Un consorcio de países totalitarios, liderado por Rusia, está llevando a cabo una guerra imperialista y genocida contra Ucrania, con repercusiones que van más allá de las fronteras ucranianas y afectan al mundo libre en general. Corea del Norte aporta artillería y misiles, China insumos electrónicos e Irán los temidos drones Shahed. Sin embargo, hay otro socio en esta agresión, protegido del escrutinio público por sus apologistas en Occidente: la dictadura de los Castro.
La verdad es que el régimen cubano ofrece un amplio apoyo en materia de inteligencia, diplomacia y ‘carne de cañón’ para la "operación militar especial" de Rusia. Miles de jóvenes cubanos han sido enviados como mercenarios a luchar junto a las fuerzas de ocupación rusas en Ucrania. Muchos de ellos fueron engañados, reclutados para combatir en un conflicto que no tiene ninguna relevancia para su propia realidad diaria en la isla.
Frank Dario Jarrosay Manfuga, de 35 años, es uno de estos jóvenes. Maestro de matemáticas y músico de profesión, fue capturado en la línea de frente por las fuerzas armadas ucranianas en marzo y ahora es prisionero de guerra, a miles de kilómetros de su Guantánamo natal. Tuve la oportunidad de entrevistarlo en una prisión ucraniana para comprender mejor la terrible situación a la que se enfrentan miles de jóvenes cubanos atrapados en otra guerra extranjera, resultado de la histórica subordinación del régimen castrista a los dictados de Moscú.
Jarrosay me dijo que preferiría pasar 50 años en una prisión ucraniana a regresar a Cuba, donde sufría de pobreza extrema y falta de libertades individuales. "Vine aquí por necesidad", confesó. Abrumado por lo que él llama "el sistema" - el conjunto de medidas políticas y económicas que la dictadura utiliza para sofocar a los cubanos - Jarrosay se sintió atraído por la idea de ir a Rusia a trabajar. La oferta se había difundido ampliamente entre los jóvenes de Guantánamo.
Su viaje desde Guantánamo, en el extremo oriental de Cuba, hasta Moscú se vio acelerado por manos invisibles. Nadie del régimen comunista cubano, que interfiere en todos los aspectos de la vida individual, hizo nada para impedir su reclutamiento o su viaje. Otros cinco jóvenes cubanos lo acompañaron en el viaje.
Una vez en Moscú, descubrió que el contrato era para la guerra, no para el trabajo. Bien alimentado y con atenciones especiales, se sintió entusiasmado al principio: "¡Estos son los tipos!", pensó. "Pero la vida cambia una vez que firmas el contrato...", me dijo.
Todo cambió cuando llegó al centro de entrenamiento militar ruso en territorio ucraniano. Allí, asegura, fue testigo de los horrores de la guerra de inmediato. El 14 de febrero de 2024, la base rusa en la que se encontraba fue atacada por un bombardeo ucraniano. Cuatro jóvenes cubanos y 14 rusos murieron frente a sus ojos. No sabe mucho sobre ellos y cree que será muy duro para sus familias en Cuba cuando se enteren. Afirma que muchos cubanos ya han muerto y piensa que los rusos han dejado los cuerpos en manos ucranianas. Vio un flujo constante de soldados rusos muertos y mutilados regresando del frente.
Describe la deshumanización en el ejército ruso, cómo los cubanos son forzados a ir a la línea de frente bajo la amenaza física directa de muerte por parte de los oficiales rusos. Con daltonismo, Jarrosay no ve bien por la noche. Se perdió en una misión nocturna y "por la gracia de Dios", como él mismo dice, se encontró caminando por un campo minado sin sufrir daños y se topó con una trinchera ucraniana. Para su sorpresa, los ucranianos lo capturaron, pero no lo golpearon.
Fuentes de inteligencia ucranianas estiman que hay más de 5.000 cubanos luchando en Ucrania. Creen que el 60% son jóvenes trabajadores engañados como Jarrosay y el 40% restante son personal de las fuerzas especiales de los servicios de inteligencia del régimen cubano.
Las recientes muertes en combate de cubanos que luchaban como parte de las unidades de asalto especiales rusas, así como de cubanos directamente vinculados a las fuerzas represivas del régimen, y el tratado de defensa de 2023 entre Bielorrusia y la dictadura de los Castro, que compromete a las fuerzas especiales cubanas a Bielorrusia para "entrenamiento", corroboran aún más la estimación ucraniana.
Jarrosay se refiere al 40% de los aduladores del régimen cubano que luchan por Rusia como "la gente estúpida" y dice que son ellos los que están frenando el cambio en Cuba. "Todavía hay demasiado miedo en la isla para el cambio", afirma, recordando cómo él mismo no se unió a las masivas protestas contra el régimen en julio de 2021. Sin embargo, sí sabía cómo "la gente estúpida", las fuerzas especiales del régimen, reprimieron las protestas populares en el pueblo de Imias, cerca de su ciudad natal, en mayo de 2023. No sabía de las masivas protestas contra el régimen en su región después de su captura.
Durante nuestra conversación, Jarrosay relató la permanente falta de alimentos y agua en su provincia, diciendo que sus abuelos le contaban de un "tiempo antes del comunismo" cuando los campos eran fértiles y la comida abundante. Cuenta cómo no se encontraban "libros con contenido" en las bibliotecas públicas, cómo veía programas de artistas e influencers cubanos exiliados en internet, cómo buscaba información en cualquier lugar para encontrar la verdad. Lo llama "probar diferentes sabores de refrescos para saber qué es qué". Se ríe amargamente de cómo las familias gobernantes cubanas viven con una riqueza descomunal a expensas del pueblo cubano. Se siente insultado por una censura del régimen que incluso se atrevería a censurar a Celia Cruz, la legendaria reina exiliada de la música cubana.
Reflexiona sobre el pasado, sobre los cubanos que el régimen castrista obligó a luchar en Angola en la década de 1970, muchos de ellos mutilados por la guerra, abandonados por el régimen y viviendo en la pobreza absoluta. En conversaciones privadas, estos veteranos le han dicho "esto no sirve", este sistema no sirve para nada.
El régimen castrista ha montado una operación clandestina en la que utiliza jóvenes como Jarrosay para apoyar a Putin en su desesperada necesidad de mano de obra, al mismo tiempo que mantiene una "negación plausible". Su apoyo político a la "operación militar especial" es descarado. Es ridículo que la Unión Europea financie una dictadura brutal como esta, que forma parte descaradamente del eje de Putin.
Frank Dario Jarrosay Manfuga, impulsado por una mezcla de desesperación, oportunismo y deseo de huir de un sistema represivo, ha cometido el grave delito de mercenarismo, que conlleva largos años de prisión bajo la ley ucraniana.
No justifico sus acciones, pero sí siento compasión por él. Su historia es un fragmento más de la realidad fragmentada de Cuba: la de una población oprimida por una dictadura comunista que ha durado 65 años.