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MIAMI.- En apenas 10 días, el nuevo primer ministro británico, Boris Johnson, ha vivido desde cumplir su sueño de ser “el hombre fuerte” de Gran Bretaña hasta poner en duda su continuidad, tras amenazar a Europa y todos con un brexit fuerte y perder un importante escaño en el Parlamento de sus país.
Y es que el señor Johnson plantea que “el Reino Unido dejaría la Unión Europea el 31 de octubre pase lo que pase”, sin previo acuerdo ni salida pausada, lo que supone la suspensión inmediata de acuerdos comerciales y la dejación del pago de aranceles, entre otros beneficios que ambas partes poseen hoy.
En el aspecto comercial, la economía de la mayoría de los países europeos sería afectada de alguna manera, sobre todo Irlanda, Malta y Luxemburgo que, según el informe publicado por la firma financiera Standard & Poor, sostienen fuertes lazos mercantiles con el antiguo imperio de los mares.
Para la Unión Europea, es además un fuerte golpe que llega en un momento de debilidad económica y credibilidad del proyecto de la Unión por los años de recesión económica, la grave crisis que ha supuesto la llegada masiva de refugiados, la hostilidad creciente de Rusia y el crecimiento del pensamiento conservador.
En el caso de España, que mantiene importantes relaciones comerciales con el vecino país del mar Cantábrico, los negocios superan los 55.000 millones de euros al año, unos 65.000 millones de dólares.
Por otra parte, según la entidad gubernamental España Exportación e Inversiones, en el Reino Unido existen más de 300 empresas de capital español, mientras que en España hay casi 700 sociedades británicas.
Estas cifras anticipan, en alguna medida, el efecto negativo que podría tener la suspensión inmediata de acuerdos comerciales, sociales y culturales que han definido las relaciones entre Gran Bretaña y el resto de Europa.
Muchos preguntan por qué la frontera entre las dos Irlanda es el principal obstáculo. La respuesta parece fácil, pero especialistas en este asunto aseguran no lo es: Irlanda del Norte, que es territorio británico, volvería a cerrar su frontera con Irlanda, que seguirá siendo miembro de la Unión Europea, lo cual podría atentar contra la convivencia de ambos territorios y la paz existente en ellos.
La exprimer ministra británica Theresa May propuso mantener la frontera abierta, pero no gustó a muchos miembros de su propio partido porque mantendría activa el acuerdo aduanero de la Unión Europea y por ende los británicos seguirían bajos las normas europeas.
¿Quién es Boris Johnson?
El nuevo líder del Partido Conservador y primer ministro de Gran Bretaña, Boris Johnson, es un político que ha sabido escalar en el momento preciso.
La prensa británica señala que “sus éxitos se han apoyado mayormente en su capacidad para combinar la seriedad de los asuntos con su sentido del humor”, lo que sin duda no es muy común en la sociedad del Reino Unido.
Su sorprendente andar, de periodista a político, primero como alcalde de Londres y luego como ministro de Relaciones Exteriores, no ha estado libre de polémicas.
Venerado por muchos y despreciado por otros, Johnson es estimado como “un tesoro nacional” por sus partidarios y “un bufón sin principios” por sus críticos.
Primera prueba
Hace apenas un par de días, la victoria de una candidata del Partido Liberal, en las elecciones anticipadas celebradas en un distrito de Gales, redujo al mínimo la mayoría de Johnson en el Parlamento británico.
Esto supone que el nuevo jefe del Gobierno de Gran Bretaña pierde poder, lo que, según varios medios de prensa en Londres, significa la derrota más prematura que un primer ministro haya tenido desde la Segunda Guerra Mundial.
Ya se habla de convocar a nuevas elecciones, tan pronto como en septiembre, para comprobar la fuerza del nuevo primer ministro.
Y esto sucedió, tal como reportó la agencia de noticias dpa, a pesar de que Johnson se desplazó personalmente a Gales para intentar asegurar a los ganaderos locales que están cubiertos “incluso si hay una salida sin acuerdo de la Unión Europea”.
Un voto por los liberales “significa un voto por el acuerdo”, que es la manera que se interpreta el resultado del cualquier elección en Gran Bretaña estos días. Y es que la formación política abandera en estos momentos la permanencia del país en la Unión Europea.
La nueva diputada, Jane Dodds, se impuso al candidato conservador Chris Davies por apenas 1.425 votos, suficientes para ganar el escaño.
Aún más lejos quedó el Partido del Brexit, que dirige Nigel Farage, con una diferencia de 10.495 sufragios.
"Estos resultados han mandado un poderoso mensaje a Londres, y es que queremos algo mejor", aseguró la nueva diputada. "Lo primero que voy a hacer cuando llegue al Parlamento será buscar a Boris Johnson, en donde sea que se esté escondiendo, y decirle alto y claro que deje de jugar con el futuro de nuestras comunidades y desestime de una vez la posibilidad de un no acuerdo".
Normalidad
En Bruselas, donde rige el Gobierno central de la Unión Europea, todo parece estar en normalidad. Pero detrás de las puertas cerradas “impera el nerviosismo y las llamadas telefónicas”, como reporta la prensa belga, “que tratan de convencer a uno o el otro qué hacer” para afectar lo menos posible la economía europea y británica también.
De hecho, el valor de la poderosa moneda del Reino Unido cayó 4% en apenas dos días, lo que significa su mayor pérdida en casi tres años.
Entretanto, el primer ministro británico anunció que incrementa en 2.100 millones de libras (unos 2.625 millones de dólares) el fondo creado para lidiar con un eventual brexit sin acuerdo.
Según el Gobierno británico “estos fondos especiales se destinarán a reforzar los controles fronterizos y aduaneros, y a la compra de medicamentos”, lo que eleva la cifra asignada a unos 8.000 millones de dólares y supone la creciente preocupación de una salida abrupta.