizar la adopción de modelos colaborativos.
Los rápidos cambios políticos en la región también pueden interrumpir la continuidad de las políticas, amenazando los proyectos de defensa cibernética en curso (Digi Americas Alliance et al., 2025).
Mitigación:
El diálogo inclusivo y transparente entre múltiples partes interesadas es esencial para generar aceptación en todos los sectores.
Los foros regionales deben institucionalizarse para anclar el marco trilateral en la apropiación local, garantizando que las estrategias reflejen los valores y prioridades nacionales, mientras permanecen protegidas de la inestabilidad política.
Aprovechamiento de la experiencia local: el Miami Strategic Intelligence Institute como catalizador regional
Basándose en la colaboración delineada en los capítulos anteriores, se hace evidente que la implementación exitosa de un marco trilateral de ciberseguridad para América Latina requerirá no solo una visión internacional, sino también una experiencia localizada.
Si bien la gobernanza multiactor de Taiwán y la diplomacia cibernética de Estados Unidos ofrecen marcos esenciales, cerrar la brecha entre la política y la ejecución efectiva en la región exige socios que comprendan realmente el entorno tecnológico y de seguridad latinoamericano.
El Miami Strategic Intelligence Institute (MSI²) está especialmente posicionado para desempeñar este papel crítico.
Como un centro de excelencia altamente respetado con sede en Miami —una ciudad puente íntimamente conectada con América del Norte y América Latina—, MSI² combina capacidades avanzadas de investigación, liderazgo multisectorial y una tradición analítica arraigada en las realidades de la región.
El Instituto se apoya en su destacado equipo de profesionales en ciberseguridad, tecnólogos experimentados y expertos regionales conocedores tanto de las amenazas como de las oportunidades que presenta la rápida digitalización en América Latina.
La reputación de MSI² por impulsar la innovación cibernética, realizar evaluaciones de riesgo accionables y coordinar alianzas estratégicas de alto nivel lo convierte en un catalizador ideal para la expansión taiwanesa en toda la región.
Su historial comprobado en el apoyo a organizaciones multinacionales, el diseño de protocolos de defensa cibernética personalizados y la gestión de proyectos complejos y multijurisdiccionales se alinea directamente con los objetivos del enfoque trilateral de Taiwán y Estados Unidos.
Además, la experiencia de MSI² va más allá de la competencia técnica.
El Instituto es experto en facilitar el diálogo entre empresas privadas, agencias gubernamentales y sociedad civil, garantizando que las mejores prácticas y la armonización regulatoria no sean solo teóricamente sólidas, sino también adoptadas de manera práctica.
Al aprovechar la huella estratégica de MSI², Taiwán puede acelerar la transferencia tecnológica, adaptar su modelo de gobernanza a las condiciones locales e inculcar una cultura de resiliencia cibernética preparada para contrarrestar las amenazas híbridas chinas.
En este contexto, el Miami Strategic Intelligence Institute no es simplemente un socio: es un impulsor indispensable de la madurez cibernética regional.
Su liderazgo promete profundizar la confianza, perfeccionar la implementación transfronteriza y maximizar el impacto para todos los actores comprometidos con la soberanía digital y los valores democráticos en la primera línea de América Latina.
Con base en la experiencia demostrada de MSI², la organización podrá ayudar en:
- Inteligencia y análisis de amenazas localizados
- Gestión estratégica de proyectos y liderazgo de programas piloto
- Capacitación y desarrollo de capacidades
- Facilitación del diálogo multiactor y adopción de gobernanza
- Evaluación regulatoria y apoyo a la implementación
7. Conclusión y recomendaciones de política
El panorama de la ciberseguridad en América Latina se encuentra en un punto crítico, enfrentando amenazas que aumentan rápidamente y superan las defensas actuales. Para contrarrestar eficazmente estos desafíos, las naciones deben adoptar un enfoque unificado y estratégico centrado en asociaciones que combinen la gobernanza inclusiva de Taiwán, la fortaleza diplomática de Estados Unidos y la profunda experiencia regional del Miami Strategic Intelligence Institute (MSI²).
Esta colaboración promete la creación de un ecosistema cibernético resiliente y democráticamente anclado, equipado con intercambio de inteligencia en tiempo real, infraestructura segura y una fuerza laboral capacitada.
La formalización de acuerdos trilaterales garantizará una cooperación sostenida y permitirá que los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil funcionen de manera cohesionada a través de las fronteras.
Invertir en capital humano mediante el desarrollo de capacidades y la capacitación práctica —aprovechando los programas bilingües y culturalmente adaptados de MSI²— aborda la urgente escasez de habilidades que obstaculiza la preparación regional.
Simultáneamente, las iniciativas de armonización legal inspiradas en los marcos de Taiwán y Estados Unidos cerrarán las brechas regulatorias y mejorarán la eficacia en la respuesta a incidentes.
Asegurar la infraestructura de telecomunicaciones mediante la diversificación de las cadenas de suministro lejos de proveedores de alto riesgo y la adopción de estándares de seguridad rigurosos es crucial.
Esta modernización de la infraestructura protegerá la integridad de los datos y la soberanía nacional.
Finalmente, enmarcar estos esfuerzos dentro de plataformas de gobernanza multiactor garantiza adaptabilidad y confianza entre todos los participantes ante amenazas en constante evolución.
Solo mediante una acción decisiva que combine estas dimensiones estratégicas podrá América Latina proteger su futuro digital frente a la agresión cibernética híbrida y preservar los valores democráticos fundamentales.
El momento de actuar con claridad y cooperación es ahora, y el gobierno de Taiwán debe considerar si está dispuesto a reducir drásticamente la influencia china en los países latinoamericanos mediante una estrecha colaboración con Estados Unidos y organizaciones como MSI².
Referencias
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Statista. (2025, 8 de enero). Cybersecurity—LATAM | Statista Market Forecast. https://www.statista.com/outlook/tmo/cybersecurity/latam
Dr. Luis O. Noguerol, cofundador y miembro sénior, MSI²
Publicado originalmente en el Instituto de Inteligencia Estratégica de Miami, un grupo de expertos conservador y no partidista que se especializa en investigación de políticas, inteligencia estratégica y consultoría. Las opiniones son del autor y no reflejan necesariamente la posición del Instituto.
Más información del Miami Strategic Intelligence Institute en www.miastrategicintel.com