En líneas generales, el feminismo agrupa un conjunto diverso de movimientos en defensa de la igualdad política, económica y social de las mujeres.
En líneas generales, el feminismo agrupa un conjunto diverso de movimientos en defensa de la igualdad política, económica y social de las mujeres.
De acuerdo con el programa del desarrollo sostenible de Naciones Unidas, éste sigue los desafíos omnipresentes que discriminan a las mujeres para ejercer posiciones de liderazgo. Un reporte del Banco Mundial, publicado en 2018, sostiene que “las mujeres representan solo el 38% de la riqueza del capital humano, frente al 62% de los hombres.”
Un artículo del Pew Research Center, de Amanda Barroso y Anna Brown, de 2021, señala que “la brecha salarial de género (femenino) se ha mantenido relativamente estable en Estados Unidos durante los últimos 15 años”, tanto así que las mujeres ganaron el 84% de lo que ganaban los hombres en 2020.
Según esta estimación, las mujeres necesitan 42 días adicionales de trabajo para igualar lo que ganaron los hombres en 2020.
La deuda sigue pendiente.
Es posible que América Latina sea una región de muchas desigualdades, pero ha tenido un gran número de mujeres presidentas, adelantándose en esa carrera a Estados Unidos.
Entre ellas están Violeta Chamorro, en Nicaragua (1990-97), Michelle Bachelet en Chile (2006-10) o Laura Chinchilla en Costa Rica (2010-14), por solo nombrar algunas.
En Washington DC, desde que Joe Biden ganó La Casa Blanca, todas las miradas han estado puestas en su vicepresidenta Kamala Harris, como primera mujer y afroamericana en ocupar una posición tan alta.
Incluso las apuestas estaban depositadas, al menos del lado del Partido Demócrata, en la presidencia para Harris, en caso de que Biden, por su edad, no pudiera cumplir sus compromisos o no se postulara para un segundo mandato.
Recientemente Kamala fungió como presidenta encargada, saboreando por una hora y 25 minutos las mieles del cargo, cuando el mandatario debió someterse a un examen físico que requería el uso de anestesia.
Es difícil saber si Harris disfrutó el momento pues la popularidad del presidente Biden se ha desplomado a un 36%, según diferentes encuestadoras, y Kamala Harris no ha permanecido a salvo pues se ha convertido en “La vicepresidenta menos popular en este momento en al menos 50 años”, sostiene el periódico Seattle Times.
La percepción sobre la Administración cambió por el resurgimiento del coronavirus, la inflación y la retirada caótica de las tropas de Afganistán".
Los persistentes informes de que la vicepresidente no está contenta con los roles asignados por el mandatario y ciertas historias negativas sobre diferencias con su personal de confianza, que aparentemente desilusionados la están abandonando, podría envalentonar a otros candidatos demócratas para disputarle el derecho implícito que tiene de presentarse como alternativa presidencial para Biden
El mandatario dijo hace poco que consideraba un segundo mandato, levantando interrogantes sobre su futuro político, habida cuenta de que hace poco celebró su 79 cumpleaños y cumplirá 82 para las elecciones presidenciales de 2024.
El ser vicepresidente representa un desafío porque no existe una función constitucional específica que no sea más que servir al presidente y estar listo para asumir el cargo en caso de su ausencia física.
¿Habría despertado Harris tanta atención si hubiese sido hombre?
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, sugirió recientemente que las críticas hacia la vicepresidenta se originaban en el hecho de que ella es una mujer de color. "Es mucho peso sobre sus hombros", dijo.
Sin embargo, el secretario de Defensa, Lloyd Austin, primer afroamericano en el cargo, se ha mantenido alejado de cualquier controversia política.
Con Harris, en cambio, parece que sus críticos sólo están esperando sus fracasos.
Hace unos días, desde París, donde se encontraba reunida con el presidente francés Emmanuel Macron, un periodista le preguntó a Harris qué mensaje tenía para Moscú sobre la concentración de tropas rusas en la frontera con Ucrania y ella respondió: "No puedo comentar sobre información clasificada".
Está pregunta la colocó en el centro de las críticas.
Todos esperaban algo como: "Quiero advertir al presidente Putin que Estados Unidos apoyará a Ucrania, si Rusia organiza cualquier forma de invasión''.
De hecho, Estados Unidos ha dicho que la soberanía e independencia de Ucrania es "consistente y firme".
Tal vez su respuesta fue desafortunada, aunque subrayó el difícil papel que debe desempeñar para lograr sus objetivos políticos.