La mediación se ha consolidado como instrumento fundamental en la resolución de conflictos armados o políticos.
Todo lo que sale del Kremlin ahora mismo, ya sean declaraciones de Putin o la voz sombría de Sergei Lavrov, el ministro de Asuntos Exteriores ruso, busca ralentizar el proceso
La mediación se ha consolidado como instrumento fundamental en la resolución de conflictos armados o políticos.
Este método diplomático, de solución pacífica de controversias. Se vale de una tercera parte para promover el diálogo entre dos o más actores internacionales y así prevenir, gestionar o resolver sus diferencias. No necesariamente sigue reglas estrictas e incluso, puede echar mano de la oportunidad política, si se presenta.
Entonces, dado el poder y la influencia de Estados Unidos ¿cómo calificar su impacto en el conflicto armado entre Ucrania y Rusia?
”Esta no es nuestra guerra. Estados Unidos no está en guerra. Ucrania sí lo está, y la hemos apoyado. Da la casualidad de que somos el único país con el único líder del mundo capaz de sentar a Putin a la mesa para siquiera discutir estos asuntos”, afirmó recientemente el secretario de Estado, Marco Rubio.
La anticipación ante un rápido desenlace era alta, especialmente luego de que el presidente, Donald Trump, afirmara “Nada va a pasar” ...” hasta que Putin y yo nos reunamos”.
Sin embargo, ahora es inevitable que muchos se preguntan si este acercamiento, contribuyó en algo.
Y es que, además de facilitarle al presidente ruso, Vladimir Putin, un escenario internacional, ¿se hizo más o menos probable el fin de la guerra en Ucrania?
Por lo pronto, las reacciones a la reunión celebrada en una base militar estadounidense en Anchorage, Alaska, han sido desalentadoras, pues Moscú no ha dado indicios de querer hacer la paz y rechazó la posibilidad de una reunión inminente con el líder ucraniano, Volodimyr Zelensky.
Y aunque Trump parece siempre salirse con la suya, Putin parece negarse a ceder a la presión estadounidense y europea y ha continuado bombardeando Ucrania, como si nada hubiera sucedido en Alaska.
Todo lo que sale del Kremlin ahora mismo, ya sean declaraciones de Putin o la voz sombría de Sergei Lavrov, el ministro de Asuntos Exteriores ruso, busca ralentizar el proceso.
Mientras Trump esperaba resultados más rápidos luego de la reunión con Putin, Lavrov ha afirmado que una reunión entre Putin y Zelenski, debe ser el resultado de un proceso largo.
Putin ha de lineado claramente las concesiones que espera de Ucrania antes de que se pueda considerar un acuerdo de paz, aunque él no ofreció ninguna, al menos públicamente.
Pero el vicepresidente J. D. Vance se ha mostrado confiado en que Estados Unidos puede negociar el fin de la guerra. "Creemos que ya hemos visto algunas concesiones significativas de ambas partes, tan solo en las últimas semanas”, dijo.
En todo caso, no hay que olvidar que fue Putin quien solicitó la reunión y aún está latente la posibilidad de que surja algo positivo.
Aunque Putin, a su regreso a Moscú, se mostró satisfecho tras su primera reunión con Trump, desde 2019, la presión sobre el líder ruso para negociar un acuerdo va a aumentar significativamente. Trump no se rendirá.
Hay que estar claros en que la cumbre en Anchorage fue solo el primer paso, y si a Putin le interesa poner fin a la guerra, que hasta ahora ha causado un millón de bajas rusas (entre muertos y heridos), probablemente tenga más posibilidades de lograrlo mientras Trump sea presidente de Estados Unidos.
Por eso, la presión recaerá sobre él para que acepte un encuentro bilateral con Zelenski, y luego con Trump, Zelenski y posiblemente algún representante europeo con miras a firmar un acuerdo antes de que finalice el segundo mandato de Trump, en enero de 2029.
Ese momento está lejos, pero históricamente la reunión fue un importante paso entre Trump y Putin, en lo que será un largo camino hacia la paz en Ucrania.