viernes 14  de  febrero 2025
ANÁLISIS

Maduro recurre a sus diplomáticos para romper el aislamiento internacional

Del quiebre que causó la revolución bolivariana sobre Venezuela, su Servicio Exterior fue la primera víctima. Era necesario para el proyecto expansionista del presidente Hugo Chávez, liquidar cualquier resquicio de profesionalidad para ganar, en cambio, funcionarios serviles a su causa continental
Por FRANK LÓPEZ BALLESTEROS

@franchuterias

El régimen venezolano busca refuerzos para enfrentar la presión externa que se avecina para 2020, con dos escenarios poco favorables. Un eventual llamado a elecciones para destrabar la crisis, y el usual efecto que el “factor Venezuela-Cuba” tendrá en las presidenciales de Estados Unidos donde Donald Trump mostrará –y ofrecerá–, todo lo que pueda para conquistar el voto duro de Florida.

Del quiebre que causó la revolución bolivariana sobre Venezuela, su Servicio Exterior fue la primera víctima. Era necesario para el proyecto expansionista del presidente Hugo Chávez, liquidar cualquier resquicio de profesionalidad para ganar, en cambio, funcionarios serviles a su causa continental.

En 2002 arrancó el proceso de “limpieza” en el Ministerio de Relaciones Exteriores venezolano. Embajadores, Ministros Consejeros y consejeros de carrera, con años de trayectoria y experiencia a cuesta, fueron desplazados, perseguidos, agobiados y finalmente depuestos por funcionarios de rangos inferiores o de la rama administrativa, en ambos casos, sin la experiencia o formación que se requería para ocupar estas posiciones.

Este fue un primer quiebre en la estructura de la carrera diplomática venezolana. Como eso, todo el orden institucional que sostiene a una República.

Se presentaron anomalías como Terceros, Segundos y Primeros Secretarios designados como directores de despachos, embajadores e incluso viceministros. En estos casos la fidelidad política roja privó sobre la formación, experiencia, el conocimiento de idiomas, negociación y hasta geografía, que solo el fogueo y los años de servicio pueden dar a un funcionario diplomático.

En una segunda fase, los diplomáticos de carrera en la Cancillería -como se le conoce en Venezuela al Ministerio de Exteriores- fueron reemplazados en sus funciones en el exterior por los llamados “diplomáticos bolivarianos”: en su mayoría, ciudadanos sin ningún tipo de experiencia o formación en esta delicada área de Estado, y cual plaga de langosta en el desierto, ocuparon los cargos en la mayoría de las embajadas, consulados y Misiones Permanentes venezolanas en el exterior.

Esto llevó a ascensos maratónicos de porteros a viceministros; personal local contratado como traductor a Embajadores Alternos, y un sinnúmero de irregularidades que afectó poderosamente las relaciones exteriores de Venezuela, ya que al no tener la más mínima noción del trabajo a ejecutar y el cómo, la diplomacia chavista-madurista sentó su propia doctrina: “mientras vaya viniendo, vamos viendo”.

Se generó, entonces, un debate casi moral a lo interno de los escasos funcionarios de carrera aún activos en el Ministerio de Exteriores. El eufemismo de catalogarse como “funcionario de Estado” permitió a muchos resistir y sobrevivir en una estructura hostil y carente de profesionalismo en la cual ser “personal de carrera” ha sido sinónimo de opositor a los principios políticos de la revolución bolivariana.

Sin embargo, en 2019, las autoridades del bautizado Ministerio del Poder Popular para Relaciones Exteriores realizaron un proceso de actualización e ingreso para los funcionarios de carrera y los funcionarios “a la carrera” con interés de ser admitidos como diplomáticos profesionales.

Este proceso del llamado “concurso” tiene como objetivo real ingresar como funcionarios de carrera a todos los hijos de políticos, familiares, amantes, exesposas y esposos, militares de retiro, y oportunistas vestidos de rojo, a la carrera diplomática.

La mala noticia para estos ciudadanos, sean de carrera o “a la carrera” es que las resoluciones que recibirán en los próximos días carecen de validez legal, pues son generadas por el Gobierno usurpador de Maduro el cual fue elegido en un proceso electoral nulo, irrito y que no cumplió con las normas mínimas de la democracia. En el peor de los casos, no tiene viabilidad internacional.

Es decir, los nuevos embajadores de carrera designados por Maduro, los segundos en la historia de la revolución bolivariana en ser ascendidos a este rango, serán investidos en sus nuevas posiciones laborales por un gobierno ilegítimo que incluso violó la propia Ley del Servicio Exterior vigente para estos llamados ascensos.

Estos nuevos embajadores: Cristiani Egelbrecht, Jaidys Briceño, José Duarte, Coromoto Godoy Calderón, Carlos Pérez y Gerardo Delgado, junto a los nuevos ministros consejeros, consejeros, primeros secretarios, segundos secretarios y terceros secretarios, constituyen una nueva fase en el plan de destrucción de la carrera diplomática de Venezuela.

En esa batalla moralista que significa enfrentar al monstruo-Estado que es Venezuela, los designados embajadores, que en su mayoría menospreciaron por años al chavismo y ahora el régimen usurpador, están hoy satisfechos porque el mismo monstruo los reconoció.

Es sin duda una paradoja difícil de entender o con lógica racional. Una de las pocas explicaciones cabales es que estos funcionarios sean agentes de inteligencia extranjera y su presencia en Exteriores es importante bajo cualquier circunstancia, aun violando la ley.

Los gobiernos del Grupo de Lima, la Unión Europea y los Estados Unidos deberían enviar un mensaje de rechazo a esta nueva corte y plantearse sanciones de manera individual a todos y cada uno de estos diplomáticos de la revolución bolivariana.

Estos funcionarios y sus nuevos rangos, así como su aceptación en la escena internacional, constituirían de forma tajante un acto de reconocimiento al gobierno usurpador, que desesperadamente quiere limpiar su imagen en este nuevo año 2020, cuando más países y gobiernos -de los 60 actuales-, pueden reconocer a Juan Guaidó como legítima autoridad de Venezuela.

Hasta ahora un grupo de diputados a la Asamblea Nacional se ha planteado presentar la lista de los ascensos, de unos 60 funcionarios, que ejecutó el Ministerio de Relaciones Exteriores para censurar las designaciones.

La idea es presentar los nombres al Grupo de Lima y el Departamento de Estado de Estados Unidos con el fin de que sean vetados. En su defecto, sancionados, siguiendo lo dispuesto por la Comisión de Política Exterior, que en 2018 aprobó una resolución que condenaba estas funciones de ejercidas por Maduro sin aprobación del Legislativo.

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