“No nos avisaron, no nos avisaron… por eso ha pasado esto”, reclamó desconsolada una de las víctimas del desastre a una Letizia llena de barro, quien quebrantada intentó brindarle consuelo, en medio de la tensión que se vivió el pasado domingo en Paiporta, considerada la ‘zona cero’ de la Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA) que golpeó Valencia, Castillas-La Mancha y Andalucía.
Los reyes Felipe VI y Letizia dieron ejemplo de humanidad, responsabilidad y gallardía, cuando vivieron en carne propia el dolor de una población enfurecida, que reclamaba la dimisión del presidente del Gobierno izquierdista, Pedro Sánchez, quien huyó de la zona protegido por su guardia personal, despavorido ante el descontento que ha generado la deficiente asistencia brindada a los valencianos, quienes no contaban con agua potable, electricidad, alimentos y los insumos necesarios para hacer frente a la tragedia.
“Asesinos”, “hijos de p…”, “fuera”, “ayuda”, “Mazón dimisión”, “Pedro Sánchez dimisión”, exclamó iracunda una multitud que se cuestionaba “dónde” estaba Sánchez, y explicaba a los reyes que su ira no iba dirigida a ellos.
“Perdona, Felipe (...) No es por ustedes, no es por ustedes”, aclararon los ciudadanos ante la evidente preocupación de los monarcas, que se tomaron la tarea de escuchar a su pueblo, mostrando empatía y comprensión, pese al barro que cubría sus rostros y vestimentas.
A pesar de ser símbolo de la nación y la encarnación del Estado, el rey no tiene competencias para atender estas catástrofes. Aun así, decidió enviar a efectivos de los Servicios de Seguridad de la Casa del Rey y de la Guardia Real a la zona de desastre, para apoyar en estos difíciles momentos.
Una tragedia que se pudo evitar
La catástrofe en Valencia es la más grave que vive España desde 1962, con las riadas del Vallés, en Cataluña, que dejó entre 600 y 1,000 víctimas mortales. Pese a que la Agencia Estatal de Meteorología elevó al máximo su nivel de alerta en la mañana del martes 29 por la DANA, no previó que lloviera 618,0 l/m², lo que cae de agua en la comunidad en un año, en tres horas y 20 minutos.
Para la 1:00 p.m. hora local, el presidente de la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón, estimó una disminución de la intensidad de la DANA hacia el final de la tarde de ese día, por su desplazamiento hacia la Serranía de Cuenca, por lo que los valencianos siguieron con sus actividades cotidianas.
Sin embargo, esto no ocurrió. Por el contrario, en horas de la tarde-noche, sobre la Comunidad Valenciana acaecían las torrenciales lluvias, tomadas con normalidad por la población.
La alerta de Protección Civil llegó con dos horas de retraso a los teléfonos móviles de los ciudadanos. Ya era demasiado tarde para algunos, que tenían el agua encima, mientras buscaban aferrarse a los árboles, en los capós de los vehículos o en los tejados de las viviendas, para tratar de salvarse. Mientras que otros, fueron sorprendidos por el torrente, que tomó sus vidas dentro de sus autos cuando se trasladaban o en los garajes, cuando intentaban salvarlos de los daños de la riada.
“La gente siguió haciendo vida normal y había demasiada población expuesta, con personas desplazándose por calles y carreteras, o en casas bajas, cuando deberían haberse resguardado o incluso evacuado algunas zonas”, explicó a la BBC Jorge Olcina, climatólogo de la Universidad de Alicante.
Pésima gestión
Al aviso tardío se le sumó la incapacidad de las autoridades para atender la catástrofe con la urgencia que lo requería, a pesar de que el Gobierno de Sánchez rechazó la ayuda internacional, ofrecida por países como Francia.
“¿Pero por qué no llegan (los militares)? ¿Cuánto tardan? En cuatro días no ha llegado nadie”, le reprochó un joven al rey en Paiporta, recalcando que las labores de rescate y la limpieza de capas de barro y escombros la han realizado los propios residentes, junto a miles voluntarios organizados.
Este escenario hace que los afectados experimenten una sensación de desamparo y abandono, dada la lentitud con la que han recibido ayuda y la carencia de recursos públicos.
Mientras tanto, Sánchez, quien en una breve visita a Valencia el pasado 31 de octubre ofreció ayudar a las víctimas con “todos los recursos del Estado y de la Unión Europea (UE), “si hace falta”, tildó de “violentos” y “absolutamente marginales” a las víctimas que protestaron ante su ineficiencia.
La agresión directa a Sánchez, cuyo vehículo fue golpeado por vecinos iracundos, dio paso a una investigación, que ha llevado a la detención de tres vecinos de Valencia entre lunes y miércoles, uno de ellos puesto en libertad con cargos luego de pasar por el juzgado, y otro en libertad condicional tras prestar declaración.
El gobierno izquierdista, por su parte, se enfrenta ahora a la demanda de recurso contencioso-administrativo especial de protección de derechos fundamentales por “inacción”, presentada por la asociación Liberum, que fue remitida al Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) español. También, a una querella interpuesta por el partido de extrema derecha Vox, por los presuntos delitos de “homicidio imprudente y omisión del deber de socorro”.
Mientras tanto, el Ejecutivo español declaró a Valencia como zona catastrófica, siete días después de la tragedia, y anunció un paquete de 10,600 millones de euros, equivalente a 11,550 millones de dólares, en ayudas urgentes para atender la emergencia, 20,802 millones de euros menos que lo que reclamó el presidente de la Generalitat valenciana.
Asimismo, la Guardia Civil y agentes de la Unidad Militar de Emergencias (UME) continúan con la búsqueda de los desaparecidos en los fosos creados en las distintas construcciones anegadas, mientras que los ciudadanos se organizan en patrullas para defenderse de los robos de grupos magrebíes, integrados por migrantes de Marruecos, Argelia y Túnez.
Además, los ciudadanos se organizan para salir a las calles a exigir “depuración de responsabilidades”, por la pésima gestión de la DANA y soluciones a la crisis que los aqueja, el sábado 9 de noviembre, en una manifestación que partirá desde la plaza del Ayuntamiento de Valencia y recorrerá las calles de la ciudad hasta finalizar en el Palau de la Generalitat.
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FUENTE: Con información de El Debate / Europa Press / AFP