MOSUL.-DPA
Desde que el Estado Islámico tomara la segunda ciudad más grande del país, Mosul, la población iraquí vive aterrada y huyendo en medio del avance trepidante del grupo extremista
MOSUL.-DPA
Desde hace justo un año, sus manos no han cesado de temblar. Bader Wana Ahmed solo habla con monosílabos sobre el horror que vivió en la ciudad de Mosul, en el norte de Irak. Los hombres que lo secuestraron eran jóvenes. Una y otra vez le colocaban una pistola delante de la boca. En una ocasión apretaron el gatillo, pero la bala pasó de lado. Durante cinco horas fue torturado, dice Bader, un hombre robusto con bigote. Después le permitieron marcharse. El mensaje era claro: en Mosul, ningún enemigo de la milicia terrorista Estado Islámico (EI) puede sentirse seguro.
Hace un año que los extremistas sunitas tomaron en un ataque sorpresa la segunda ciudad más grande de Irak. Algunos miles de combatientes montados en camionetas pick up bastaron para tomar el control de la ciudad. El Ejército iraquí prácticamente no opuso resistencia. Los oficiales y soldados simplemente huyeron dejando todo atrás: vehículos, armas y municiones, un rico botín para el EI.
Los extremistas pudieron conquistar Mosul por haber construido previamente células secretas en la ciudad. Cuando los combatientes del EI se abalanzaron en sus vehículos sobre Mosul, por todos lados salieron de sus escondites defensores de la milicia terrorista.
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Además, la ciudad es un centro de seguidores sunitas del expresidente Saddam Hussein: antiguos cuadros del partido Baaz de Saddam y exsoldados del Ejército iraquí que habían sido despedidos después de la caída del dictador. Ellos hacen causa común con los yihadistas del EI porque comparten su odio hacia el Gobierno central en Bagdad, dominado por chiítas.
Éxodo por temor
Miles de personas huyeron de Mosul ante el avance del EI, entre ellos Bader Wana Ahmed, quien encontró con su familia cobijo en un campamento de refugiados en Erbil, la capital de las regiones autónomas kurdas en el norte de Irak. Bader, de 34 años, vive con su mujer e hijos en una tienda de campaña. Gana un poco de dinero erradicando parásitos. Quien apoye al EI es un "criminal", afirma Bader. "Es una mafia. Incluso los infieles son mejores que ellos".
La toma de Mosul fue el principio de una ofensiva con la que el EI logró hacerse con el control de aproximadamente un tercio de la superficie del país. Pocas semanas después de la conquista de la ciudad, los extremistas proclamaron en Irak y la vecina Siria un "califato", cuya capital debería llegar a ser un día Bagdad.
A principios de julio del año pasado, el líder del EI, Abu Baker Al-Bagdadi, apareció en Mosul por primera vez en público para pronunciar el sermón de los viernes en la venerable Gran Mezquita. Dice que hasta el día de hoy Al Bagdadi sigue visitando con frecuencia la ciudad, convertida en un feudo de los terroristas.
No parece probable que esta situación cambie pronto. Aunque un portavoz del Pentágono en Estados Unidos anunció a viva voz a principios de año que la reconquista comenzaría ante del inicio del Ramadán, una semana antes del mes del ayuno musulmán ni siquiera han comenzado los preparativos. La pregunta más bien es esta: ¿quién puede reconquistar Mosul, una ciudad con unos dos millones de habitantes?
Reconquista casi imposible
El Ejército iraquí es demasiado débil para llevar a cabo semejante campaña militar y tampoco los peshmerga, las milicias kurdas, están adiestradas para una sangrienta lucha casa por casa en Mosul. El Ejército turco lleva algunos meses entrenando a milicias sunitas, pero estas no tienen capacidad de combate ni mucho menos.
"Hasta el día de hoy nadie nos ha dado armas", se queja el gobernador de la provincia de Ninawa, Athuil al Nujaifi. Obviamente, el Gobierno en Bagdad teme que cualquier equipamiento entregado a los combatientes sunitas pueda caer rápidamente en manos del EI.
Quedan como alternativa las milicias chiítas, quienes también dirigieron la reconquista de la ciudad de Tirit. Sin embargo, los sunitas se oponen a que los chiítas entren en acción en Mosul porque temen su poder y eventuales actos de venganza.
"Es muy peligroso movilizar en Mosul a las milicias chiítas", advierte el gobernador Al Nujaifi. "Ello tendría un efecto negativo sobre la gente". O lo que quiere decir lo mismo: si el Gobierno recurriese a los chiítas, los sunitas se echarían aún más en brazos del EI.
El avance del EI ha destruido de forma duradera la relación de por sí frágil entre los distintos grupos religiosos en Irak. Lo experimentó en carne propia Abu Shaham, un joven cristiano que huyó de Mosul a Erbil. Después de abandonar su ciudad natal, los vecinos sunitas se hicieron con la casa de su familia, cuenta Shaham, de 28 años. "Hoy, ya no confío en ningún árabe sunita", admite.
Plan de EEUU
El presidente Barack Obama autorizó este miércoles el desplazamiento de 450 soldados estadounidenses adicionales a Irak para acelerar la formación de tropas iraquíes comprometidas en la lucha contra los yihadistas del EI.
Esta decisión tiene como meta "mejorar la capacidad y la eficacia de nuestros aliados en el terreno", indicó la Casa Blanca en un comunicado, precisando que esos soldados, como los 3.100 que ya están en el lugar, no participarán en operaciones de combate.
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El nuevo contingente centrará sus esfuerzos en retomar el control de la capital provincial Ramadi. El EI tomó la ciudad de mayoría sunita cerca de Bagdad en mayo, lo que supuso un gran revés en la estrategia de Obama para "derrotar" al grupo yihadista.
Obama descartó desplegar soldados en el terreno y ofreció en su lugar apoyo aéreo, armas y entrenamiento a distintas fuerzas iraquíes.
El mandatario estadounidense aprobó además la entrega inmediata, en coordinación con el Gobierno iraquí, de material militar a las fuerzas iraquíes, que "comprende a los peshmergas y a combatientes de tribus locales que operan bajo comando iraquí".
Aunque Obama no "dio a conocer medidas adicionales", "dejó claro que considerará una amplia variedad de opciones", aseguró Ben Rhodes, consejero sobre Seguridad Nacional.
En total, Estados Unidos y sus socios de la coalición han dado una formación militar básica a unos 9.000 militares iraquíes. Otros 3.000 efectivos están en curso de formación.