REDACCIÓN
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El primer ministro turco, Binali Yidirim, dijo que la situación en el país está "esencialmente bajo control" y aseguró que el jefe del Ejército, Hulusi Akar, sigue estando al frente de la fuerza y no participó del golpe militar
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El golpe militar de este viernes desató una lucha de poder en Turquía con un desenlace incierto. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, convocó al pueblo a salir a las calles para manifestarse contra los golpistas, después de que las Fuerzas Armadas aseguraran haber tomado el poder y decretaran el toque de queda.
Un sector de las Fuerzas Armadas turcas perpetró un golpe militar contra Erdogan para tomar el poder en el país. En los últimos años, el mandatario había intentado debilitar a una parte del Ejército que quería derrocarlo.
Las Fuerzas Armadas aseguraron haber tomado el poder y decretaron el toque de queda. Por su parte, la oficina del presidente negó el golpe. "Es un golpe contra la democracia turca", señaló. "Un grupo dentro de las Fuerzas Armadas y fuera de la estructura de mando intenta derrocar al Gobierno democráticamente electo", agregó.
Erdogan convocó al pueblo a las calles para manifestarse contra el golpe militar. "Convoco a nuestro pueblo a congregarse en las plazas y el aeropuerto", dijo en una comunicación telefónica con CNN Türk, en la que aseguró que sigue en el poder.
Tras la convocatoria de Erdogan, miles de personas salieron a las calles en Estambul con banderas turcas para manifestarse contra los golpistas, según imágenes emitidas por las cadenas CNN y BBC. En la ciudad se escucharon tiros y explosiones.
El Gobierno turco pidió apoyo internacional y solidaridad con el pueblo turco. Varios líderes mundiales, entre otros el presidente estadounidense, Barack Obama, rechazaron el golpe y pidieron que se respeten las instituciones democráticas en el país.
Los cuatro partidos con representación parlamentaria, entre ellos los tres opositores, expresaron su rechazo al golpe militar, según informaron en declaraciones publicadas en la televisión y en Twitter.
La televisión estatal turca TRT volvió a estar en el aire, después de que estuviera temporalmente bajo control de los militares golpistas.
Varias horas después del golpe, el primer ministro turco, Binali Yidirim, dijo que la situación en el país está "esencialmente bajo control" y aseguró que el jefe del Ejército, Hulusi Akar, sigue estando al frente de la fuerza y no participó del golpe militar.
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