sábado 23  de  marzo 2024
¿QUÉ PASA EN WASHINGTON?

¿Apostar todo o jugar seguro?

Tanto Hillary Clinton como Donald Trump han salido maltrechos de sus respectivos procesos

Diario las Américas | SONIA SCHOTT
Por SONIA SCHOTT

@schottv

Las dramáticas exposiciones por las nominaciones presidenciales demócrata y republicana terminaron. Sin embargo, el juego electoral continúa y ahora los votantes deberán decidir, entre una apuesta segura por una figura política convencional, como próxima presidente de Estados Unidos, o jugárselo todo e irse por el candidato cuyas habilidades políticas están todavía por demostrarse.

Tanto Hillary Clinton como Donald Trump han salido maltrechos de sus respectivos procesos. Ganaron sus elecciones internas pero fueron batallas reñidas y al final fracasaron en convencer a sus respectivas mayorías de que son los candidatos adecuados para llegar a la Casa Blanca.

Clinton ha expresado en muchas ocasiones que el país se encuentra en una encrucijada y que ha llegado el momento de la verdad. Esto es más cierto que nunca.

Y es que en menos de 100 días los estadounidenses deberán decidir entre una mujer presidente, que promete seguir el legado de Barack Obama, u optar por un cambio dramático de liderazgo. Las implicaciones por elegir la última opción son difíciles de predecir, mientras Trump no esté en la Casa Blanca.

Así mismo, es difícil juzgar el estado de ánimo de la nación, cuando muchas personas manifiestan que no quieren algo que denote una continuidad de Barack Obama.

No hay duda de que Obama fue enormemente popular en sus primeros años de gobierno y todavía es un líder respetado, pero muchas de sus decisiones fueron consideradas débiles, lo que hace poco probable que los votantes elijan un relevo presidencial que prometa la prolongación de su visión de país.

Esto podría jugar a favor de  Donald Trump, quien ha desestimado el legado de Obama y habla con menosprecio de Hillary como sucesora, en tanto que él ofrece un cambio de rumbo tan significativo, que votantes aún inseguros sobre Clinton, podrían estar tentados a tomar el riesgo y elegir a Trump a la Casa Blanca.

Como secretaria de Estado, Clinton demostró que podía tomar decisiones difíciles, y ejemplo de ello es cuando apoyó el envío de las fuerzas especiales Navy Seals para aniquilar a Osama bin Laden en su complejo en Pakistán, mientras otros, incluyendo al entonces secretario de Defensa Bob Gates, aconsejaban prudencia.

De igual modo, Clinton apoyó armar a las fuerzas rebeldes sirias en 2012, aunque a Obama le tomó dos años acoger la idea.

Su gestión como secretaria de Estado también coincidió con el aumento de fondos para grupos de la oposición política en Venezuela.

Por otra parte, Trump ofrece una política exterior no solo en contradicción con la de Obama, sino con la de presidentes anteriores, proponiendo por ejemplo un cambio en la relación de Estados Unidos con la OTAN, al considerar la salida de la alianza militar intergubernamental por considerarla obsoleta y demasiado costosa.

De igual manera, Trump habló de crear un nuevo vínculo con Rusia y de que Japón y Corea del Sur asuman su propia defensa, aunque ahora que es candidato oficial a la Presidencia y recibe información clasificada de inteligencia, como Clinton, no se sabe si eso le hará  cambiar algunas de sus posiciones.

En todo caso, aunque estas posturas han causado malestar al grupo de poder, o establishment, fuera de la burbuja política de Washington hay muchos votantes que sienten que es hora de que Estados Unidos deje de intervenir en el mundo, a menos que encuentren buenas razones para considerar que en política es muy peligroso jugar a los dados.

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