Una tendencia que comenzó desde la Guerra Civil y sigue anclada en la era actual habla de una suerte de destino fatídico en la política estadounidense que hace que, las elecciones de mitad de mandato casi nunca favorezcan al partido que controla la Casa Blanca.
“Durante 1935, el país se había recuperado algo después de la Gran Depresión, pero, tanto empresarios como banqueros estaban en contra del programa New Deal, o nuevo contrato, de Roosevelt porque había sacado a Estados Unidos del patrón oro y permitidos déficits en el presupuesto. Roosevelt respondió con nuevas reformas: Seguridad Social, impuestos más altos para los ricos, nuevos controles sobre los bancos y los servicios públicos y un programa de ayuda para los desempleados”, recordó Don Gonyea en su artículo La Devastadora Historia de las elecciones de medio mandato, escrito en 2014.para NPR.
Sin embargo, el presidente Franklin D. Roosevelt, quien venía de ganar cuatro elecciones, perdió contra los republicanos que se hicieron con el poder legislativo en 1938.
Entre 1946 y 1954, ambos partidos intercambiaron el control del Congreso, pero a partir de 1955, los demócratas obtuvieron mayorías en ambas Cámaras después de cada elección, hasta que llegó la llamada Revolución Reagan de 1980, cuando el conservadurismo político estaba en pleno apogeo.
En 1986 se percibía una cierta fatiga y los votantes les dieron la victoria legislativa a los demócratas.
A diferencia de las elecciones estatales y locales, las de mitad de mandato se efectúan coincidiendo con la mitad del periodo presidencial.
Este año tanto el Senado como la Cámara Baja, de mayoría demócrata, podrían terminar en manos republicanas.
“Hay mucho en juego en las elecciones intermedias de 2022: el destino de la agenda del presidente Joe Biden, el liderazgo en las capitales estatales del país y un posible regreso del expresidente Donald Trump en 2024. Las estrechas mayorías demócratas en el Congreso son vulnerables, y la sanción tradicional a mitad de período dirigida al partido en el poder, favorece a los republicanos para recuperar el control de la Cámara y muy posiblemente del Senado en otoño”, comentó el analista electoral Steve Shepard, de portal mediático POLÍTICO.
En el Congreso se juegan 435 escaños de la Cámara de Representantes y un tercio de los escaños del Senado.
Los ganadores se determinan por voto popular, a diferencia del sistema de colegio electoral utilizado para elegir al presidente.
Con un índice de desaprobación históricamente bajo, Biden le está dificultando el camino a los candidatos demócratas, particularmente en cuatro de los estados que podrían decidir el control del Senado.
Ellos son el senador Mark Kelly en Arizona, el senador Raphael Warnock en Georgia, la senadora Catherine Cortez Masto en Nevada y la senadora Maggie Hassan en New Hampshire.
En Nevada, por ejemplo, una encuesta de la Universidad de Suffolk reveló que el índice de aprobación de Biden estaba apenas en un 35%.
Para la encuestadora Gallup “tres cuartas partes de los estadounidenses, están insatisfechos con la dirección que ha tomado el país”.
Un revés para Biden fue la decisión de la jueza federal de distrito de Florida, Kathryn Kimball Mizelle, de adelantar la anulación del mandato de la administración sobre el uso de mascarillas en el transporte aéreo y público.
Aunque la Casa Blanca podría apelar si es necesario, muchos, incluidos demócratas y ciertamente republicanos, creen que es hora de abandonar el uso del tapabocas, pese a que una nueva variante de ómicron se está extendiendo por el país.
Así mismo, el reciente anuncio del Ejecutivo de poner fin a la orden de salud pública conocida como Título 42, una política fronteriza que permite la deportación rápida por motivos de salud generó fuertes críticas hasta en la orilla demócrata.
El congresista Henry Cuellar (D-Texas) dijo que el presidente Biden está perjudicando a los demócratas antes de las elecciones de mitad de mandato, mientras ayuda a los cárteles de drogas a avanzar, con su reversión del Título 42.
Es cierto que todo puede cambiar en los próximos meses, dependiendo de la inflación, el COVID-19, los desafíos con China, la invasión de Rusia a Ucrania o la inmigración porque en política, las derrotas son provisionales y las victorias efímeras.