Será el afán de seguir repartiendo pobreza a justos por pecadores de Cuba. O lo apurados que están los agricultores de Houston por vender sus crías y sus granos a los cubanos desesperados de llevarse a la boca algo sabroso.
Será el afán de seguir repartiendo pobreza a justos por pecadores de Cuba. O lo apurados que están los agricultores de Houston por vender sus crías y sus granos a los cubanos desesperados de llevarse a la boca algo sabroso.
El caso es que La Administración Portuaria de Cuba y la Autoridad Portuaria de Houston (Texas) se han sentado y firmado un acuerdo que dará de comer ¡Por fin! a los cubanos que no tienen ni conexiones con el régimen, ni otra nacionalidad, ni barberías, ni paladares, ni almendrones, pero que son el 70 % de la población cubana. Dicen que llevarán pollo, arroz y frijoles a Cuba. ¡Dios los bendiga!
Esa masa flotante que por no tener, no tienen ni destaque en los titulares de ningún periódico o blog del régimen y, la verdad muy poco en los medios que tratan con merecida crudeza al gobierno opresor de la Isla. Si atraviesas cualquier calle populosa de Cuba, los verás -nos verás-. Son cientos de personas enclenques o apabulladas de carbohidratos buscando alguna cosa no cocinada que llevarse a casa a ver qué receta inventa.
Lo real maravilloso sobreviene al llegar a la casa, apartamento, cuartería o albergue y tomar conciencia de que todo lo que fue cayendo en la bolsa de compra fue casual y azaroso, hasta la propia bolsa comprada a un vendedor subrepticio en una esquina llamada irónicamente comercial. Determinadas tiendas cubanas en Moneda Libremente Convertible, tienen menos productos que la gaveta secreta de un cleptómano.
Volviendo al pollo, al condumio y a la esencia de la intríngulis, ¿Cómo no salivar, si una imagen de estas atraviesa nuestra mente, como esos viejitos enjutos atraviesan la calle armados con la Libreta de productos alimenticios normados, a ver qué se les pega hoy? Cuba al parecer sigue sin terreno para criar aves de corral o de granja y sin terrenos suficiente para que el arroz y los frijoles completen el mes de las familias que dedican su exiguo salario a comprar un jabón de lavar, uno de baño, una botella de aceite de girasol y cinco libras de carne al mes para toda la familia.
La administración Trump, asesorada por personas que no tienen en cuenta a ese 70 % flotante de población hambrienta y desolada de Cuba, prefirió borrar todos los acuerdos comerciales relacionados con la chicha, con el alimento, con la manduca, con el puchero. El cubano es como esa ardilla de la saga de animación “La edad de hielo” (Ice Age) cuya esperanza es atrapar una nuez y comérsela de una vez, pero nunca lo logra. Cada vez que estamos cerca de ‘verlas pasar’, llega alguien bien alimentado y borra los sueños de desayuno fuerte, merienda, comida ligera y cena frugal, de un plumazo.
Los de Houston han dicho que "Cuba tiene el privilegio de una posición geográfica estratégica porque por la cercanía de nuestras costas pasa todo el tráfico marítimo internacional, note sur este oeste, los trasbordos de líneas directas.” Para ese 70 % que lo más que hace es aruñar un trocito de algo alguna vez para quitar la monotonía del arroz con frijoles y el pan con cualquier cosa, todo eso es una abstracción moderna. Porque ni la posición geográfica, ni el tráfico marítimo internacional, se comen.
Para colmo, hacen una Asamblea del Poder Popular, critican a los viajeros dueños de restaurantes que viajan más, incluso que los hijos de todos los altos dirigentes de la Revolución ¡¿Habrase visto peor pecado!? y no les queda más remedio que eliminar facetas cuentapropistas que al menos vestían con ají cachucha y cebollas diminutas nuestro plato.
La Resolución 22/2017 del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS), que prohíbe "definitivamente" las licencias para algunos negocios y suspende "por el momento" los permisos para otro grupo de actividades "por cuenta propia", se suma a la orden ejecutiva que revierte el acercamiento bilateral entre EEUU y Cuba, o viceversa. A veces no se sabe por cuál lado palpita el corazón de Castro o de Trump, pero de ese 70% de cubanos salivando por algo de proteína no es.
A la espera del anuncio formal de las nuevas regulaciones que hará la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) el próximo 15 de septiembre, la Autoridad Portuaria de Houston pretende exportar hacia Cuba productos permitidos, parece que el pollo tendrá un segundo renacimiento en la isla y a ver con qué criterio lo reparten sobre todo entre el otro 30% que no lo necesita tanto. Justos por pecadores.