MIAMI.-REDACCIÓN
El Pontífice visitará lugares peligrosos y turbios del país para servir como “instrumento de paz” contra la violencia y el narcotráfico, y hablar con los migrantes, enfermos y pobres
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El papa Francisco llegó este viernes a la capital mexicana, procedente de Cuba, para realizar su primera visita al país latinoamericano, donde recorrerá zonas afectadas por la migración, la violencia y la pobreza.
pa Francisco sigue el paso de sus antecesores al viajar a México, donde llegó al atardecer de este viernes, no tomará todos sus caminos y se animará a entrar en lugares peligrosos y turbios, donde el crimen y la violencia están a la orden del día, pese a las advertencias que recibió.
"El Papa no sólo quiere ir a donde han estado sus predecesores. Quiere ir también a nuevos lugares, que nunca hayan recibido una visita papal", dijo el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, consultado antes de que comenzara el viaje.
Sólo Ciudad de México se repite. Una cita importante de la agenda es la visita a la Basílica de Guadalupe. Francisco estará también en el estado de Chiapas en el sur y en Ciudad Juárez en el norte, así como en el estado de Michoacán y en la localidad de Ecatepec, cerca de la capital.
La visita a la Basílica, el segundo mayor centro de peregrinación católico del mundo después de San Pedro en Roma, será un "momento espiritual importante" y "un punto central del viaje", adelantó Lombardi.
En Ciudad Juárez, el Papa de 79 años celebrará una misa y pasará muy cerca de la línea fronteriza con el papamóvil. La idea es que los fieles ubicados a ambos lados de la frontera puedan escucharlo. "Él sabe que es un lugar muy significativo de problemas sociales y humanos", afirmó el vocero de la Santa Sede.
Francisco se confrontará con problemas como la violencia y el tráfico de drogas. A la misa de Juárez están invitadas víctimas de la violencia, entre ellas familiares de 43 estudiantes desaparecidos hace un año y medio en el sur del país.
El motivo del viaje, que se extenderá hasta el 17 de febrero, será servir como "instrumento de paz" en tierra mexicana. Con problemáticas fuertes en la agenda como migración y violencia, el perfil de la visita será también político, según reseñas de las agencias EFE y DPA.
De esta manera, está claro que el Papa argentino no tiene previsto esquivar los temas más difíciles. "Por supuesto que yo no quiero tapar nada de eso", dijo antes de la gira, "sino al contrario, exhortarlos a la lucha de todos los días contra la corrupción, contra el tráfico, contra la guerra, contra la desunión".
Francisco adelantó el tono de su visita: "El México de la violencia, el México de la corrupción, el México del tráfico de drogas, el México de los cárteles no es el México que quiere nuestra Madre".
Con los más débiles
Como en todos sus viajes, su defensa por los derechos humanos será la prioridad. Francisco irá a un hospital, estará con niños enfermos de cáncer, se reunirá con ancianos y enfermos, hablará a jóvenes y familias, visitará una cárcel, comerá con aborígenes.
La migración ocupará también un sitio relevante. Para acercarse a los que están pasando por esa situación viajará a dos ciudades de Chiapas, un estado fronterizo con Guatemala, y visitará la frontera con Estados Unidos en el norte.
Muchos migrantes, la mayoría centroamericanos, sufren abusos en su camino hacia Estados Unidos. Y en este país hay ahora un fuerte discurso antiinmigrante por parte de algunos candidatos republicanos a la presidencia.
Donald Trump dijo que iba a hacer construir un muro en la frontera con México para frenar a los inmigrantes y que lo iban a tener que pagar los mexicanos. El tema de los migrantes también tiene un paralelo con la masa de refugiados que está llegando a Europa.
Sin blindaje
Una visita de este tipo siempre tiene riesgos, pero habrá fuertes medidas de seguridad. Unos 13.250 policías federales, además de militares y agentes locales, vigilarán los cinco estados que visitará Francisco, aunque su papamóvil no llevará blindaje.
El Estado Mayor Presidencial, que es el cuerpo militar que custodia al presidente de México, será su sombra. Además, a las ceremonias sólo podrán ir personas que cuenten con alguno de los 880.000 boletos gratuitos repartidos en las parroquias, que tienen cuatro "candados" para evitar falsificaciones. El Papa hará también recorridos por las calles, y tiene planeado recorrer unos 400 kilómetros con su papamóvil.
Por qué México esta vez
Cuando visitó Estados Unidos en 2015, el Papa contó que había pensado ingresar a ese país desde México por la ciudad fronteriza de Ciudad Juárez, así como lo hicieron millones de inmigrantes. Pero en ese viaje, que lo llevó también por Cuba, evaluó que no podía ir sin visitar la Basílica de Guadalupe en la capital, además de que dijo que el país requería de una gira más extensa.
"Prometo un viaje a México como se lo merece y no a la apurada y de paso. Por eso decidí no entrar por México [cuando viajó a EEUU]", contó a Televisa en una entrevista.
Durante esta gira internacional, que es la número 12, le espera un país de contradicciones: muy católico, golpeado por el narcotráfico, con estabilidad política y crecimiento económico moderado, afectado por la caída de los precios del petróleo y con grandes desigualdades.
Más del 83% de los mexicanos son católicos, lo que convierte a México, con sus casi 120 millones de habitantes, en el segundo país con mayor número de fieles después de Brasil.
Fe y criminalidad: las dos cosas pueden ir de la mano en México. La veneración a la virgen de Guadalupe une a todos bajo la misma devoción, incluso a los capos de la droga.
Karol Wojtyla estuvo cinco veces en México y su sucesor Benedicto XVI una vez. Nadie le gana hasta ahora en popularidad en México al papa polaco, que llegó a ser declararse "mexicano".
Francisco, el primer Papa latinoamericano, estuvo antes en la región con visitas a Brasil, Ecuador, Bolivia, Paraguay y Cuba. En febrero de 2015 provocó controversia cuando en una carta alertó sobre una "mexicanización" de Argentina ante el avance de los cárteles de las drogas.
Las autoridades mexicanas recibieron entonces sus palabras con "tristeza y preocupación" y el Vaticano aclaró que Francisco no había querido estigmatizar a México. El incidente ya parece haber quedado atrás.
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