Familiares y amigos de los rehenes libran una ardua confrontación y debate con el gobierno del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, en busca de una negociación, incluso un canje de prisioneros, que libere a los retenidos.
La agrupación Hostages & Missing Persons Families Forum, que fue establecida a raíz de los horrendos ataques de Hamás aquel día, organiza cada semana multitudinarias manifestaciones en las principales ciudades del país para exigir a Netanyahu un acuerdo que permita a sus seres queridos regresar a casa.
No obstante, el mandatario israelí lidera una coalición gubernamental, conformada por varios partidos, que rechaza otorgar concesiones a terroristas.
Netanyahu, como muchos otros líderes políticos, considera que “negociar con el terrorismo es un arma de doble filo” porque, terroristas al fin, vuelven a las suyas el siguiente día, y que la mejor respuesta es “acabar con ellos”.
Fue el presidente estadounidense Richard Nixon (1969-1974) quien dijo la famosa frase “con los terroristas no se negocia” en 1973, cuando la embajada de Arabia Saudí en Sudán fue asaltada por la organización terrorista palestina Septiembre Negro.
Datos
El 7 de octubre de 2023 Hamás atacó comunidades cercanas a Gaza y asesinó a 1.139 personas, hirió alrededor de 1.000 y secuestró 251 que fueron llevados como rehenes a Gaza, entre ellos 30 niños.
Al menos 44 países calificaron de terrorismo el barbárico hecho, mientras otros culparon a la ocupación israelí de territorios palestinos como la causa fundamental de la agresión armada.
Entonces, Israel desató una ofensiva militar contra Hamás que prácticamente inmovilizó su fuerza beligerante, con el saldo hasta la fecha, según datos del gobierno gazatí, de más de 40.000 muertes en Gaza, incluyendo cerca de 20.000 terroristas.
Acorde con una encuesta del respetado Pew Research Center, el 39% de los israelíes consultados aprueba la respuesta de Israel contra Hamás en Gaza, mientras que el 34% opina que falta hacer más y que el 19% piensa que ha ido demasiado lejos.
Teniendo en cuenta las dos posiciones favorables, el 73% de los encuestados asiente la respuesta israelí contra Hamás.
No obstante, un sondeo realizado por el periódico The Jerusalem Post indica que el 63% de las personas contactadas favorece una negociación que facilite el regreso de los rehenes a casa.
Sea el retiro de las tropas israelíes de Gaza o un intercambio de prisioneros, el precio a pagar podría ser alto, similar a negociaciones o canjes anteriores.
A finales de julio, el Servicio Penitenciario de Israel (IPS) reportó 9.623 palestinos detenidos, incluidos unos por motivos de “seguridad” y otros condenados por tribunales.
Varios intercambios de prisioneros han sucedido a lo largo de décadas del conflicto palestino-israelí.
El canje más reciente ocurrió en 2011, cuando el segundo gobierno de Netanyahu aceptó entregar 1.000 prisioneros palestinos a cambio del soldado israelí secuestrado por cinco años Gilad Shalit.
Entonces, el canje fue calificado como “el intercambio de prisioneros más desequilibrado en la historia de Israel”.
Opiniones
Familiares de rehenes retenidos en Gaza creen que la nueva ronda de conversaciones de alto el fuego entre Israel y Hamás podría ser la mejor oportunidad para liberar a sus seres queridos.
"Necesitamos un alto el fuego para recuperar a todos", declaró a la prensa israelí Zahiro Shahar Mor, sobrino de Avraham Munder, de 78 años, que fue secuestrado en el Kibbutz Nir Oz junto con su esposa, su hija y su nieto.
"Si Netanyahu hubiera querido, ya estarían aquí", afirmó.
Sin embargo, el primer ministro israelí insiste en que tiene en mente la difícil situación de los rehenes y sus familiares.
“El dolor que estas familias han soportado está más allá de las palabras”, señaló Netanyahu en una sesión conjunta del Congreso de Estados Unidos en julio.
"No descansaré hasta que todos sus seres queridos estén en casa", aseguró.
En conversación con DIARIO LAS AMÉRICAS, el especialista en asuntos del Medio Oriente y exfiscal de Israel Mookie Tenembaum comentó: “Nunca estuve a favor de negociar rehenes o prisioneros. Las pruebas están ahí a la vista. No funciona y lo único que hace es promover más toma de rehenes”.
Y resaltó: “Hablamos de gente que son psicópatas, que lo único que entienden es la fuerza. Yo recomendaría una ley de reciprocidad en Israel, que mientras haya rehenes israelíes del otro lado, nadie tenga acceso a los terroristas detenidos en Israel, ni Cruz Roja, como hacen los terroristas con los rehenes israelíes”.
Como solución, el especialista en asuntos del Medio Oriente propone crear un centro de reclusión similar al que el gobierno de George W. Bush erigió en la Base Militar de Guantánamo en 2002. Un territorio donde no rijan ni leyes nacionales ni internacionales.
“Los que tengan sangre en sus manos que se lleven a un lugar, como puede ser en Judea o Samaria. En Guantánamo funcionó. Al-Qaeda no apareció más”, resaltó.
“Son reglas de emergencia que se han tomado en otros países contra terroristas, como las Brigadas Rojas en Italia, los narcotraficantes en varios lugares, las guerrillas en Colombia o incluso las pandillas en El Salvador”, detalló.
Tenembaum afirma que no se trata de diente por diente y ojo por ojo, la denominada ‘Ley del talión’ (Éxodo 21, 23-25), que no era una ley de venganza, sino un medio de poner límite a la venganza y frenar la violencia.
Luego recordó cómo la extinta Unión Soviética logró parar el secuestro de sus funcionarios en el Medio Oriente.
Cuando el grupo terrorista Hezbolá raptó a cuatro diplomáticos soviéticos en el Líbano en 1985 y mataron a uno de ellos, el Gobierno de Moscú envió al Grupo Alfa de la KGB para ocuparse de la situación.
Tras varios intentos de negociaciones, los agentes soviéticos secuestraron a una docena de musulmanes chiitas, uno de los cuales era pariente de un líder de Hezbolá.
El pariente fue castrado y recibió un disparo en la cabeza, le metieron los testículos en la boca y su cuerpo fue enviado a Hezbolá, con una carta en la que se prometía un destino similar para los otros 11 cautivos si los tres rehenes soviéticos no eran liberados.
Ningún otro soviético o ruso fue secuestrado otra vez.
“No pido que Israel haga algo así, pero trato de ilustrar que cuando un país está dispuesto a hacer más de lo que el otro está dispuesto a aguantar, se termina todo”, concluyó.