miércoles 27  de  marzo 2024
inmigración

Así son las políticas de asilo en la Unión Europea

La decisión de la canciller Angela Merkel de abrir las fronteras en plena crisis migratoria hizo que en 2015 llegaran al país unos 900.000 solicitantes de asilo

MADRID.- La política de asilo es una cuestión complicada en la Unión Europea (UE) y se volverá a abordar en la cumbre de este jueves y viernes. A continuación, la situación en algunos países del bloque.

1. FRANCIA

Ya hace tiempo que rechaza migrantes en la frontera. En 2017 negó la entrada a 85.000 extranjeros. Afecta sobre todo a la frontera con Italia, país al que desde 2014 llegaron más de 630.000 migrantes a través del Mediterráneo. La Policía francesa frena el paso en la región del este de Niza a muchas personas que no tienen permiso de residencia y las envía de vuelta a Italia.

Lo hace en base a un acuerdo suscrito en 1997 con Italia por el que ambos Estados acogen de vuelta a cualquier extranjero de un tercer país que haya cruzado desde su territorio al del otro irregularmente. A finales de 2015, Francia reintrodujo los controles fronterizos que habían desaparecido dentro del espacio Schengen.

2. ALEMANIA

La decisión de la canciller Angela Merkel de abrir las fronteras en plena crisis migratoria hizo que en 2015 llegaran al país unos 900.000 solicitantes de asilo. En 2016, llegaron 280.000; en 2017, 186.644 y hasta finales de mayo de 2018 se registraron 78.000 nuevos refugiados, según el Ministerio de Interior.

En 2015, se aceptó un 49,8 por ciento de las solicitudes, aunque el proceso de revisión se dilató al verse desbordados los organismos. En 2016, fueron expulsados cerca de 26.000 peticionarios de asilo y en 2017 cerca de 28.000. Ese mismo año, el Ministerio tramitó cerca de 600.000 peticiones de asilo. Para reducir el número de refugiados en el país, el ministro de Interior, Horst Seehofer, quiere frenar la entrada de inmigrantes que ya hayan sido registrados en otros países de la UE.

3. AUSTRIA

A mediados de septiembre de 2015 Austria reintrodujo los controles fronterizos. Desde entonces se controlan las fronteras con Hungría y Eslovenia, también con ayuda de soldados.

Austria asume el 1 de julio la presidencia rotatoria de la UE. El ministro de Interior, Herbert Kickl -del ultraderechista FPÖ- quiere decretar hasta final de año controles fronterizos motivados, temporales, puntuales y selectivos con todos los países vecinos.

4. ESPAÑA

Para frenar la inmigración irregular que llega a la frontera sur de España, el país mantiene acuerdos -que incluyen la repatriación- con Marruecos y países de África occidental como Senegal, de donde proceden muchos de quienes intentan llegar a suelo español.

El Gobierno del socialista Pedro Sánchez se ha comprometido a revisar algunas medidas migratorias polémicas como las cuchillas colocadas en las vallas fronterizas que separan Marruecos de los enclaves españoles de Ceuta y Melilla o la expulsión inmediata de los migrantes que intentan cruzar la frontera sin que haya un proceso legal de deportación. En el aire quedan los controvertidos CIE, centros donde se retiene un máximo de 60 días a los extranjeros llegados de forma irregular y sobre los que pesa un expediente de expulsión.

En 2017 España recibió 31.120 solicitudes de asilo y se admitieron 13.350. Más de 10.000 procedían de ciudadanos venezolanos, más del doble que las que llegaron por parte de sirios (4.225).

5. DINAMARCA

A principios de 2016 introdujo controles en su frontera con Alemania y desde entonces rechazó a más de 5.500 extranjeros. La mayor parte procedían de Siria, Afganistán e Irak y no tenían visado o llevaban pasaportes falsificados.

Dinamarca devuelve tantos refugiados como puede a los países de la UE en los que estos ya solicitaron asilo. El Gobierno danés se niega a aceptar cuotas de reparto de refugiados.

6. HOLANDA

Intenta devolver a los extranjeros que ya solicitaron asilo en otro país de la UE, en base al Reglamento de Dublín. Dicho reglamento establece que hay que pedir asilo en el primer país que se pisa al llegar a Europa.

Sólo se logra devolverlos a esos primeros países en un 15 por ciento de los casos, según un informe del Tribunal de Cuentas de junio. Entre 2014 y 2016 Bélgica, Francia y Alemania sólo aceptaron de vuelta entre un 20 y un 30 por ciento. Según el informe, menos de la mitad de las personas a las que se les denegó el asilo abandonaron Holanda.

También los migrantes procedentes de países considerados seguros deben ser retornados rápidamente, pero primero se examina su solicitud de asilo. En 2017 llegaron 31.000 solicitantes de asilo, la mayoría procedentes de Siria (35%) y de Eritrea (13%).

7. POLONIA

El Gobierno ultraconservador rechaza la acogida de refugiados. Varsovia se niega a aceptar el reparto de migrantes acordado por la UE alegando motivos de seguridad. Impulsa normas de entrada más estrictas, además de usar el Reglamento de Dublín y los acuerdos de la UE.

Se facilitarán las expulsiones con cambios en la ley migratoria y se dará más tiempo a las autoridades fronterizas para que evalúen las solicitudes de asilo. En 2017 solicitaron asilo en Polonia unas 5.000 personas. Se concedió a 520, sobre todo procedentes de Ucrania, Rusia y Tayikistán.

8. REPÚBLICA CHECA

Los inmigrantes ilegales que no presentan solicitud de asilo son retenidos en centros cerrados hasta que son expulsados o repatriados. Las asociaciones humanitarias comparan esos centros con cárceles. En el caso de los extranjeros que ya solicitaron asilo en otro países de la UE, Praga aplica el Reglamento de Dublín para devolverlos a esos países.

Mediante ese procedimiento el año pasado el país devolvió a 94 personas a otras naciones europeas. Pero también se vio obligada a aceptar a 420 solicitantes de asilo, 235 de ellos desde Alemania. La República Checa es conocida por su dura postura respecto a los migrantes y refugiados. No hay controles permanentes en sus fronteras ya que está rodeado por países el espacio Schengen.

9. HUNGRÍA

Intenta ahuyentar a los migrantes con una estricta política. Hace años levantó una valla de metal y alambre de espino de hasta cuatro metros de altura en sus fronteras con Serbia y Croacia. Los refugiados que cruzan esa valla con ayuda de traficantes suelen ser detenidos y devueltos a Serbia sin poder presentar su caso.

Los expertos en asilo y organizaciones como la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) califican de ilegal esa práctica. Hungría estableció dos "zonas de tránsito" cerca de Serbia: allí esperan los recién llegados a que se decida sobre sus solicitudes de asilo. En 2017 Hungría concedió asilo o protección a 1.300 refugiados. Casi todos viajaron después a otros países del oeste de Europa.

10. ESLOVAQUIA

Es uno de los países de la UE más reacio a los refugiados. Aplica de la forma más restrictiva posible el Reglamento de Dublín y los acuerdos de la UE. Salvo una pequeña frontera con Ucrania, muy bien asegurada, Eslovaquia está rodeada sólo por países de la UE.

Por eso puede tratar a casi todos los refugiados como inmigrantes ilegales e internarlos como si fueran criminales. En teoría podrían recibir un mejor tratamiento si presentasen una solicitud de asilo. Pero casi nadie se arriesga a hacerlo, ya que con casi total seguridad sería rechazada por Eslovaquia y perdería la posibilidad de pedir el asilo en otro país del bloque europeo.

11. GRECIA

Quienes piden asilo en Grecia tienen que esperar mucho tiempo, ya que no hay trabajadores suficientes para procesar las solicitudes. En 2017 recibieron asilo o un estatus de protección unas 12.000 personas.

Otras 17.000 esperan que se decida sobre sus peticiones en los centros de varias islas del mar Egeo. Muchos no presentan solicitud y confían en poder seguir hacia el norte o el oeste con ayuda de traficantes de personas.

12. BULGARIA

Según la normativa, los migrantes sólo pueden viajar a través de los pasos fronterizos oficiales, donde son registrados. Quienes no llegaron por el camino legal para solicitar asilo deben presentarse a las autoridades para explicar por qué viajaron de forma ilegal.

Este país del sureste de Europa impide el paso ilegal de migrantes desde Turquía con una valla de alambre de espino de 259 kilómetros.

FUENTE: dpa

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