MIAMI.- La invasión de Rusia a Ucrania no para de espantar. Esta vez el ataque, según reporta el Gobierno ucraniano, fue perpetrado contra la represa de Kajovka, en territorio ocupado por rusos, lo que provocó la salida de millones de metros cúbicos de agua, inundaciones en miles de casas, más destrucción y muertes.
“El ejército ruso llevó a cabo otro ataque terrorista. Han volado (parte de) la presa de Kajovka”, anunció el jefe de la Administración Militar de la provincia de Jersón, Oleksandr Prokudin, en un vídeo dirigido a la población de la zona.
La empresa pública hidroeléctrica ucraniana, Ukrhidroenergo, aseguró en un comunicado que los daños causados a la central son “irreparables” y fueron causados por “una detonación contra la sala de máquinas”.
Al cierre de esta nota se desconocía el número oficial de muertes, pero fuentes gubernamentales ucranianas hablan de al menos más de una decena.
Entretanto, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, visitó la zona afectada, que cuenta además la subida del agua del río Dniéper.
Zelenski afirmó que la situación en la parte ocupada de la provincia de Jersón es "absolutamente catastrófica".
Según el presidente ucraniano, las autoridades impuestas por Rusia en la región han abandonado a la gente a su suerte “en los tejados de las localidades inundadas”.
“Y esto es otro crimen deliberado de Rusia: después de que el Estado terrorista haya causado el desastre, también maximiza los daños provocados por este”, subrayó.
Moscú acusa
Según Rusia, Ucrania ocasionó el estallido de la represa para destruir posiciones de soldados rusos en la zona ocupada, lo que fue rápidamente desmentido por el gobierno ucraniano.
Rusia asegura que la zona ocupada de Jersón denota unas 14.000 casas inundadas de agua tras el estallido de la represa, y aseguran que unas 4.300 personas fueron evacuadas.
El jefe de la oficina presidencial ucraniana, Andriy Yermak calificó la voladura de la represa de “crimen de guerra” y “ecocidio”, y publicó un vídeo que muestra cómo el agua empieza a desbordarse.
ONU
Muy poco se espera de la Organización de Naciones Unidas, ya que Rusia tiene poder de veto en el Consejo de Seguridad.
Para comenzar, el órgano gestor se reunió, pero ambos países, Ucrania y Rusia, se culparon mutuamente.
Cuando se le preguntó si Estados Unidos sabía quién era el responsable, el embajador adjunto de Estados Unidos ante las Naciones Unidas, Robert Wood, dijo a los periodistas "¿Por qué Ucrania haría esto con su propio territorio y su gente, inundaría su tierra, obligaría a decenas de miles de personas a abandonar sus hogares? No tiene sentido".
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, comentó el organismo mundial no tenía información independiente sobre cómo la represa estalló, pero lo describió como "otra consecuencia devastadora de la invasión de Rusia a Ucrania".
Muchos miembros del Consejo de Seguridad también afirmaron durante la reunión que la crisis no se habría producido si Rusia no hubiera invadido a Ucrania.
El embajador de Rusia ante la ONU, Vassily Nebenzia, reiteró la acusación de Rusia contra Ucrania, sin proporcionar pruebas.
Por otro lado, el embajador de Ucrania ante la ONU, Sergiy Kyslytsya, acusó a Rusia de un "acto terrorista contra la infraestructura crítica de Ucrania".
"Es imposible hacerlo estallar de alguna manera desde el exterior con bombardeos; los ocupantes rusos lo minaron y lo volaron", aseguró Kyslytsya.
El jefe de ayuda de la ONU, Martin Griffiths, dijo al Consejo de Seguridad que "la magnitud de la catástrofe solo se sabrá en los próximos días".
"Pero ya está claro que tendrá consecuencias graves y de gran alcance para miles de personas en el sur de Ucrania en ambos lados de la línea del frente a través de la pérdida de hogares, alimentos, agua potable y medios de subsistencia", agregó.
Hace apenas unas semanas, el Banco Mundial estimó que la reconstrucción de Ucrania costará más de 410.000 millones de dólares en los próximos 10 años y que la factura para limpiar los escombros de pueblos y ciudades devastados asciende supera los 5.000 millones de dólares.
El informe asegura que las estimaciones “deberían considerarse como mínimos, ya que las necesidades seguirán aumentando mientras continúe la guerra”.