domingo 2  de  febrero 2025
OPINIÓN

La "vacuna" Abdala, otra mordida castromadurista

Diario las Américas | OMAR ESTACIO Z.
Por OMAR ESTACIO Z.

No vamos a escribir sobre vacunas. Sería impropio que lo haga quien no es especialista en la materia. Otra cosa es que, a lo largo de estos calamitosos veintitantos años, los venezolanos nos hayamos convertido en verdaderos eruditos en lo que se refiere a las corruptelas que son capaces de cometer los que han desgobernado nuestra muy querida exVenezuela en comandita con la mafia castrocubana.

La autollamada Revolución Bolivariana, vive para robar y roba para vivir. Es su ethos, su leitmotiv, su imperativo cromosómico, el saqueo de toda riqueza o miseria, pública o privada, en cualquier circunstancia. Fortuita o previsible. Por obra de la naturaleza o por la mano del hombre. Producto del azar o del esfuerzo personal o colectivo. Por dichosos o infortunados, se han valido y se seguirán valiendo de cualquier acontecimiento para el enriquecimiento ilícito, sin que se les salve ninguno y la presente pandemia no se les podía escapar así como así.

¡Al demonio! Conque “eso” que lleva el remoquete de Constitución Bolivariana de Venezuela consagre el principio de la transparencia en la administración pública. No había aún el coronavirus tocado nuestros puertos y aeropuertos cuando la narcotiranía decidió tratarlo con la mayor opacidad, con el mayor secretismo, a través del decreto número 4.161 del 13 de marzo de 2020 que sentó las bases para mandar ¡preso, carrizo! a todo el que informase, aparte de ellos, detalle alguno, del flagelo.

El director del postgrado de Medicina del Hospital Universitario de Maracaibo, doctor Freddy Pachano -el primer- perseguido por la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim), por orden del guapetón que usurpa funciones de gobernador del estado Zulia. Igualmente los doctores, Luis Araya en Lara, excarcelado con medidas cautelares; la doctora Carmen Hernández presa, en Nueva Esparta; el doctor Jorge Yéspica, preso también, en Aragua. Seguidos, de un largo rosario de trabajadores de la salud, enfermeras, camilleros, paramédicos, reprimidos, por lo que varias organizaciones gremiales hicieron llamados de respeto a los derechos humanos.

Los comunicadores sociales, tampoco se podían salvar de esta razzia, como lo atestiguan las 18 detenciones denunciadas por el Colegio Nacional de Periodistas. Hasta los padres de un reportero, Darvison Rojas, fueron a dar a la cárcel por el delito de informar veraz y oportunamente, que según el régimen cometió su hijo.

Las desinformaciones del pisaverde que asumió la vocería oficialista sobre el tema, se repitieron una tras otra: Ocultamiento de los verdaderos números de muertos y contaminados; manoseo de la figura de nuestro beato, José Gregorio Hernández en la promoción de supuestas gotas milagrosas, como el Carvativir; mentidos y desmentidos del propio Maduro sobre el pago de las vacunas a través del COVAX para llegar a la coda del desprecio; la burla, el desdén por la salud, la vida y el Patrimonio Público de los venezolanos -como detallaremos- con la pretensa vacuna cubana, que mal puede ser calificada como tal, porque no ha sido avalada por la Organización Mundial de la Salud, la Oficina Panamericana de la Salud, aparte de los alertas de la Academia Nacional de Medicina y numerosos actores con auctoritas en la materia.

Además de los irreparables daños humanos, se juegan millones de dólares en el asunto. Cualquiera que se tome la molestia de averiguarlo, (con el enlace siguiente entre muchísimas fuentes.

https://www.healthline.com/health-news/how-much-will-it-cost-to-get-a-covid-19-vaccine#What-we-know-about-distribution-and-administration-costs )

constatará que el costo aproximado de las principales vacunas es como sigue: La elaborada por Moderna, primera y segunda dosis a un estimado de US $ 32,00 a US $37. La elaborada por Pfizer, primera y segunda dosis a un estimado de US $39.00; la Johnson & Johnson’s una sola dosis, un estimado de US $10; la AstraZeneca, la más económica de US $6 a $8 dólares las dos dosis; la Novavax US $32 las dos dosis. Los lectores se servirán, calculadora en mano, totalizar el monto final de las posibles remesas. Se les alebrestan las tripas perpetradoras a las huestes gobierneras con semejante cantidad de dígitos.

¿Cómo explicar que, en un país sumido en la más espantosa miseria y en la más pavorosa incuria sanitaria, Maduro se haya jactado de no “mendigar vacunas”? ¿Cómo explicar que haya rechazado donaciones o renunciado a utilizar el auxilio de entes multilaterales? ¿A cuento de qué ese empeño de comprar doce millones de la pretensa vacuna Abdalá, cuyo precio no aparece en ningún boletín y de cuya efectividad todos dudamos? ¿Quién se cree el cuento que la destartalada medicina castrocubana es más económica y eficiente que los más afamados laboratorios del mundo entero?

Dado el prontuario revolucionario, en lo que a corrupción se refiere, el cronista no se traga el cuento de la pretendida ideologización en la escogencia del país fabricante de las vacunas. Por el contrario, nos consideramos con legítimo derecho a presumir, iuris tantum, salvo que nos demuestren lo contrario, que tras el “capricho” con la vacuna cubana se agazapa, un monumental mordida o guiso para usar la germanía de la narcopandilla que tiene secuestrado el poder en Venezuela. Enriquecerse de manera ilícita a costa de la salud de todo un pueblo, tendrán que pagarlo muy caro.

@omarestacio

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