viernes 14  de  febrero 2025
RELACIONES CUBA-EEUU

Difícil avanzar sobre terreno minado

En el proceso de normalizar las relaciones no es posible desconocer o minimizar a la comunidad internacional
Diario las Américas | EUGENIO RODRÍGUEZ BALARI
Por EUGENIO RODRÍGUEZ BALARI

En un proceso de normalización de relaciones como por donde transitan Cuba y los EEUU, es imprescindible hacer desaparecer aquellas políticas utilizadas para agredirse, provocarse inconvenientes o continuar atizando el fuego de las discordias.

Normalizar es hacer lo normal, ajustarse a las normas establecidas o poner a buen orden lo que no estaba.

Si de eso se trata persiste un amplio trabajo por realizar, porque en el proceso de hacer avanzar la normalización, ambos países deben cesar de agredirse y cierto es que aún quedan importantes secuelas de las políticas punitivas contra Cuba.

Al redactar estas líneas se conoció que el Presidente Obama acababa de firmar (nuevamente), el estatuto que sustenta el bloqueo contra Cuba, renovando por un año más la llamada Ley de Comercio con el enemigo; mientras por su parte las autoridades cubanas daban a conocer, que volverían a presentar la resolución contra el embargo/bloqueo en las Naciones Unidas.

Es sabido que el Presidente de EEUU ostenta autoridad y posibilidades para flexibilizar y relajar las viejas sanciones mediante decretos ejecutivos; al firmar la ley coloca a Cuba como el único país en el mundo que se encuentra sancionado por dicha ley; curiosa, contradictoria y risible situación si el asunto no fuera dramático.

Las autoridades estadounidenses no deben desconocer, ni continuar subestimando, el cuasi universal voto de condena de las Naciones Unidas hacia el embargo/bloqueo; porque es un rechazo mundial que coloca a EEUU en el más absoluto aislamiento político con respecto a ello. Su desconocimiento a decir verdad, muestra subestimación o prepotencia frente a la comunidad internacional y en política ello tiene un precio.

En el proceso de normalizar las relaciones no es posible desconocer o minimizar a la comunidad internacional; porque el embargo/bloqueo es un tema neurálgico para Cuba; amén de representar una política agresiva, que incide negativamente en retrasar las reformas domésticas y avanzar en las relaciones entre vecinos.

Existen otros temas de conflictos que enturbian la normalización de relaciones; la ley de ajuste cubano, la permanencia en el territorio cubano de la base naval de Guantánamo, el apoyo a medios de comunicación, que promueven campañas contra el gobierno y sistema de la Isla, o a la disidencia interna.

¿Qué pensaría la administración y el pueblo norteamericano, si las autoridades cubanas procedieran de esa manera contra su gobierno e interfiriera o agrediera así a su pueblo?

Acaso se considera no es hostil hacia Cuba, cuando se sanciona a empresas y bancos extranjeros por negociar con empresas del país, o se obstaculizan e impiden las relaciones económicas/comerciales, se estimula la emigración ilegal, o continúa subvencionándose ciertos medios de comunicación e individuos, para fomentar oposición en la Isla y tratar de socavar al gobierno.

Dónde quedan los principios sobre el derecho y respeto a la autodeterminación de los países y pueblos, cuando desenfadada y públicamente se desconocen y atenta contra ellos.

En realidad no es poco lo que está vigente aún de la época de la confrontación, supuestamente dejada atrás por el presidente Obama, dado el daño político/económico que se le continúa causando a Cuba.

Quien duda que en terreno minado, manteniéndose situaciones punitivas que corresponderían a la época de la confrontación y guerra fría y que el presidente Obama calificó de políticas fracasadas u obsoletas, se pueda avanzar diáfana o aceleradamente en la normalización de relaciones.

Las reformas domésticas se ven frenadas, se acrecientan reservas políticas y activan nuevas formas de enfrentamiento, además de justificar se continúe denunciando las políticas de agresión sobre el país.

Absurdas y contraproducentes circunstancias, que al menos la opinión pública y la comunidad internacional deben conocer o adquirir claridad, de manera no se pueda manipular la cuestión; porque tales situaciones impiden alcanzar éxitos en las relaciones y avanzar hacia mayores niveles de cooperación y amistad entre ambos países.

Cualquier militar expresaría que es difícil avanzar o tomar posiciones sobre terreno minado; por lo que es presumible que mientras perduren las acciones contra la nación cubana, continuarán existiendo inconvenientes en el proceso de normalizar las relaciones; porque al persistir esos hechos que entrañan políticas dañinas hacia una de las partes, los esfuerzos en la normalización serán escasos, se avanzará con lentitud o no se avanzará y continuarán serias dificultades para desbrozar el camino.

Mientras uno de los actores continúe agredido (como en la actualidad lo es Cuba), resultará comprensible sean pobres las aportaciones hacia las plenas relaciones, persistirán resquemores o incluso fuertes contradicciones políticas.

La comunidad internacional deberá conocer e identificar con claridad la actitud de las partes; la situación existente a 21 meses del anuncio de los dos presidentes; da lugar a que las autoridades cubanas, se vean en la necesidad de acudir ante la Asamblea General de las Naciones Unidas a denunciar nuevamente el embargo/bloqueo y otras medidas contra Cuba.

Todo lo cual hace pensar que lo sensato es se eliminen las acciones agresivas contra el gobierno y pueblo cubano, se adopten medidas de cooperación y amistad, avanzando en lo positivo; porque siempre es más digno o fructífero ser amigos que enemigos.

Mientras ello no ocurra será difícil avanzar plenamente en el proceso de normalización de relaciones y EEUU deberá comprender; que no se trata de contradicciones políticas con individuos o generaciones específicas, sino que la cuestión se enmarca en la defensa de principios soberanos de un país y pueblo y ello será válido para cualquier generación de cubanos.

Si las acciones para eliminar a las autoridades surgidas de la revolución fracasaron; ahora lo que debiera suceder es que las nuevas políticas asuman una posición transparente, amistosa y pragmática, acorde a las situaciones que se viven en el mundo; si eso lograra comprenderse, los diseñadores y factores del poder en los EEUU, debieran proceder consecuentemente, desterrando definitivamente los obstáculos que aún prevalecen.

Creo no hay dudas Cuba es un país soberano y en las actuales circunstancias continúa en la búsqueda de un más eficiente modelo de desarrollo económico-social, que se corresponda a los intereses de la mayoría del pueblo.

El rumbo se tome en la Isla sólo será decisión de los cubanos, con más razón es inaceptable presión alguna, o interferencia sobre sus asuntos internos; más cuando se desarrolla un proceso de normalización de relaciones; por lo que debe tenerse presente que se trata de un proceso sensible y complejo, que determinadas políticas no sustituidas, continuarán simbolizando los años de la confrontación.

Al proceso de normalizar las relaciones le es imprescindible hacer desaparecer lo que agreda al otro, y proceder escrupulosa y transparentemente en la búsqueda de soluciones. Algo en que los dos países pudieran brindar un aleccionador y buen ejemplo al mundo.

¿Qué necesidad se tiene para continuar con políticas agresivas, que colocan en riesgo vidas humanas o afectan al bienestar de las mayorías ciudadanas?

En política es necesario ser consecuentes y además coherentes en lo que se cree o hace, tampoco se debe obviar la transparencia en las decisiones que se asumen; las ambigüedades generalmente no poseen perspectivas o fracasan; con mayor razón cuando se trata de reconstruir relaciones afectadas durante más de medio siglo.

Algo de esto ocurre en el proceso de normalización de relaciones, por lo que es conveniente eliminar lo que obstaculice o frene el avance del mismo.

No pueden obviarse el embargo/bloqueo, la ley de ajuste, las aportaciones financieras a los medios masivos e individuos, para desarrollar políticas de oposición al gobierno cubano, todas atentatorias sobre sus prerrogativas soberanas; esas no son políticas amigables ni respetuosas hacia la nación cubana, por lo que deben cesar o ser eliminadas, conscientes de que son obsoletas secuelas de la guerra fría y no se justifican.

Mantenerlas desconociendo a la opinión pública norteamericana, cubana o mundial; sólo contribuye a continuar enrareciendo el ambiente o a enturbiar conscientemente el proceso de normalizar las relaciones, lo que probablemente sea lo que a algunos interese.

Pero por demás justifican las críticas valoraciones acerca de la política estadounidense sobre Cuba, las que aún realiza una buena parte de la comunidad internacional, por lo que al no eliminarse, difícil será desaparecer tal paradoja y menos avanzar sobre terreno minado.

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