martes 8  de  julio 2025
OPINIÓN

El futuro del medio ambiente bajo la nueva ley de presupuesto

Lo cierto es que el cambio climático y el calentamiento global no deberían ser materias partidistas

Diario las Américas | SONIA SCHOTT
Por SONIA SCHOTT

La aprobación del "Gran y Hermoso" proyecto de ley del presidente Donald Trump fue un triunfo para la administración tras meses de arduas negociaciones en el Congreso.

Ahora bien, una de las innumerables medidas incluidas en el proyecto de ley de casi 1.000 páginas, tendrá importantes repercusiones para las empresas que desarrollan fuentes de energía alternativas.

No es un secreto que el mandatario siempre se ha mostrado escéptico respecto al cambio climático, calificándolo de “engaño” y que todo gasto relacionado con el tema es considerado una "nueva estafa verde", y por lo tanto un objetivo prioritario para su derogación.

Asimismo, ha sido claro en privilegiar la producción de energía fósil. "Perforar, perforar, perforar" fue uno de sus mantras preelectorales.

El proyecto de ley, que se firmó el día de la celebración de la Independencia de Estados Unidos, el 4 de julio, elimina gradualmente los créditos fiscales para las empresas que desarrollan programas de energía solar y eólica que el demócrata Joe Biden apoyó e impulsó durante sus cuatro años de mandato.

Los economistas han advertido que la retirada de los incentivos fiscales para la búsqueda de fuentes de energía alternativas para el país provocará un aumento en los precios de la electricidad.

Igualmente, otro aspecto de esta sección del proyecto de ley es que se debilitará el impulso a las fuentes de energía alternativas que se alejen de las energías fósiles, lo que podría tener un impacto negativo en la capacidad del país para afrontar el aumento de las temperaturas en el futuro.

Al mismo tiempo, resulta increíble que ahora otros países, como China, estén invirtiendo en proyectos de energía solar y eólica, lo que los colocaría por delante de Estados Unidos para afrontar los retos del cambio climático durante la próxima década.

En última instancia, no aceptar el impacto del cambio climático, que ya está ocurriendo, podría tener efectos no deseados en la vida de las personas y en la economía.

La Ley de Reducción de la Inflación, firmada por Biden en 2022, fue descrita como la mayor inversión que Estados Unidos haya realizado jamás, para combatir el calentamiento global y el cambio climático y que prometía alrededor de 370.000 millones de dólares a empresas en créditos fiscales para proyectos de energía renovable.

El reglamento incentivó a las empresas a ampliar proyectos que desarrollaran programas de energía limpia, pero ahora la administración Trump está retirando estos créditos y la preocupación reside en que, para satisfacer la creciente demanda de electricidad, se produzca un rápido retorno a la energía de combustibles no renovables, lo que aumentará las emisiones de carbono y por ende socavará los esfuerzos previos para producir energías menos contaminantes.

“Los recortes propuestos en el proyecto de ley a los programas federales centrados en la eficiencia energética harán que los estadounidenses necesiten más energía para abastecer sus negocios y hogares. Esto ocurrirá a medida que la inteligencia artificial (IA) y los centros de datos demanden cada vez más electricidad”, dice Alice C. Hill, del Council on Foreign Relations.

El proyecto de ley de Trump establece una fecha límite para los nuevos programas de energía alternativa, que deberán estar en funcionamiento para 2027, o comenzar su construcción en un plazo de doce meses para poder optar a los créditos fiscales existentes.

El principal impacto del proyecto de ley se centrará en la energía solar y eólica. Se mantendrán los créditos fiscales para la energía nuclear y algunas otras tecnologías, como la geotérmica (energía que se aprovecha del calor interno de la Tierra).

Lo cierto es que el cambio climático y el calentamiento global no deberían ser materias partidistas.

Ya se están produciendo cambios drásticos en las temperaturas mundiales y si China aprendió esa lección, ¿no debería Estados Unidos competir con Pekín también en ese terreno para encaminarse a una transición del petróleo, el carbón y el gas y brindar la motivación de incentivos fiscales necesaria para pasar a suministros de energía limpia por el bien de nuestro país y del mundo?

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