jueves 6  de  febrero 2025
OPINIÓN

La manzana envenenada: el problema de Hamás con sus propios prisioneros liberados

Un análisis preciso para contar las cosas como son

Por Mookie Tenembaum

La liberación de prisioneros palestinos, como parte del acuerdo de tregua entre Hamás e Israel puede parecer, a primera vista, una victoria simbólica para Hamás. Sin embargo, esta decisión encierra una jugada estratégica que demuestra el ingenio tecnológico y la superioridad táctica de Israel. No se trata de una simple concesión, sino de una operación minuciosa que podría erosionar la estructura misma de Hamás desde adentro. Lo que algunos consideran una ganancia para la organización terrorista, en realidad, es una manzana envenenada que desencadenaría su debilitamiento.

Israel tiene un historial de inteligencia y tecnología con el que desarticuló operaciones de grupos como Hezbolá en el pasado.

Un caso paradigmático fue el descubrimiento del uso de beepers por parte de Hezbolá para transmitir información crítica. Gracias a la infiltración de agentes dobles y el dominio de tecnologías avanzadas, Israel identificó ubicaciones estratégicas, líderes clave y arsenales. Este antecedente demuestra que, para Israel, la combinación de inteligencia humana y tecnología de punta es un arma infalible.

En el caso actual, no sería sorprendente que algunos de los prisioneros liberados hayan sido convertidos en agentes dobles durante su tiempo en detención. Para una organización como Hamás, que depende de un secretismo absoluto, la mera posibilidad de que estas personas regresen con información detallada o dispositivos ocultos representa un riesgo inmenso. Aquí es donde entra en juego un desarrollo reciente que refuerza esta hipótesis: el Australian Institute of Criminology destacó la creación de dispositivos de rastreo en miniatura que pueden ser implantados bajo la piel. Estos dispositivos permiten seguir la ubicación de una persona con precisión. Si Australia alcanzó este nivel de tecnología, resulta lógico pensar que Israel, líder mundial en innovación, ya utilice herramientas aún más avanzadas en este ámbito.

La desconfianza que esto genera dentro de Hamás es quizás el efecto más devastador. Aunque la organización reciba a estos prisioneros como héroes, la posibilidad de que alguno de ellos sea un espía o lleve un dispositivo indetectable forzará a Hamás a implementar largos periodos de cuarentena y vigilancia. Esto retrasará su reintegración y sembrará tensiones internas. Si deciden confiar en estas personas sin realizar un control exhaustivo, arriesgan toda su infraestructura. Por el contrario, si aplican medidas extremas, es probable que alienen a sus propios miembros, debilitando su cohesión.

El uso de inteligencia artificial por parte de Israel añade otra capa de sofisticación. Esta tecnología, ya empleada exitosamente contra Hezbolá, permite monitorear y analizar a gran escala sin necesidad de una presencia física. Desde la detección de patrones de comportamiento hasta la localización de anomalías en tiempo real, la inteligencia artificial convierte a los prisioneros liberados en una amenaza constante y omnipresente para Hamás.

En definitiva, lo que aparenta ser una victoria de Hamás es, en realidad, una jugada magistral de Israel. Con su superioridad tecnológica y estratégica, transformó la liberación de prisioneros en una herramienta para socavar la confianza y la operatividad de su enemigo. Como una manzana envenenada, estos prisioneros llevan consigo no solo los riesgos de la infiltración, sino también el potencial de desestabilizar a Hamás desde sus cimientos. Israel demuestra, una vez más, que en el juego de la supervivencia, la tecnología y la inteligencia son las piezas clave para mantener la ventaja.

Las cosas como son.

Mookie Tenembaum aborda temas internacionales como este todas las semanas junto a Horacio Cabak en su podcast El Observador Internacional, disponible en Spotify, Apple, YouTube y todas las plataformas.

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