Hasta el instante preciso de escribir la presente crónica, se desconocen los paraderos del abogado, Carlos Eduardo Garrido Bustamante; de su primo, el médico Jorge Pérez Bustamante; de la esposa de este último y de dos hijitos menores, de dicho matrimonio. Garrido, estaba "¡preso! pa´ que sepan que hay gobierno".
Además, desde el 25 de agosto del año pasado, la juez 31 Penal de Caracas, en Funciones de Control, le había ordenado excarcelarlo, no una, sino tres veces a la Dirección General de Contrainteligencia Militar, DIGCIM, pero el generalote que comanda el ente de represión les había sonado igual número de trompetillas a las autoridades judiciales. Hasta que, el arbitrariamente secuestrado, aprovechó un descuido de sus secuestradores, se fugó del "Hospital militar Carlos Arvelo" donde lo habían ingresado a causa de los malos tratos de rigor.
En cuanto las demás víctimas de este drama se encuentran tras las rejas, aunque sus allegados no saben dónde, y, por ende, están en situación de "desaparición forzosa". Todo, a causa del delito de lesa revolución de ser parientes cercanos del hasta ahora prófugo. Al demonio con el principio universal humanitario según el cual la pena no puede trascender la persona del penado. Ser consanguíneo, afín, copartícipe, amigo, simpatizante, admirador, fan, quizás condiscípulo de kindergarten, de cualquier declarado non grato, puede costar muy caro. Costaba en la Alemania del Führer y cuesta mucho, en la narcosatrapía que desgobierna a mi amada Venezuela.
“No andar cobrándole al hijo/ la cuenta del padre ruin”. Eso nos enseñaba, Andrés Eloy, en su “Coloquio bajo el Olivo”. Según, El Quijote, “El hombre es hijo de sus obras”. Así como los pecados de los progenitores no deben cobrarse a sus hijos, éstos, mal pueden demandar respetabilidad por la sola razón de sus apellidos.
Pero ni a Hitler, le atraía la literatura española y en lo que al “señor” Maduro, concierne, habrá que aclararle que, el Andrés Eloy, al cual hemos hecho referencia, no es ningún nuevo centrodelantero fichado por el “Cúcuta Deportivo, Fútbol Club”.
Días atrás, un mayor general, activo. De los decentes y en vías de extinción como el caimán del Alto Orinoco, a causa del ecocidio en el Arco Minero. De los pocos de ese rango, no asesino. Ni ladrón. Ni narco. Ni de los que “se dejan” con los G2 cubanos, le confesó al cronista que suscribe, que aunque a partir del pasado mayo, su sueldo mensual le fue subido al equivalente a un mil dólares americanos (USD 1.000,00), por varios años anteriores, había regido la siguiente tabla salarial: General en Jefe y Almirante también en Jefe, con un año de antigüedad, los equivalentes a USD 239,89 y 239,46. Con dos años de antigüedad, con los mismos grados, los equivalentes a USD 239,03 y USD 238,60.
Vistos los reportajes bien fundados, de la crónica rosa española, en el caso específico, del mayor general, más Madrino de todos los Madrinos, tal remuneración mensual, le daba y le sigue dando, no solo para vivir y comer en Caracas, sino para que uno de sus hijos lo pasase gordo en la Madre Patria, con derecho a “cerrar” discotecas, puticlubs, restaurantes, taperías de Madrid y exhibirse fotografiado. Y como en toda clepto-tiranía, militarista y desvergonzada, un funcionario civil, por ministro que sea, no puede ganar más y mejor, que los oficiales que la sostienen, un ingreso, quizás un poquitín menor, le alcanza y le sobra, por ejemplo: a uno de nuestros super burócratas, para sostener una hija en Australia y al menorcito de la familia, en ciudad de México, ambos a todo trapo. O para que el hombre del “Mazo Dando”, le financie los amagos ¿de influencer? ¿de diva? ¿de mamita? a uno de sus retoños dentro de la “beauty people europea”.
Nadie pide que las penas que merecen sus padres se extiendan a esos manganzones o manganzonas por ser hijos de quienes son.
Que los deporten, por indeseables y nos los devuelvan a Venezuela tampoco es alternativa para nosotros. No estamos seguros de poder soportar que nos restrieguen en nuestras narices el producto de lo mal habido, en la llamada “Burbuja de Las Mercedes”, Caracas, para que después, alguno de los áulicos de siempre le cante a la "recuperación de la economía" del país. Quizás, no sea mucho exigirles a las autoridades de donde se encuentren, que les hagan responder, in situ y con arreglo al debido proceso, por el aprovechamiento o receptación, con plena conciencia, ciencia y complacencia, del origen ilícito, de la riqueza que derrochan. O quizás, por lavado del dinero negro de sus progenitores.