Mohandas Gandhi comandó una unidad de camilleros durante la rebelión que enfrentó a la administración blanca colonial de Natal con el líder zulú Bambatha KaMancinza. Pese a sus simpatías con los zulu, Gandhi se decidió por los británicos, argumentando que el servicio militar sería beneficioso para la comunidad india y afirmó que les daría "salud y felicidad", aunque con el tiempo describió el conflicto no como una guerra sino una "cacería humana".
Iniciada la Primera conflagración Mundial nuevamente el Mahatma insta a sus compatriotas a tomar las armas en favor de los Aliados. Esto puso en tela de juicio su coherencia en materia de su credo no violento, Ahimsa y este debate moral que se le planteaba a Gandhi surgió de su creencia en que la verdadera ahimsa no podía coexistir con la cobardía y los indios deberían estar dispuestos a utilizar las armas antes de optar voluntariamente por la no violencia.
En 1917 Gandhi probó por primera vez que la no violencia tenia resultado. Los campesinos de Champaran se enfrentaron a los propietarios de plantaciones de índigo. Los campesinos acudieron a Gandhi y poniendo en práctica una estrategia de protesta no violenta tomaron por sorpresa a la administración local, que favorecía a los propietarios de plantaciones, pues estos pretendían pagar las cosechas de índigo a un precio fijo y a la baja a los campesinos.
En el periodo entre guerras globales Mahadma Gandhi pudo desarrollar con éxito varias campañas, no solo por la independencia de la India, como la marcha de la satyagraha de la sal sino para intentar evitar la violencia entre hindúes y musulmanes aunque finalmente no podría impedir que los dos grupos prefirieran, luego de la emancipación colonial formar sus propios estados. Dentro del Partido del Congreso Nacional Indio, pese ha su amistad con Neru, siempre parecía inclinarse por favorecer una doctrina más conservadora y de derechas.
Fue un acérrimo objetor de la participación de sus coterráneos en la Segunda Guerra Mundial y Winston Churchill le atacó dedicándole epítetos en verdad hostiles. Se dice que la razón fundamental para el fracaso de Churchill en llamar la atención de sus contemporáneos en el peligro que representaba Adolfo Hitler y el nacional socialismo para el mundo estaba dado porque había utilizado los mismos calificativos para referirse al dictador alemán que a Gandhi por el mismo periodo.
Finalmente sus esfuerzos espirituales de lucha no violenta por la verdad alcanzaron éxito. El 15 de agosto de 1947 Gran Bretaña otorgó la independencia a la India. Su camino de apego a la verdad, satyagraha, y no la violencia ahimsa se diferenciaba de la resistencia pasiva, como el del movimiento sufragista, en que, la satyagraha solo había espacio para el amor, no existía la más remota intención de dañar al otro bando, postulaba la conquista del adversario mediante el sufrimiento propio o no admitía nunca el uso de la fuerza. Fue asesinado mientras se dirigía a rezar el 30 de enero de 1948 por extremistas que le acusaban de debilitar al gobierno hindu por querer pagar a Pakistán que con el 23% de la masa territorial no dividida había heredado solo el 17% de los activos financieros del gobierno anterior.
La acción no violencia indiscutiblemente impactó profundamente en todo el mundo y la influencia del pensamiento de Gandhi se puede identificar en figuras tan disímiles culturalmente como Martin Luther King Jr, Lech Walesa, Vaclav Havel, Wei Jingsheng, Liu Xiaobo, Mkhuseli Jack o el propio Desmond Tutu. En Cuba también Ricardo Bofil y Oswaldo Paya recorrieron esos pasos. Pero también desde el exilio militante cubano no pocas veces se han levantado voces que han promovido sin hipocresía o por debilidades veladas frente al poder. Monseñor Agustin Roman en su momento y Jose Basulto, entre otros, han propuesto el camino de la lucha cívica no violenta como vía para lograr el fin de la tiranía en la isla.
Basulto, un hombre que abrazó la lucha violenta como respuesta a la violencia del régimen de Fidel Castro a inicio de los años 60s y participó en varias acciones agresivas contra la dictadura comunista, decidió dedicar sus esfuerzos al rescate, junto a un grupo de valerosos hombres y mujeres desde el año 1991, de miles de cubanos que escapaban en frágiles embarcaciones de la represión y el hambre a que les condenó el partido comunista cubano y la mafia de comandantes.
El 24 de febrero de 1996, mientras realizaban sobre el Estrecho de la Florida su generosa misión y trataban de mostrar solidaridad con un grupo de organizaciones cívicas no violentas en la isla organizadoras del Concilio Cubano, dos MiGs de la fuerza aérea de Castro derribaron dos pequeñas avionetas en las que viajaban Armando Alejandre, Mario de la Peña, Pablo Morales y Carlos Costa fueron derribadas a cohetazos. Una tercera, piloteada por el propio Basulto pudo escapar del inmisericorde fuego de los aviones de combate castristas.
El líder de Hermanos al Rescate, días después del crimen declaró:
"Nos mantenemos firmes en nuestra convicción no violenta. Resistiremos a la dictadura, ejerceremos nuestros derechos conculcados, practicaremos la desobediencia civil, pero nunca seremos nosotros los causantes de la violencia. Esta lucha nuestra es una lucha sagrada entre el bien y el mal y solo mediante la no violencia podremos sanear el alma nacional cubana. Solo la no violencia podrá expulsar de nuestro ser el odio y la revancha que nos llevaron a lo que ahora padecemos. Solo la no violencia puede ser el fundamento para el establecimiento de la justicia y el estado de derecho en nuestro país, razones principales de nuestra lucha. Solo la no violencia emplaza al tirano que no conoce y en el cual se mueve torpemente, evidenciando ante el mundo su verdadera naturaleza criminal. Los hechos de las Flotillas, de las acciones de Hermanos al Rescate, del Concilio son prueba fehaciente de esto. Nunca antes se ha visto tan repudiado, tan evidenciado el Régimen Castrista que en estos momentos. Y esto se ha logrado, insistimos, por iniciativas y esfuerzos de los cubanos de dentro y fuera de la isla a través de la no violencia activa (…)
Y es que contrario a la permanente propaganda del régimen comunista de la isla para infundir miedo al cambio en la población, los grupos pro democracia cubanos y el exilio por lo general apuestan por una transición en paz y ordenada hacia la libertad. Miles de castristas han llegado a Estados Unidos, España y otros países que han acogido a las víctimas de Castro y su grupo desde inicios de la llamada revolución cubana. Comandantes, oficiales de tierra, aire y marina, de contra inteligencia, soldados de filas, policías, milicianos, políticos, empresarios que inicialmente aportaron recursos para el terrorismo, la guerra y el ejercito de Castro, interventores, funcionarios, miembros del partido comunista y otras organizaciones represivas, intelectuales etc por 66 años han desertado del barco de los gansters que un día apoyaron y conviven reconciliados y en paz con sus víctimas.
El cubano por naturaleza no es violento, no rencoroso pese a los amplificados alardes insurreccionales de algunos. El fenómeno sociológico entre buena parte de nuestro exilio, que casi siempre suele pasar cuando no llega, algunos se han inclinado incluso al apoyo de la política de apaciguamiento, tan nociva en la historia frente a dictaduras.
Hay esperanza si decidimos seguir los pasos de aquel que apoyado en un bastón recorrió kilómetros y kilómetros en sandalias para tomar un puñado de sal y así desafiar a todo un imperio, dejando el horizonte de una nueva era para la humanidad en que los conflictos humanos han podido resolverse mayormente con la no violencia.
También seguir los pasos de un cubano exiliado digno quien prefiero amar y salvar vidas en vez de odiar y quitar vidas.
“Yo, José Basulto, como militar que fui y que ha renunciado a la violencia. Quiero hablarles de combatiente a combatiente, de cubano a cubano. Dos cosas nos unen: el odio a la guerra que todo verdadero militar porta consigo y el amor a Cuba. Sé que los asesinos que cobardemente mataron a Carlos, Mario, Armando y Pablo no son representativos de su Cuerpo ni de la Nación Cubana. El tirano que manda en Cuba ama la guerra y odia a Cuba. Su deseo es provocar la guerra con los Estados Unidos y así justificar su fracaso estrepitoso frente a su propio pueblo, buscando a través de este conflicto una justificación ante la historia. Por amor a Cuba, su soberanía y su identidad, no permitan esto. Estamos obligados a conseguir la libertad de Cuba por nuestros propios medios.” … Que no sean instrumento de la ira final de Castro que pone en peligro la existencia de la Nación. Recuerden que el derecho internacional no espera que Ustedes acaten órdenes inmorales. Recuerden el precedente histórico establecido en los juicios de Nurenberg, My Lai y ahora en Serbia. Recuerden que aún los militares alemanes ordenados por Hitler a quemar París, rehusaron hacerlo. Recuerden que cuando Hitler puso en peligro a Alemania, estos oficiales pusieron en peligro sus vidas para evitarlo. Recuerden el ejemplo edificante de los militares portugueses y filipinos; Planteamos la noviolencia dentro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias Cubanas como vía de salvar a Cuba. Defiendan el derecho de Cuba a la vida.
Todo lo que hagamos honradamente y estemos dispuestos a trabajar coherentemente movidos por estos valores será un mejor legado que podamos heredar a las generaciones futuras.
Regis Iglesias Ramírez se desempeña como portavoz del Movimiento Cristiano Liberación.
John J. Suárez es director ejecutivo del Centro por una Cuba Libre. Suarez fue oficial de programas del Departamento Latinoamericano en Freedom House.